Conclusión ¿definitiva? de Misión imposible con un final más tranquilito de lo que se esperaba
La misión, si deciden aceptarla, consiste en obligar a todos sus amigos, conocidos y saludados, a ir al cine a ver Misión imposible: Sentencia final, bajo amenaza de ver La momia en bucle durante 24 horas… Es lo único que le falta decir a Tom Cruise cuando aparece en pantalla, justo antes del inicio de la película, para agradecerle al público su asistencia. No en vano, la saga Misión imposible es el cine espectáculo por antonomasia, hecho para que la masa social levante el culo del sofá y acuda al cine en tropel a ver sus episodios en pantalla grande. Como debe ser. Y en el caso de Misión imposible: Sentencia final, aún por un doble motivo más: saber cómo continúa la misión iniciada en Misión imposible: Sentencia mortal – Parte 1, y ver cómo concluye definitivamente la saga.
Han sido ocho películas repartidas en treinta años, que se dice pronto. Por eso había curiosidad por descubrir cómo Tom Cruise y Christopher McQuarrie habían planteado este episodio final, si cerrando la puerta y tirando la llave al océano, como hicieron las sagas de Harry Potter, El planeta de los simios o Lobezno, o dejando la puerta entreabierta para poder volver a entrar sigilosamente en mitad de la noche… Misión imposible: Sentencia final sigue en todo caso la línea marcada en Misión imposible: Sentencia mortal – Parte 1 en cuanto a duración y ritmo. Esperábamos que Sentencia final fuera un gran finale más ágil, más rápido y más cañero, pero es igual de extenso y tranquilito que Sentencia mortal. 2 horas 45 minutos tomándose su tiempo para presentar trama y personajes, y con unas escenas de acción más dosificadas de lo que cabría esperar, priorizando la complejidad técnica por delante del frenetismo.
"Deberíamos fichar a Matthew Broderick por haber hecho Juegos de guerra"
Eso, y un autobombo en forma de autohomenaje como final de fiesta, en el que solo falta un banquete a base de jabalíes en la más pura tradición de Astérix y Obélix, con todos los personajes que han participado en la saga a lo largo de estos treinta años, invitados como comensales. El resto, la continuación de la misión iniciada en la Parte 1 con ligeras novedades: Tom Cruise con look guaperín noventero de media melenita rememorando tiempos más mozos como los de Misión imposible 2, Esai Morales destituido como villano por soseras en pos de la Inteligencia Artificial como ente absoluto deseoso de aniquilar la humanidad a base de misilazos, y nuevos fichajes para el equipo, en caso de acometer nuevas misiones futuras con o sin Tom Cruise (un recuerdo desde aquí a Jonathan Rys Meyers y Jeremy Renner).
Nada que ver pues, como en otras ocasiones, con evitar que el terrorista de turno suelte una bomba fétida en día de Clásico con el campo a rebosar, o que una agencia secreta enemiga amenace con reponer por milésima vez la serie Verano azul. Un episodio de cierre merece la mayor misión a la que Ethan Hunt se haya enfrentado jamás, y esa es evitar la destrucción total del planeta, enfrentándose al enemigo más poderoso sobre la faz de la Tierra. Un enemigo que no se puede ver ni tocar, una IA prima hermana de Skynet que amenaza con apropiarse de todos los arsenales de misiles de todas las potencias militares del mundo, y jugar de forma real la partida de marcianos definitiva, como ya quería hacer la IA Joshua de Juegos de guerra hace más de cuarenta años.
“Misión imposible: Sentencia final adolece de no tener el gran finale que la película y la saga merecen”
Misión imposible: Sentencia final sigue así la estela de Sentencia mortal para bien y para mal. En conjunto es una peli de Misión imposible la mar de correcta, pues conserva todos los elementos marca de la casa que no pueden faltar, como las máscaras faciales del “Força Barça”, lucir más localizaciones exóticas que un anuncio de Costa Cruceros, contar una trama más enrevesada que la de la factura de la luz, y mostrar una acción tan espectacular que deja al mismísimo James Bond a la altura de un aprendiz de boy scout. Pero en su contra tiene que no es todo lo cañera que debería ser tratándose del episodio final. Misión imposible: Sentencia final adolece de no tener el gran finale que la película y la saga merecen, y eso nos deja con un sabor de boca poco menos que agridulce.
El episodio final de la saga Misión imposible merecía un clímax con una set piece de una hora por lo menos, con una cuenta atrás no apta para cardíacos, celíacos y helíacos, en la que Tom Cruise debiera realizar como mínimo todas las pruebas de un pentatlón en una pasarela cubierta de pieles de plátano, en llamas y con un tigre en el extremo, sobre un mar infestado de tiburones, pirañas y cocodrilos, a ritmo, cómo no, del tema de Lalo Schifrin. En lugar de eso, Christopher McQuarrie y Tom Cruise nos ofrecen una secuencia de acción de vuelo que pese a su espectacularidad y a su dificultad técnica, sabe a poco como traca final, tanto por su narrativa como por la sensación de déjà vu que provoca. Una secuencia que estaría cojonuda a mitad de peli, pero que no está la altura (manda huevos, sucediendo en una avioneta) como gran finale.
"Lo siento compi, te has quedado sin trabajo. Ya te iré llevando comida "
McQuarrie y Cruise están tan encantados con que sea el propio Tom Cruise quien reliza las secuencias de acción sin necesidad de dobles, que olvidan que a pesar de la dificultad del rodaje y del mérito que entraña protagonizarlas, por mucho que les joda, no es suficiente. Y lo mismo va para la otra gran secuencia de acción de la peli, una de buceo en la que se recrean incluso demasiado, de tanto que les gusta mirarse el ombligo, pero que tampoco aporta la emoción esperada. Y si una secuencia de acción de Misión imposible no es emocionante, se pierde en el tiempo como lágrimas en la lluvia, por muy real que sea la escena. Díganme si no, qué recuerdan de El especialista, pese a haberse rodado toda la acción con Ryan Gosling sin trampa ni cartón.
Por todo ello, de las cuatro entregas de la saga escritas y dirigidas por Christopher McQuarrie, el díptico Sentencia mortal + Sentencia final resulta en conjunto inferior a Nación secreta y a Fallout, por ser estas dos más cortas, más concisas y más cañeras. Aunque eso no empaña por supuesto el nivel global de la franquicia, incuestionable gracias también a la primera y a la tercera parte. Por eso es una decisión acertada poner punto y final a la saga. “Con ocho basta”, como rezaba el título de la serie familiar de finales de los 70… Todo lo que se podría hacer a partir de ahora resultaría inferior o parecería ya visto, sin contar con que por mucho que Tom Cruise esté hecho un chaval, ya cuenta 62 primaveras. Han sido ocho películas en 30 años y más de 4.000 millones de dólares recaudados hasta la fecha, así que Tom: misión cumplida.
INFORME VENUSVILLE
Venusentencia: Copas de yate
Recomendada por Kuato a: quien quiera ver a Tom Cruise ondeando su media melenita al viento de las alturas.
No recomendada por Kuato a: quien espere tener un infarto en los minutos finales de la peli.
Ego-Tour de luxe por: lo poeta-filósofo que nos ha salido Luther (Ving Rhames) y nosotros sin saberlo. Escondido se lo tenía.
Atmósfera turbínea por: que puestos a homenajear la saga, no homenajeen el mostacho de Henry Cavill de Fallout en ningún momento.
■ MISIÓN IMPOSIBLE: SENTENCIA FINAL. "Mission: Impossible - The Final Reckoning" (2025). Dirección: Christopher Mcquarrie. Guión: Christopher McQuarrie, Erik Jendresen. Reparto: Tom Cruise, Hayley Atwell, Ving Rhames, Simon Pegg, Vanessa Kirby, Esai Morales, Pom Klementieff, Mariela Garriga, Henry Czerny, Holt McCallany, Janet McTeer, Nick Offerman, Hannah Waddingham, Angela Bassett, Shea Whigham, Greg Tarzan Davis, Charles Parnell, Frederick Schmidt. ESTRENO EN VENUSVILLE: 23/05/2025.
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