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SITGES 2013 crónica día 5: Teorías del caos

   

Teorías del caos

5º día de festival: Coherence; Only
God Forgives; Hooked Up; Wrong Cops

Por Chema Pamundi

 

<Una de las pericias que he ido desarrollando a base de años de experiencia cubriendo el Festival de Sitges es cierta capacidad para “esquivar balas”, es decir, detectar películas tostón que no aportan nada, y saltármelas tan ricamente. Cuando te pasas tantísimas horas al día viendo cine es fundamental saber renunciar a ciertos peñazos, que te cargan innecesariamente la cabeza y te quitan horas que podrías emplear mejor en dormir o en avanzar la escritura de las crónicas diarias. Hoy a media mañana dudaba entre ver Real en el Auditori, o Gente en sitios en el Prado. La primera era una japonesa de 127 minutos, a la que varias críticas definían como “una versión introspectiva de Origen” (Diosss…). La segunda era una comedia española de sketches, que en la nota de prensa oficial venía descrita como “la irreductible poesía de la condición humana frente a las embestidas de lo extraño”. Tras dudar un rato entre ambas he tomado la decisión más coherente: me he ido al tenderete de los bocadillos a comer algo y tomar el sol. Diversos colegas me confirman que las dos han sido a cual más insufrible, así que no puedo estar más contento de mi buen olfato.

   Por cierto, noticia curiosa: al final parece que han calado las quejas de los “acreditados tipo B” por el tema de las sesiones de tarde a las que no se nos dejaba entrar, y desde hoy todas las proyecciones de tarde del Auditori se han convertido en abiertas para la prensa de cualquier tipo (sin necesidad de sacar tickets ni demás zarandajas). Sospecho que en esa decisión habrá pesado lo suyo el aluvión de publicidad negativa que se había generado estos días contra el Festival, en forma de comentarios vía Twitter, Facebook, o artículos en blogs y webs diversas (como por ejemplo el Diario de Venusville). Bueno tú, pues bien está lo que bien acaba. Ahora podremos dar una cobertura del certamen bastante más lógica.

   Películas de hoy:

 

 

Coherence (James Ward Byrkit. EE.UU., 2013)

> COHERENCE ficha, fotos y tráiler

 

   Para esto, principalmente, es para lo que un servidor viene cada año al Festival de Cine Fantástico de Sitges. No para ver un gran preestreno como The World’s End u Only God Forgives, que podré disfrutar en cualquier multisala dentro de pocas semanas. Tampoco para ver en pantalla grande películas a las que ya he seguido la pista durante meses (y que por tanto me compraré igualmente en DVD), como Europa Report o We Are What We Are. No. A mí lo que de verdad me pone palote, lo que me alegra el día, es desenterrar tesoros: descubrir, oculta entre toda la morralla, una joya como Coherence, de cuya existencia no tenía ni puñetera idea, que de hecho casi se me pasa por alto (me he quedado a verla por insistencia de un par de colegas), y que se acaba convirtiendo en uno de los dos o tres títulos que más se me graban en la memoria de todo el certamen.

   Explicar una sinopsis mínimamente prolija de Coherence equivaldría a reventarle toda la gracia, pues ésta es una cinta que se disfruta mucho más cuanto menos se sabe sobre las sorpresas y vericuetos que encierra su trama (al menos en un primer visionado; porque Coherence, como Memento u Origen, es de esas películas que demandan ser vistas más de una vez). Baste decir que va sobre un grupo de amigos que se reunen para cenar en una casa... y les ocurren cosas bastante espeluznantes; y no me refiero a ninguna de las “cosas” típicas del cine de género. O sea ni psicópatas, ni fantasmas, ni nada parecido.

 

CRÓNICA_5_2

"La parte contratante de la primera parte... tiene mil y una partes contratantes alternativas"

 

   El guión de Coherence es un “puzzle follamentes” muy bien armado, que parte de una premisa simplísima y la va complicando de manera exponencial hasta alcanzar su masa crítica con uno de esos finales “What the fuck?” que te dejan en estado de atontamiento hasta mucho después de que se hayan acabado los títulos de crédito. Casi nada de lo que ocurre durante sus 90 minutos es banal, todo son piezas que, más tarde o más temprano, acabarán encajando en la trama.

   Sí acaso, se le puede achacar a la película cierta morosidad a la hora de arrancar, o una austeridad de medios que la hacen visualmente repetitiva, pero precisamente lo que la hace especial está en esas carencias, en el hecho de haber sido rodada con un presupuesto mínimo y prácticamente en un único decorado, utilizando el sonido, los encuadres de cámara y el montaje como sustituto de los efectos especiales. Cuando una pala de ping pong metida en una caja genera en la audiencia murmullos de sorpresa, sabes sin lugar a dudas que hay algo intangible que la película está haciendo muy bien. Coherence convierte la necesidad en virtud, demostrando que en realidad, para hacer buen cine fantástico solo se necesita ir holgado de una cosa: talento.

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Copas de yate
     

 

 

 

Only God Forgives (Nicolas Winding Refn. Dinamarca-Francia, 2012)

> ONLY GOD FORGIVES ficha, fotos y tráiler

 

   Quien se espere una especie de "Drive 2" quizás quede defraudado con Only God Forgives, que supone un retorno de Nicholas Winding Refn a ese cine más seco, ensoñador y contemplativo que ya nos había mostrado en Valhalla Rising. Sin embargo, que la película pueda ser distinta a lo que muchos querrían ver no significa que sea peor, y por eso me deja pasmado la hostilidad con la que fue recibida por la crítica del pasado festival de Cannes (incluso hubo algunos pitidos al final de la proyección), una actitud cateta que solo puedo entender desde las ganas que algunos tienen de desmontar el hype generado por Drive. Porque por lo demás, no debería quedar más remedio que reconocer que Only God Forgives es un puñetero peliculón. Y punto.

   La acción tiene lugar en un Bangkok que parece salido de una pesadilla de neón, en el que dos hermanos mafiosos de origen americano (tiene pinta de que se han establecido allí huyendo de su país natal) dirigen un negocio de tráfico de drogas bajo la tapadera de un club de boxeo muay thai. El menor de los dos es Julian (Ryan Gosling), un tipo hierático y taciturno que parece estar permanentemente sedado (aunque intuímos que por dentro se entera de todo lo que pasa a su alrededor). El hermano mayor es Billy (Tom Burke), un psicópata en potencia al que le gusta follarse a menores de edad. Una mala noche Billy muere tras asesinar a una chica de 16 años, lo cual desata un reguero de venganza que implicará a Julian, al jefe de la policía local Chang (escalofriante Vithaya Pansringarm), y a la propia madre de Julian (Kristin Scott Thomas en la interpretación más intensa que se le recuerda), una matriarca mafiosa que parece la versión moderna de Lady Macbeth.

 

CRÓNICA_5_3

"Si es como Taxi Driver en Bangkok, entonces debería titularse `Tuc Tuc Driver`"

 

   En cierto modo Only God Forgives es como una película de “venganzas interruptus”: la madre de Julian intenta que la muerte de su primogénito no quede impune, pero se topa una y otra vez con el jefe de policía Chang, erigido en una especie de ángel exterminador cuya espada (y no hablo en sentido figurado) castiga con el ojo por ojo a todo aquel que intenta tomarse la justicia por su mano (y después de haber matado o mutilado a quien toque, se relaja cantando melosas canciones de amor en un karaoke, con la misma cara de absolutamente nada). Julian, mientras tanto, lo escruta todo sin saber qué partido tomar. Sus razones tiene. ¿Qué pesarán más, las obligaciones familiares o las consideraciones morales?

   Only God Forgives es una maravilla sensorial que te atrapa desde el minuto uno con una fotografía alucinante, un diseño de producción preciosista pero nítido, un prodigioso uso de la cámara lenta, una música hipnótica que intensifica la potencia de todo lo que ocurre en pantalla (Cliff Martínez ya nos tiene acostumbrados a mejorar cualquier película para la que compone una banda sonora), y sobre todo una narrativa cien por cien visual y orgánica, llamativa por su absoluta parquedad de diálogos (Julian no debe decir más de media docena de frases en todo el metraje; el jefe de policía Chang ni eso). A lo largo de su filmografía, Windign Refn ha ido desarrollando un estilo visual que bebe de los mejores: Kubrick (los travellings frontales por escenarios estáticos y simétricos), Coppola (la cara de roca pulida de Gosling avanzando por una oscuridad que apenas deja ver sus rasgos, como el Martin Sheen de Apocalypse Now), Scorsese (ese Bangkok nocturno y semidesierto que recuerda al Nueva York de Taxi Driver)... Una “marca de fábrica” que parece haber alcanzado ahora su máximo nivel de depuración. ¿Mejor o peor que Drive? Aunque compartan el mismo ADN básico, son dos películas casi incomparables. Dos caminos distintos para llegar a la obra maestra.

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Venus Hall of Fame
     

 

 

 

Hooked Up (Pablo Larcuen. EE.UU., 2013)

> HOOKED UP ficha, fotos y tráiler

 

   Una de las iniciativas más curiosas de la presente edición del Festival ha sido la creación del Phonetastic Sitges Mobile Film Festival, una serie de talleres, concursos y demás actividades relacionadas con películas y cortometrajes rodados mediante smartphones y tablets. El producto estrella del asunto pasaba por ser Hooked Up, largo de debut del joven director catalán Pablo Larcuen, filmado por entero usando un iPhone 4S y con un presupuesto inicial de poco más de 14.000 euros (que en la postproducción aumentaron hasta los 30.000 gracias al apadrinamiento de Jaume Collet-Serra).

   Hooked Up cuenta la pesadillesca noche de farra dos veinteañeros yanquis en "Barcelona la nuit". Uno de ellos está deprimido tras haber roto con su novia, y el otro ha planeado el viaje con la intención de que su amigo recupere la sonrisa a base de echar polvos con barcelonesas facilonas. Ya en la primera noche, los dos pataliebres conseguirán ligar con un par de mocitas locales, pero cuando vayan al piso de una de ellas a consumar la caidita de Roma, todo dará un inesperado (bueno, no tanto) giro hacia el horror: quedarán atrapados en la casa sin poder huir, mientras alguien o algo intenta acabar con ellos...

 

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"Lo siento, cuando nos dijeron que se nos llevaban al huerto para follarnos vivos, creí que era otra cosa"

 

   Es curioso que se venda como gran reclamo publicitario el hecho de que una película esté rodada con un teléfono móvil, cuando en realidad se trata de una limitación narrativa y técnica como la copa de un pino, y tampoco podemos decir que sea algo demasiado nuevo. Si estamos hablando de películas de formato "cámara en mano", o de cortapisas creativas auto-impuestas, Hooked Up llega bastantes años tarde respecto a El proyecto de la bruja de Blair o el movimiento Dogma 95. Probablemente la cosa sea bastante más sencilla, y Pablo Larcuen haya rodado su película de ese modo porque era la única manera viable de hacerla sin apenas dinero, y porque sabía que el formato iba a llamar la atención. Por lo tanto, intentemos ser ecuánimes y juzgar Hooked Up por lo que es, desprendiéndonos del hype que lleva asociado.

   ¿Y qué es Hooked Up? Pues una película hecha por estudiantes de cine (ni más ni menos) a la que no se le puede negar cierto salero, pero que calca demasiados trucos narrativos de REC. (con un hilo argumental diferente, eso sí), adolece de un guión sin apenas sustancia, y ni siquiera da demasiado miedo (salvo algún respingo puntual al estilo del tren de la bruja). ¿Es una obra de mérito? Desde luego. Ahora bien, ¿tiene nivel para programarse en un pase de las 18:45 en el Auditori? Ni de coña. Repito lo que dije en la reseña de The Jungle: en esta edición del Festival ha habido películas bastante más esperadas y mejor resueltas, como Contracted o V/H/S/2 (y mucho más rompedoras, como Escape from Tomorrow) que se han tenido que conformar con ser vistas de tapadillo en el purgatorio del Retiro.

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Congelada en carbonita
     

 

 

 

Wrong Cops (Quentin Dupieux, Francia, EE.UU., 2013)

> WRONG COPS ficha, fotos y tráiler

 

   En el año 2010, Quentin Dupieux nos dejó a todos del revés con Rubber, una inclasificable genialidad de terror/comedia surrealista. Sin embargo dos años más tarde, cuando presentó su siguiente obra (la muy divertida Wrong), algunos ya avisamos de que al director francés se le empezaba a ver el cartón: su fórmula de humor absurdo en la que los gags construyen el guión de la película y no al revés (que sería lo normal), tenía una evidente fecha de caducidad. El cine de Dupieux debería haber evolucionado desde entonces, pero no lo ha hecho y esa fecha de caducidad se le ha echado encima.

   Wrong Cops está construída como una serie de sketches vagamente interconectados, en los que seguimos durante un rato las evoluciones de diversos policías de Los Ángeles a los que su trabajo se la suda, y que en vez de ejercer la defensa de la ley se dedican a tareas tan estrafalarias como vender ratas muertas rellenas de marihuana, llevarse mujeres al parking trasero de la comisaría y amenazarlas a punta de pistola para que enseñen las domingas, o componer espantosas melodías electrónicas con un teclado Casio para intentar triunfar en el negocio de la música.

 

"Pues los de Loca academia de policía eran más tontos que nosotros y llegaron a hacer siete películas"

 

   Wrong Cops es todavía más minimalista e inconexa que Rubber o Wrong, que aún tenían un tenue hilo argumental que podía seguirse. Pero en realidad ese no es el problema. El problema es que Wrong Cops no tiene ni de lejos la inspiración cómica ni la capacidad de impacto de sus predecesoras. A diferencia de ambas es un ejercicio masturbatorio a medio cocer, que transmite una sensación de improvisación poco inspirada y una complacencia autoreferencial algo molesta (en una escena aparece el protagonista de Wrong pasendo a su perro; en otra varios personajes ven Rubber por la tele). Dupieux ha perdido la chispa pero sigue estando encantado de haberse conocido. Mal vamos.

   Quentin Dupieux es muy libre de enrocarse todo lo que quiera en el error, y seguir pariendo lo que no dejan de ser repeticiones cada vez peores de la misma película. Al fin y al cabo, es su caja de arena y puede jugar con ella como le dé la gana. Yo me limito a apuntar que, siendo un autor con tanto potencial, sería una lástima que se quedara para los restos como “aquel francés rarito que dirigió la peli del neumático asesino”./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Condenada a alforfones
     

 

 

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