AHORA ME VES… crítica: El truco del almendruco

El truco del almendruco ¿Magos robando a lo grande como ladrones o ladrones realizando grandes trucos de magos? Por Castor Troy

<Ahora me ves… parte de la premisa de mezclar varios géneros entre sí para disfrute de todo tipo de espectadores: tenemos el cine de robos, comedia, fantasía y guiones con trampa, así que en teoría tiene que satisfacer al publico que va al cine a visionarla, pero lo que al principio puede funcionar de buenas maneras acaba empachando al espectador cuando la mezcla es demasiado empalagosa. En el tema principal, que es el mundo de la magia, no hay que ponerle un punto negativo ya que están muy conseguidos los momentos donde la magia hace acto de presencia y hace partícipe al espectador como si estuviera realmente en los shows que se presencian en la película. Parece que han visionado unos DVDs de David Copperfield y han tomado buenas ideas sobre ello, empezando por la presentación mágica de cada uno de los cuatro magos protagonistas, que está muy bien realizada sobre todo en el truco que tiene como principal reclamo a Isla Fisher, que hasta tiene un puntito de humor negro. En lo que es la parte de los robos se parece mucho a películas como Ocean´s Eleven y sucedáneos, donde lo importante no es lo que se roba si no cómo se ha llevado a cabo el robo, y Ahora me ves… también tiene un punto positivo en este aspecto, ya que una vez que se explica el “cómo” consigue sorprender al espectador de buena manera.

   Esto, explicado en elipsis de tiempo, sería la primera hora del largometraje donde parece ser un gran entretenimiento que puede superar las expectativas, pero cuando el mago ya no tiene más trucos sorprendentes y va a lo clásico y aburrido, como podría ser sacarse un conejo de la chistera, como el publico ya ha visto eso antes consigue aburrirlo. Eso es lo que ocurre en la segunda parte del metraje, donde la imaginación da paso a la mecanización, y donde sólo se espera el gran truco final porque lo demás ya no interesa tanto. Por ejemplo hay una persecución policial a un personaje que no trasciende a nada, que se podría haber hecho de una forma mucho más sencilla y no alargándolo hasta el suplicio tal como ocurre, pero esto es Hollywood, y una película de acción no puede quedarse sin una persecución automovilística donde el ruido hace mucho más que el efecto. También se puede trasladar a que los personajes ya no tienen nada más que contar o que hacer, aparte de ese final sorpresa que es lo único que puede llegar a levantar lo que empezó muy bien y siguió muy mal.

"Nos hacemos llamar `Los 4 jinetes` porque no nos han dejado llamarnos `los 4 de Ocean`"

   También hay que añadir que existen historias secundarias que están metidas con calzador, sobre todo las referentes al tema amoroso. En el tema de la fotografía y dirección estoy un poco harto de que en una escena de acción o de suspense se mueva la cámara como si el que la llevara tuviera Parkinson, a mi no consigue meterme más en la escena sino que más bien me provoca un mareo, y mas viniendo de Louis Leterrier, un realizador un poco “malo” dentro de lo que ha firmado como director (Furia de titanes o El increíble Hulk).

   En el apartado actoral parece como una noche, llena de estrellas del celuloide más o menos importantes, pero estrellas al fin de al cabo. Por un lado los veteranos Morgan Freeman y Michael Caine, quienes parece que estén rodando sus papeles con zapatillas de estar por casa, ya que no veo ni un mínimo esfuerzo por hacer algo que no sea cobrar el suculento cheque que les pagan por la película, pero que aún así siempre son admirables de ver. Después, en el grupo de los cuatro magos tenemos ambas caras de la moneda: por un lado Jesse Eisenberg, que no puede estar más encasillado dentro de un papel que le va como anillo al dedo, que es el de personaje creído y bastante repelente. A mí cada día me cae peor este actor, y como siga por estos derroteros todas sus películas tendrán el mismo apartado psicológico (que sí, que en La red social lo hacía genial), y junto a él tenemos a él hermanísimo de James Franco, Dave, que podría unirse al club de los “cara sin sentimientos” ya que no demuestra nada en la pantalla, cosa que su hermano sí puede decir de ello con los ojos cerrados.

"Si quieres saber cómo lo hicieron pregúntale a Michael Caine, que estuvo en El truco final"

   Y en el lado positivo Woody Harrelson, que parece una versión 2.0 de su personaje en Bienvenidos a Zombieland,  un tío socarrón y cachondo que tiene las mejores líneas de dialogo, y un actor que también esta encasillado, sólo que él ya lo sabe. Y la ultima es Isla Fisher, quien demuestra que con poca cosa puede hacer mucho y por eso aprovecha muy bien los minutos en los que sale. En el lado policial que persigue a los protagonistas vemos a un Mark Rufallo en el que su pelo grasiento y su aspecto desaliñado parece actuar con más inteligencia que las otras partes del cuerpo, por lo que poco se puede decir aparte de aprobado justo, y Melánie Laurent, que es una chica bastante preciosa pero que va con el “piloto automático”.

   Película entretenida para una tarde de verano, con una primera hora bastante aceptable pero que en su segunda hora decae bastante y sólo esperas que haya el final sorpresa que todos esperamos (no lo voy a desvelar, pero a mí no me llegó a cautivar del todo), porque un truco de magia puede ser muy bueno, pero si lo repites demasiadas veces acaba cansando./>

INFORME VENUSVILLE
		Sentencia Quaid: Dos Caras Harvey
		Recomendada por Kuato a: gente que le guste la magia, el truco efectivo y que se deje llevar por él; fans de Woody Harrelson e Isla Fisher; y del simple hecho de entretenerse con algo sin mucha exigencia.
		No recomendada por Kuato a: gente que ya no se sorprende con nada, fans de Freeman y Caine, porque aquí los van a ver viejunos y sin ganas, y peluqueros que no soporten el pelo grasiento, ya que Mark Rufallo podría hacer una churrería con todo el que lleva encima.
		Ego-Tour de luxe por: el primer truco de Isla Fisher y los dos shows de los protagonistas en Las Vegas y New Orleans.
		Atmósfera turbínea por: la falta de ideas en su segunda hora y el cabreo de lo que podía haber sido y cómo se desvanece como humo mágico.

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