SITGES 2024 crónica 7: Finales sorpresa

Exhuma; L'amour ouf; Maldoror; V/H/S Beyond

Última crónica de Sitges 2024 (mañana, artículo de palmarés y conclusiones). Podría hacer una más, pero sería simple relleno para el pavo, porque en estas siete crónicas ya he pormenorizado lo mejor que ha dado de sí mi cuadre de películas. No obstante, como de costumbre a estas alturas ahí va un breve comentario sobre varios títulos, de los 53 que he visto en total, que se han quedado sin reseña pero merecen una recomendación… o una llamada de advertencia para no acercase a ellos:

Entre las pelis que pueden dar una tarde entretenida si uno no es muy exigente, cabe destacar la divertida Sew Torn, en la que una costurera de pueblo que utiliza los hilos y las agujas de coser con la versatilidad de McacGyver se ve metida en un lío criminal con drogas y un maletín lleno de pasta; una marcianada guay, pese a su estiradísimo clímax. También House of Spoils, un cuento de restaurante encantado con trasfondo brujil que se sale de lo trillado, tiene una historia de fondo atractiva, y lanza una crítica cargada de razón a la pedantería culinaria (eso sí, cualquier episodio de la serie The Bear da mucho más miedo).

Otra que tal, es Nunca te sueltes, un horror rural del que Alexandre Aja saca petróleo en cuanto a atmósfera y set pieces puntuales aterradoras, pese a un guión dubitativo, contradictorio y con demasiadas cosas que parecen suceder por el morro. Y finalmente Azrael, uno de tantos survival copiones de Un lugar tranquilo, esta vez en clave de apocalipsis bíblico. Su primera hora de persecuciones random por un bosque se hace plasta, pero después levanta el ánimo a base de echarle gore, una pizca de trama y un final sensacional.

En el otro extremo, algunos títulos que no le haría ver ni a Elon Musk, serían el found footage trash de casa endemoniada It Doesn’t Get Any Better Than This (trucos de cámara que caducaron hace ya mucho, guión más allá del umbral de la tomadura de pelo, y unos protagonistas tan gritones y gilipollas que todo lo malo que les pase te parece poco), Please Don’t Feed the Children, bochornoso debut tras la cámara de una hija de Spielberg (en el prólogo se monta un complejísimo background de pandemia zombi, para luego ambientar toda la cinta en una granja como plagio estúpido de La matanza de Texas + Hansel y Gretel).

Del petróleo al bochorno: Nunca te sueltes; Plese Don't Feed the Children; Mr. K; El llanto

El ladrillo cósmico Bury Your Dead (una crónica costumbrista de la llegada del apocalipsis por el despertar de los dioses primigenios, que resulta ser dos horas de diálogos sobre traumas familiares, con ocasionales menciones a Azathoth y desfiles de Semana Santa Lovecraftiana); y sobre todo Pepe, migraña experimental en la que un hipopótamo muerto explica su vida en voz en off, mientras vemos escenas documentales estilo National Geographic (se debate mucho sobre cuáles son los límites del fantástico; los míos resultaron ser esta TURBOTURRA, dado que a los 50 minutos de proyección salí corriendo de la sala).

Y, para acabar el repaso, están esas películas tan en tierra de nadie que dependen de las ganas que uno tenga de asumir riesgos. Como por ejemplo Mr. K. una especie de aventura gráfica surrealista que homenajea a Kafka plagiando a Wes Anderson (creo que entretiene como colección de excentricidades, pero que como conjunto su comentario social no cuaja, su final es terrible y a Crispin Glover se le hace bola llevar todo el peso protagonista).

O la super divisiva El llanto, que para algunos es lo más personal que ha dado el terror español en mucho tiempo, y para otros es una ridiculez infumable (a mí me pareció apañada como metáfora de la invisibilización ante el maltrato y la sororidad como única cataplasma para combatirlo; pero como thriller sobrenatural creo que le faltan asideros lógicos, y su brusco giro a mitad de metraje provoca un bajonazo de ritmo del que ya nunca remonta).

O Cloud, sátira sobre la falta de escrúpulos en los negocios online, que con toda seguridad será bien defendida por los fans del director Kiyoshi Kurosawa, pero que a mí me dejó frito por su exagerada duración. O A Desert, que pese a su decepcionante tramo final tiene una primera hora en la que maneja con mano muy hábil su intriga, sus personajes y sus evidentes referencias a Psicosis.

Podría seguir, pero quien quiera un mini-comentario sobre TODAS las películas que he visto en Sitges 2024, puede leerlo en el siguiente hilo de Twitter:

https://x.com/chemapamundirl/status/1841848651485679832.

Con eso, más las cuatro que reseño a continuación en detalle, creo que ya podemos ir recogiendo:

EXHUMA (Jae-Hyun Jang, República de Corea, 2024)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Un grupo de lo que podríamos denominar “cazafantasmas” surcoreanos, que se dedican a purificar tumbas y aplacar a las almas en pena a base de ritos chamanísticos, feng shui y otras técnicas milenarias, son contratados por un millonario afincado en Los Angeles para que libren a su hijo recién nacido de algún tipo de maldición sobrenatural que lo tiene todo el día llorando. La investigación les llevará de vuelta a Corea del Sur, hasta una solitaria tumba en lo alto de una montaña. Muchas cosas no cuadran en ese lugar: los animales del bosque acechan a cualquiera que se acerque, las características del entierro corresponden a alguien de clase alta pero en cambio la tumba no tiene nombre, en la lápida hay grabados unos números que parecen ser coordenadas… todo la mar de tranquilizador. Pese a sus reticencias iniciales, los investigadores acceden a desenterrar el ataúd para ver qué averiguan… y con ello liberan una forma de Mal puro y virtualmente indestructible.

Me había prometido a mí mismo no volver a escribir el término “folk horror” en estas crónicas porque ya lo he desgastado mucho, pero lo cierto es que Exhuma utiliza los patrones de dicho subgénero para crear algo distinto. A partir de un guión que es como una buena partida de rol de "La llamada de Cthulhu", construye un misterio interesantísimo, lleno de giros chulos y con un folclore tremebundo, que mezcla las tradiciones y los traumas históricos no resueltos de diversas culturas asiáticas, y que resulta tan sorprendente y fresco como coherente y creíble. Para una trama cuyo desarrollo depende casi por completo de ceremonias mágicas, es de agradecer que los personajes den argumentos bien aterrizados a la hora de justificarlas, en lugar de limitarse a decirnos que “lo hizo todo un mago”.

"Si Torrente caga en el cementerio, yo también"

En este sentido, resulta bastante curioso que la película dé por supuesto que el área de trabajo de los protagonistas está aceptada con total normalidad en Corea: ni un solo cliente arquea una ceja cuando le dicen cosas como que sus terrores nocturnos son culpa del fantasma de su abuelo, que está enfadado. En el mundo que plantea Exhuma, contratarles para que te solucionen una maldición parece tan normal como llamar al fontanero para que te arregle una gotera.

Todo lo que he descrito en los párrafos anteriores podría solidificarse en una parodia involuntaria o un ladrillo intragable (o en ambas cosas), pero Exhuma está excelentemente escrita, dirigida e interpretada, con personajes a los que les sobra carisma, un tono de crescendo ominoso que te mantiene enganchado (su inspirada banda sonora ayuda muchísimo), un clímax épico de elegante pirotecnia y el villano sobrenatural más molón que se ha visto en Sitges 2024.

Venusentencia: Copas de yate

L'AMOUR OUF (Gilles Lellouche, Francia, 2024)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Adaptación de una novela del autor irlandés Neville Thompson, que traslada la acción desde Dublín hasta una ciudad obrera francesa para explicarnos un arrebatado drama romántico entre un pandillero y una chica bien. Él, Clotaire, es el típico chaval broncas que ha abandonado los estudios en favor de una vida de pillería que le ahorra tener que pensar lo que hará en el futuro (hasta que el futuro choca de frente contra él). Ella, Jackie, es la chica nueva del instituto, inteligente y aplicada, pero que no está para gilipolleces (la expulsaron de su anterior centro de estudios por rebelarse contra sus estrictas normas católicas). Entre ambos se encenderá una llama amorosa que resistirá tanto el paso de las décadas como los trágicos rebotes del destino.

Lejos de merecer el humillante despellejamiento que sufrió en el pasado festival de Cannes, esta historia de amor macarra a medio camino entre Scorsese y West Side Story tiene suficiente nervio, carisma e intensidad para que sus flipadísimos 166 minutos de duración entren bien en el cuerpo, sin aburrirte ni por un momento e incluso haciéndote soltar alguna lagrimita si tienes el día tonto (y yo me suelo poner muy tonto con los melodramas sobre relaciones adolescentes que descarrilan). No es una obra maestra, pero sí una obra valiente (ya su prólogo demuestra ser una decisión de guion bastante loca), que tiene un buen puñado de escenas de una contundencia notable y otras con un espíritu kitsch autoconsciente que busca convertir la vulgaridad en ejercicio de estilo, y está protagonizada por cuatro actores principales que consiguen llevarte de viaje con ellos (Mallory Wanecque y Adéle Exarchopoulos para las versiones adolescente y adulta de Jackie, y Malik Frikah y François Civl para las de Clotaire).

"Haremos la versión francesa de La La Land y la titularemos 'Oh La La'"

Al contrario de lo que se viene diciendo, L’amour Ouf no es un musical (salvo por una onírica escena de baile, a ritmo de The Cure, que supongo que es el motivo por el que surgió ese rumor en Cannes y se ha vuelto a repetir en Sitges), pero la música es fundamental en su desarrollo dramático. A medida que la acción recorre las décadas de los 70, los 80 y los 90, va siendo punteada por canciones recurrentes que ayudan a explicar a los personajes; hay una escena de atraco que, no quiero equivocarme, pero juraría que utiliza la música de John Carpenter para 1997: Rescate en Nueva York. La verdad es que le pegaría mucho a una cinta que salta al vacío una y otra vez, sin importarle si va a lograr caer de pie o se va a esmorrar.

L’amour Ouf ha sido denostada por la crítica francesa debido a su duración autoindulgente, su ambición de gran relato romántico para la generación Z, sus tópicos de cine de bandas y su espíritu jocosamente hortera, y es de esperar que con la crítica española vaya a pasar lo mismo. No hay problema, solo es cuestión de tener paciencia, porque me juego una cena a que en 10 años se habrá convertido en película de culto.

Venusentencia: Copas de yate

MALDOROR (Fabrice du Welz, Bélgica, 2024))

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Espeluznante thriller de investigación policiaca, inspirado en los crímenes reales del asesino en serie y violador de menores Marc Dutroux, que tuvieron lugar en Bélgica durante los años 90 y dejaron del revés a la opinión pública del país, no solo por su absoluta truculencia sino por la ineptitud que mostraron las fuerzas del orden y el sistema judicial: Dutroux, que ya había sido condenado a finales de los 80 por varios delitos de violación, fue puesto en libertad condicional antes de tiempo gracias a su buen comportamiento en la cárcel (además de cobrar una pensión del estado por discapacidad)… y entonces empezó a matar.

La película utiliza dicho caso como plantilla de base, pero a partir de ahí desarrolla otras subtramas que al principio la complementan y a medida que avanza van tomando el control de la narración. Una de ellas es la conspiración de la maquinaria del estado profundo para entorpecer una investigación que podría estar relacionada con redes de pederastia y manchar a altos cargos políticos. La otra es el paulatino desmoronamiento físico, mental y emocional de Paul, el gendarme protagonista, un joven idealista, con un gran talento deductivo y memoria fotográfica, cuya moral se va fracturando hasta convertirse en desesperación a medida que se da cuenta de que nadie, aparte de él, parece querer resolver el caso. Esta segunda subtrama, que remite directamente a Zodiac, es lo mejor de una cinta tan minuciosa en lo policial como irregular en lo dramático.

"Cuando el asesino sea de Vilanova i la Geltrú, lo interpretará Matthias Schoenaerts"

Porque hay otras teclas en Maldoror que no suenan tan afinadas. Ni la complicada relación de Paul con su madre, ni el deterioro de su matrimonio por culpa de su obsesión con el caso, ni la creciente desconfianza que le van teniendo sus compañeros y superiores por su actitud de mosca cojonera, generan el interés y la empatía que deberían (a la escena de la boda del protagonista habría que haberle metido un poco de tijera). Incluso las víctimas de los crímenes quedan un tanto desenfocadas, como un mero body count para hacer avanzar la historia y mostrar alguna que otra atrocidad.

Con todo, hay muy buen cine en Maldoror. Sobre todo su parte final, metida ya de lleno en lo conspiranoico y en el empeño del protagonista por buscar justicia sea como sea, tiene giros y momentos de tensión y terror aplaudirles. La factura visual sucia, gris y fría es muy efectiva para mantener al espectador alejado de cualquier esperanza de que la cosa acabe en final feliz; y Sergi López construye un villano aterrador con muy poco tiempo en pantalla (dato curioso: ninguno de los actores belgas a los que se les ofreció el papel quiso encarnarlo). No es una obra redonda, ni siquiera la más redonda de Fabrice du Welz (yo me sigo quedando con Alleluia), pero tiene méritos suficientes como para situarla en la franja alta de su filmografía.

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V/H/S BEYOND (Jay Cheel, Jordan Downey, Christian Long, Justin Long, Justin Martinez, Virat Pal y Kate Siegel, EUA, 2024)

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Nueva película de la que, sin la menor duda, sigue siendo la franquicia cinematográfica más TOP de historias cortas de terror que jamás han visto mis ojos. Cuando sumamos el volumen de entregas (esta es ya la séptima) y la calidad media de sus episodios, no tiene rival. Tampoco da muestras serias de desgaste, más allá de que haya títulos más o menos inspirados. V/H/S Beyond sigue adelante con la fiesta, combinando formatos visuales de todas las entregas anteriores, desde cámaras GoPro hasta alta definición o vídeos caseros; y es que, en este caso, su hilo conductor no es un tipo de imagen o una década en concreto, sino la temática OVNI.

V/H/S Beyond parece estar menos pulida que V/H/S 2, V/H/S 99 o V/H/S 85 en el apartado técnico: a los trucajes de algunas de sus historias se les ve un poco el cartón, varios movimientos de cámara se pasan de atropellados y al conjunto le sobran quizás diez minutos. Pero, a cambio de eso, dos de sus episodios son crema pura: Live and Let Dive (dirigido por Justin Martínez) y Stowaway (debut en la dirección de la actriz Kate Siegel y guion de su marido, Mike Flanagan).

Mesa redonda de guionistas de V/H/S 8 trabajando

Live and Let Dive nos muestra un salto grupal en paracaídas para celebrar un cumpleaños, que acaba todo lo trágicamente mal que cabía esperar, y es una absoluta virguería en cuanto a dirección, montaje y ritmo. Stowaway narra la historia de una muchacha que, investigando la aparición de unas misteriosas luces en el cielo, se mete donde no debía y descubre el horror más absoluto, en un inesperado volantazo argumental que genera una sensación de agonía inexorable pocas veces igualada en la saga.

V/H/S Beyond mantiene el tono de gran verbena del terror y respeta todos los puntos fuertes de la serie: ideas de partida originales, narración de estilo found footage, excesos hemoglobínicos, sustos histéricos, humor cafrísimo y finales inmisericordes con los personajes (hay muy poquitas historias V/H/S que no terminen como el rosario de la Aurora). Es cine para verlo gritando con cada sobresalto, riendo con cada muerte e hinchándose a palomitas. Por eso, resulta desconcertante que el festival decidiera arrinconar sus dos pases en la mini-sala Escorxador (que llenó ambas veces sus 120 butacas, claro). Estas películas son puro Sitges, y debería poder disfrutarlas la mayor cantidad de gente posible.

Venusentencia: Copas de yate

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