MEGAMIND crítica: El bueno, el feo y el casi malo

El bueno, el feo y el casi malo Por fin un supervillano que se da de cazos con un superhéroe y no se enchocha con huerfanitas como Gru Por Ray Zeta

<Sobre el papel, Megamind tenía todos los puntos a favor para erigirse como un Venus Hall of Fame claro al proponer un paso adelante, una nueva vuelta de tuerca, un más difícil todavía (sí, hoy estoy inspirado en cuanto a sinónimos, ya lo ven), en el género de los superhéroes en general y en la parodia de éstos en particular.

   Profundizar, ahondar, ir más allá (vale, vale, ya lo dejo, ya…) en las motivaciones que llevan a los personajes protagonistas a adoptar el rol clásico que desempeñan en el universo superheroico y reflexionar sobre ello. ¿Por qué el héroe es el héroe y el villano el villano? ¿Qué ocurre si el héroe se cansa de serlo y prefiere quedarse en casa viendo dibujos de Hannah-Barbera? ¿Y si el villano descubre que ejercer de villano no compensa y le da por abrir un negocio de venta de artículos de broma como los cagarros que salían en Top Secret? Además de, como ya hizo M. Night Shymalan en El protegido, reflexionar también sobre la imperiosa necesidad de la existencia del contrario como razón de ser de uno mismo (¿tiene sentido un supervillano si no hay superhéroe y viceversa?).

"¿Te gustaría saber cómo la tiene un pitufo?"

   Por todo esto Megamind podría haberse consolidado como la peli definitiva de superhéroes, pero DreamWorks se queda a medias con él al apostar (como es habitual en su filmografía a excepción de Cómo entrenar a tu dragón) por un divertimento menor en vez de por una obra mayor. Esa es la diferencia entre ellos y Pixar, y por la cual, mal les pese, sus películas siempre estarán por debajo de la filial de Disney. Porque mientras Pixar realiza PELÍCULAS con mayúsculas, DreamWorks realiza cartoons; cartoons divertidísimos si quieren, pero cartoons al fin y al cabo. Poca diferencia hay entre ver un corto de Bugs Bunny y el Pato Lucas, y este largo de Metro Man y Megamind.

   En Los increíbles por ejemplo, Pixar se toma su tiempo para presentar los personajes y la trama antes de entrar en materia, y pese a no tener ni la mitad de gags, tiene el doble de contenido, obsequiándonos con una obra maestra, una película animada imperecedera que deja de ser una buena peli de dibujos para convertirse en una buena peli a secas. Megamind es en cambio un entretenimiento ligero que por mucho humor que tenga y sea una ágil y coñona parodia del género de los superhéroes, se queda en eso, en una parodia que funciona como un pasarrato cachondón de usar y tirar.

"Esto por insinuar que Penélope Glamour realiza gang-bangs con los pandilleros"

   Y eso que ingredientes para aspirar a algo más no le falta: un prólogo brutal que narra el origen de los dos súpers rivales con claras referencias a Superman; dos protagonistas con un carisma fuera de toda duda: un supervillano que ya hubiera querido ser Gru (al menos se enchocha de una tía buena y no de tres huerfanitas repelentes) con ecos de Lex Luthor sideral, y un héroe que colaría perfectamente como el Pedro Bello del siglo XXI; un guión plagado de giros argumentales narrado con buen ritmo, y con un humor que como es habitual en DreamWorks está plagado de gags y chistes contemporáneos (esas presentaciones de los protas a ritmo de Elvis y ACDC respectivamente, el slogan de la campaña de Barak Obama…), combinados con guiños referenciales (el videojuego Donkey Kong, la imitación de Marlon Brando como Jor-el…), y grandes dosis de acción (imperdonable hubiera sido que hubieran faltado los combates cuerpo a cuerpo).

   Por eso se gana a pulso la merecida Sentencia Quaid de Copas de yate, que no es poco, pero no evita dejarnos cierta amargor de boca al pensar que tenía el Venus Hall of Fame al alcance de la mano, y al preguntarnos qué hubiera sido de él en las garras de Pixar./>

INFORME VENUSVILLE
		Sentencia Quaid: Copas de yate
		Recomendada por Kuato a: los que chalan por igual con la acción de un tebeo de superhéroes que con el humor de un episodio de dibujos de los Looney Tunes.
		No recomendada por Kuato a: estudiosos sesudos del género superheroico más interesados en las motivaciones personales de los personajes que en que le cuenten el chiste de Superman enculando accidentalmente al Hombre Invisible.
		Ego-Tour de luxe por: los giros argumentales. Alabado sea el gran Kuato, por una vez asistimos a una parodia superheróica que no es previsible.
		Atmósfera turbínea por: el personaje de Titán, que aunque inspirado en Jonah Hill, más bien recuerda al Super Nacho de Jack Black.

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