El baño del diablo; ICK; Un cuento de pescadores; Steppenwolf
Es una escena que, con sus variantes, vivo cada año. En alguna sesión la película arranca sin subtítulos y se lía parda. Al cabo de unos minutos, varias voces entre el público empiezan a gritar “¡Subtítuloooos!”. No ocurre nada. Entonces llega una escena larga en la que no hay diálogos, y la gente se calla esperando a ver si el encargado de la proyección ha arreglado la cosa. Pero no, los personajes vuelven a hablar y se comprueba que los subtítulos siguen desconectados. El clamor de silbidos y gritos de “¡Subtítuloooos!” se multiplica… y, entonces, aparecen otras voces, que son las que a mí realmente me sacan de quicio, poniéndose a echar la bronca a quienes están gritando, en algunos casos con el aderezo de algún insulto. “¡Callaos ya, gilipollas!”. “¡Aprended inglés, hostia puta!”.
Ha ocurrido en el pase matinal de Ick, en la Tramuntana. Sus buenos 15 minutos sin subtítulos, hemos estado. El tipo que había sentado a mi lado se mostraba indignadísimo con la gente que gritaba pidiendo subtítulos. Argumentaba que los de la Organización ya lo sabían y estarían tratando de arreglarlo, y que la película se entendía perfectamente para cualquiera que tuviera inglés de nivel FP, y que los gritos no dejaban oír a quienes sí que podían seguir la trama sin subtítulos. Me ha quedado claro que era un tipo muy formado, una mente privilegiada. Nos decía todo esto como buscando complicidad a su alrededor. El de la butaca de delante se la ha dado. Yo no. De hecho, se me ha escapado un poco la risa, he negado con la cabeza y he puesto los ojos en blanco, para dejarle claro que me parecía ridículo sin tener que interactuar directamente con él.
Subtítulos, por favor
Al cabo de un cuarto de hora, sin que allí nadie arreglase nada ni ofreciese explicaciones, buena parte del público se ha puesto a aplaudir al unísono mientras coreaba “¡Eh-eh-eh-eh!”; y entonces sí, ante tal nivel de follón se ha parado la proyección y un voluntario de la organización ha aparecido para decirnos que en 5 minutos lo solucionaban y que perdón por las molestias. Al cabo de 5 minutos, en efecto, la película ha vuelto a arrancar desde el principio, ya con subtítulos. La sala ha aplaudido en masa y nadie se ha vuelto a quejar. ¿Nadie? Bueno, no exactamente. El colega de mi lado ha expresado su fastidio por tener que volverse a tragar el arranque de la película. Sí, un ser humano todo empatía.
Mi opinión es que, en un certamen de la categoría de Sitges, el público que ha pagado 13 putos euros por una entrada (más todos los gastos colaterales y el tiempo invertido en ir y volver del pueblo) tiene todo el derecho a protestar por un mal servicio. Nada más faltaría. ¿Qué hubiera opinado nuestro enojado amigo si la película fuese japonesa? De hecho, el público es bastante comprensivo en general con las numerosas cantadas del Festival, asumiendo con deportividad los retrasos, las salas incómodas y los fallos técnicos. No insulta a nadie cuando surgen problemas y aplaude para dar las gracias cuando se solucionan. Pero también sabe que, a menudo, dichos problemas no se van a solventar hasta que la mayoría de la sala patalee; que es justo lo que ha pasado en este caso.
Al final resulta que sí que hay espectadores gilipollas; pero no suelen ser los que gritan para quejarse de que no funcionan los subtítulos.
Pelis de hoy:
EL BAÑO DEL DIABLO (Veronika Franz, Severin Fiala; Austria, Alemania, 2024)
Trailer, fotos, sinopsis y ficha
Estamos en la Europa Central de mediados del siglo XVIII (a la altura de Austria, más o menos). Agnes es una joven depresiva y alucinada por las estrictas normas religiosas de la época, cuya condición empeora hasta lo desesperante al verse atrapada en un matrimonio en el que es absolutamente ninguneada. Wolf, su marido, la utiliza solo como una herramienta de trabajo con la que ayudar a pagar la casa donde viven, sin fijarse en ella para nada más, ni siquiera para tener sexo. La única mujer a la que Wolf hace cierto caso es su propia madre, que para sorpresa de nadie también cree que Agnes es una inútil. En una sociedad en la que las mujeres eran educadas para acostumbrarse a ser mercancía de segunda clase y vivir en régimen de esclavitud, Agnes asume que toda la culpa es suya, que Dios la está castigando por ser incapaz de complacer a su marido, darle hijos y hacerle feliz.
"Como me quiten el carnet por dar positivo, me joden"
El baño del diablo no está basada en una novela, sino en un libro de divulgación histórica que explica que, en la Europa de aquella época, hay documentados centenares de casos de “suicidio femenino por proxy”, es decir de mujeres que tenían tendencias suicidas pero que, para evitar ir al infierno (el suicidio era pecado mortal) cometían crímenes atroces y automáticamente se entregaban a las autoridades a fin de ser ajusticiadas, lo cual incluía el perdón del cura de turno que les permitiría entrar en el cielo. Es un asunto que hiela la sangre, algo que la película también consigue de manera bastante certera gracias sobre todo a una mortecina puesta en escena, que recuerda a La bruja, y a una interpretación fuera de serie de la actriz protagonista, Anja Plaschg.
El baño del diablo tiene, si acaso, dos problemas. Uno de ellos es su lentitud contemplativa, a ratos exasperante, y el otro es cierta falta de empatía hacia la protagonista, a la que observamos con la frialdad de un entomólogo que le va arrancando patas a un insecto para ver qué ocurre; paradójicamente, este es un modo bastante astuto de demostrarnos lo fácil y orgánico que debió de ser que este tipo de cosas llegaran a ocurrir (la banalidad del Mal y eso), pero queda la duda de si a los autores de la cinta les interesa Agnes como persona, o solo como vehículo de dolor y humillación que les permita ilustrar su argumentario. Salvando las distancias, esta película me genera los mismos dilemas morales que Martyrs, otro título en el que las protagonistas las pasaban morrocotudas y no estaba claro que al director le importasen. Quizás no sea necesario pasar por el mal trago de ver algo tan jodido como El baño del diablo, pero desde luego es necesario que exista
Venusentencia: Copas de yate
ICK (Joseph Kahn, EUA, 2024)
Trailer, fotos, sinopsis y ficha
Hank Wallace (Brandon Ruth) era el típico líder de instituto que lo tenía todo: quarterback superdotado del equipo de fútbol americano, novio de la capitana de las animadoras, deseado incluso por sus profesoras y centro de atención en las fiestas. Todo ese capital de futuro se fue a la mierda cuando empezó a beber: su novia le dejó por el, hasta entonces, bufón de la clase, sufrió una grave lesión que le apartó para siempre del deporte y en general todos le dejaron de lado. Lo que tenía que haber sido una vida llena de éxitos se convirtió en una existencia lánguida, solitaria y fracasada, sin llegar a salir nunca del pueblo, acudiendo a reuniones de alcohólicos anónimos y aceptando un triste puesto de profesor de ciencias en el instituto, como única alternativa laboral a la de cajero de supermercado; y, en estas, que llega el fin del mundo.
Ick supone el esperado retorno a la dirección de Joseph Kahn, un veterano del género de quien no teníamos muchas noticias desde que estrenó Bodies en 2017. A grandes rasgos esto es una actualización de The Blob en clave de comedia universitaria gamberra. Aquí el monstruo informe que amenaza con devorarlo todo son unas pegajosas raíces mutantes llamadas “ick” (los subtítulos las traducen como “el pringue”), que llenan el pueblo desde hace décadas y que siempre habían parecido inertes e inofensivas, pero que de pronto se han activado y han empezado a crecer, infectar y zombificar a todo quisque.
"Para pringue, el título latino de 'La mancha voraz'"
Ick sufre el lastre de un guion tirando a desastroso, que se redime por los pelos gracias a sus divertidos dardos contra la sociedad americana (los adolescentes son wokes de boquilla para follar y escalar socialmente, y los adultos son ultraliberales conspiranoicos). Kahn no ha perdido talento para la sátira y los diálogos afilados, ni para el ritmo adrenalítico cuando toca (aunque aquí, en algunos momentos, más bien parece que se haya pasado con los Red Bulls), pero la cosa deja bastante que desear como cine fantástico. Primero porque no aporta ninguna novedad ni momento memorable, y segundo porque las cualidades y vulnerabilidades del propio “pringue” no se acaban de entender ni parecen consistentes a lo largo del metraje; y, bueno, en el apartado dramático, las tramas secundarias sobre intereses románticos o sobre la posibilidad de que Hank sea el padre de una de las estudiantes son directamente bochornosas.
A pesar de haber dirigido solo tres películas en veinte años (cuatro, si incluimos ésta), Joseph Kahn mantiene intacto el prestigio que se ganó merecidamente en 2011 con Detention, la segunda de ellas. Está bien que así sea, porque es “uno de los nuestros” y tal, pero dicho prestigio no va a renovarse precisamente con Ick, que resulta un esfuerzo muy menor.
Venusentencia: Dos Caras Harvey
UN CUENTO DE PESCADORES (Edgar Vito, México, 2024)
Trailer, fotos, sinopsis y ficha
En un pequeño, sencillo y aislado pueblo de pescadores mexicano empiezan a ocurrir cosas extrañas por las noches, como apariciones de una suerte de ninfa monstruosa que ataca a los hombres desprevenidos, o bancos enteros de peces que aparecen flotando muertos. Al principio, los pocos lugareños que tratan de advertir del peligro son tomados por locos o silenciados a la fuerza; sin embargo, a medida que esos sucesos se hacen más habituales y violentos, el pueblo entero se va poniendo en alerta. La causante de todo parece ser la propia naturaleza, que está castigando a los humanos por haber tratado de domarla y por corromper el mundo con sus miedos, sus deseos y sus odios.
"Jesusito, Jesusito, que los calamares sean a la romana en vez de a la andaluza"
Pieza de folk horror basada en la leyenda de la Miringua, un ser mitológico del lago de Pátzcuaro en el estado de Michoacan, que supuestamente hechizaba a los hombres y los arrastraba con ella para que se ahogasen. Película de bajísimo presupuesto, pero muy bien utilizado y con las ideas muy claras. Su mezcla de maldiciones marinas, arrebatadas historias de amor trágico y denuncia de la destrucción de ecosistemas, ambientada en una especie de Innsmouth mexicano dejado de la mano de Dios, nunca aburre y tiene momentos de una magia hipnótica cuando trata el elemento sobrenatural de la historia, estupendamente combinados con el naturalismo directo y sin rimbombancias que domina las pequeñas historias humanas que se tejen a su alrededor. Esa orgánica mezcla de atmósferas tan dispares es lo más atractivo de Un cuento de pescadores.
Aparte de eso, una serie de personajes bien definidos, que generan empatía y hacen sufrir, unos efectos especiales prácticos, inteligentes, sugerentes, y una puesta en escena a la que se le adivinan influencias tanto de las historias góticas de la Hammer (el pueblo marino que va cayendo en una imparable decadencia sin darse cuenta), como de las fantasmagorías del Mizoguchi de Cuentos de la luna pálida (igual me estoy flipando un poco, ¿no?). Típica peli que te pillas para rellenar un día a la hora de comer, y que se convierte en una de las sorpresas más agradables del festival.
Venusentencia: Copas de yate
STEPPENWOLF (Adilkhan Yerzhanov, Kazajistán, 2024)
Trailer, fotos, sinopsis y ficha
En una región indeterminada del este del continente europeo, que parece arrasada por una guerra apocalíptica (aunque no se nos da ninguna información al respecto), Brajyuk, un ex-policia de prisiones experto en torturas, se embarca en un salvaje camino de venganza contra un tal Taha, el líder de un grupo paramilitar que parece controlar la zona y que en el pasado mató a toda su familia. Se lleva consigo a Tamara, una mujer afectada por tal nivel de estrés postraumático que apenas puede comunicarse, y que le ofrece un dineral para que encuentre a su hijo, secuestrado por ese mismo villano con la intención de vender sus órganos. Los ultrasádicos métodos de Brajyuk para dar con Taha no son ni siquiera el clásico “dispara primero y pregunta después”. Más te vale tomar tú la iniciativa y decirle directamente lo que quiere saber, porque él no está particularmente interesado en preguntarte nada.
Cuidado, porque os van a engañar. Os van a querer vender Steppenwolf como un nuevo icono del cine de acción cafre. Os van a decir que es la Sisu del 2024. Van a establecer comparaciones con Charles Bronson (la verdad es que el actor protagonista se le parece un poco), van a decir que esto es la mezcla perfecta entre Tarantino y Tarkovsky (la de barbaridades que hay que leer)… pero vosotros ni caso. Sed fuertes. Steppenwolf es, siendo generosos, un Mad Max de garrafón que intenta maquillar, a base de contundencia y desacertados toques de humor negro, un guion deficiente y unos personajes absolutamente planos, llenos de tics irritantes y con más "plot armor" que el Correcaminos para salir ilesos de cualquier situación.
"Retira ahora mismo que Furiosa es inferior a Furia en la carretera"
El director Adilkhan Yerzhanov habrá visto a lo largo de su vida mucho cine de tipos duros, pero solo parece haber interiorizado sus tópicos más trasnochados, incluyendo un flipante nivel de maltrato continuado por parte de Brajyuk hacia Tamara, dándole una bofetada tras otra por el simple hecho de estar en shock y tartamudear, en una serie de escenas tan incómodas como gratuitas. La evolución de la relación entre ambos, la idea de que ella acepte de buen grado que necesita a un protector que la forre a hostias de vez en cuando para convertirla en una guerrera, es de un machismo y una torpeza narrativa alucinantes. Resulta imposible que te importe una mierda nada de lo que les pase a ninguno de los dos.
Si al menos Steppenwolf fuera divertida, pues tira que te va. Pero es que encima su ritmo es el de un entierro. Parece mentira que una película con tantos tiros y tantos martillazos en la mano pueda hacerse tan plasta.
Venusentencia: Condenada a alforfones
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