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THE COLLECTOR crítica: Solo en casa

   

Solo en casa

Como Macaulay Culkin pero puteando ladrones
caseros con unas trampas dignas de Jigsaw

Por Chema Pamundi

 

<“De los creadores de Saw”, reza el cartel, como si el haber producido la saga slasher más derivativa, plasta, autoparódica y nonsense del cine reciente fuera garantía de algo. Además, ojo, aquí estamos en el límite de la publicidad engañosa, pues no se trata de los creadores de la Saw original (notable película del siempre interesante James Wan), sino de las esperpénticas Saw IV, V y VI. Por si fuera poco, The Collector llega a las salas españolas con dos años y medio de retraso sobre la fecha de estreno estadounidense, señal de que tampoco ha sido lo que se dice un bombazo de crítica y público. O sea, que uno ya entra al cine con cierta sensación de gato por liebre.

   The Collector se centra en las peripecias de un ladrón retirado, que trabaja como manitas en una empresa de restauración de casas. El prota decide infiltrarse en una de las residencias donde ha estado trabajando recientemente, y mangarle a la familia que allí vive. Para su sorpresa, no obstante, descubrirá que alguien más ya se ha metido en la casa antes que él: un psicópata (el “coleccionista” del título), que ha hecho prisionera a la familia y se está dedicando a torturarla en plan creativo, a la par que ha llenado todo el piso de cachondas trampas mortales. A partir de entonces la misión del ladrón ya no será tanto robar la puñetera joya, como simplemente volver a salir de allí con vida (lo cual no le será nada fácil, porque el asesino ha convertido el piso en una auténtica ratonera).

 

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"Yo aún diría más: esto es una mezcla de Saw, Solo en casa y La huella"

 

   Ésta es la premisa de The Collector, que resulta lo bastante original como para que a uno le cueste algún rato darse cuenta de que, en realidad, es una gilipollez como la copa de un pino. Por ejemplo, no tiene el menor sentido que el malo se tome tantas molestias en llenar la casa de trampas si ya tiene a todo el mundo prisionero y no espera que venga nadie más. Y ya que estamos, tampoco cuela que haya podido montar todo ese tinglado de bricomanía en tan poco tiempo (algunas trampas son un auténtico trabajo de chinos, como una habitación llena de anzuelos de pesca colgando del techo, u otra con todo el suelo cubierto por una solución de pegamento corrosivo). Y desde luego, nadie se cree que un asesino en serie con un modus operandi tan complicado y escandaloso pueda campar por el mundo tan pancho, sin que la poli sepa ni siquiera que existe.

   Lastrada por este planteamiento absurdo, la primera parte de la película es lenta y dispersa de narices, sin que la trama se defina (no se sabe si es una película de robos, una de psicópatas juguetones en plan Se7en, o un thriller claustrofóbico al estilo La habitación del pánico). El ladrón va dando tumbos por la casa sin que el “coleccionista” se entere, dedicándose a esquivar los diversos cuchillos colgantes, cepos loberos, pinchos ocultos en los auriculares de los teléfonos, e hilos de nilon que al tocarlos disparan guillotinas. Esto convierte los primeros cuarenta minutos de metraje en una especie de versión extrema de Solo en casa o del concurso televisivo Grand Prix (solo falta Ramón García diciendo “¡Eso ha debido doleeerrr!” cada vez que el protagonista mete el pie, la mano o la cabeza donde no debe).

 

  "Los primeros cuarenta minutos de metraje son una versión extrema de Solo en casa o del concurso televisivo Grand Prix"  

 

   La segunda parte de The Collector, una vez que ambos personajes ya se han localizado mutuamente y la película ha tomado un rumbo fijo (el típico juego del gato y el ratón, con el ladrón tratando de escapar de la casa y salvar a los miembros que pueda de la familia, y el villano procurando que de allí no salga vivo ni el Tato), es bastante más vitamínica y aprovechable, con un sentido del suspense bien desplegado, alguna que otra escena de acción eléctrica (literalmente; el que la vea lo entenderá), y algunos toques de torture porn que producen bastante dentera sin llegar a caer en lo exagerado. Aún así, ni en sus mejores momentos llega El coleccionista a alzar el vuelo más allá del mero divertimento de horror lleno de topicazos (sí, el prota es capturado y torturado pero se escapa; sí, aparece en plena acción un policía de patrulla en plan “¿Todo bien por aquí?”; sí, hay dos o tres falsos finales seguidos; sí, el malo tiene más vidas que Rasputín…). O sea, nada que no hayamos visto ya hasta hartarnos.

   Y luego están los personajes, todos los cuales son meros cartones andantes: el protagonista es una acelga de cuidado con el que cuesta horrores empatizar (al final lo consigues, pero es más por un giro de guión que por la insulsa interpretación de Josh “cara de buey” Stewart), y la familia secuestrada es una mera colección de piezas de charcutería metidas en el guión para que el asesino se pueda divertir de lo lindo cortándolas en juliana. Se van muriendo uno detrás de otro, y a ti te da igual.

 

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"Aunque no se lo crean, soy Macaulay Culkin y les estoy sacando la lengua"

 

   Incluso el propio “coleccionista” es un “malo porque sí”, un simple tío chungo con una máscara rara (el tío sabe fabricar complejas trampas que funcionan como un reloj suizo, pero al parecer es incapaz de coserse una capucha que tenga los agujeros para los dos ojos a la misma altura). Tiene fuerza física de superhéroe, está muy loco y todo eso, pero carece de la justificación, el peso dramático y/o el carisma de un Jigsaw, un Jason, un Leatherface y demás colegas de profesión. “Colecciona gente”, dice de él una de sus víctimas. Pues vale, que le aproveche. Un personaje así no tiene personalidad suficiente para sostener una franquicia (se nota que la intención de los productores era ésa, aunque luego los resultados en taquilla hayan sido más tibios de lo esperado; al final parece que sí que van a hacer una secuela, pero se editará directa a DVD).

   Total, un slasher con gotas de gore que ni mata ni engorda. El guión es de chiste, el dibujo de personajes inexistente (la mayoría son tontos del culo), y no tiene un sola escena que sorprenda. Pero es un filme hecho por y para fans del género, sin mayores pretensiones. Y mirándolo desde ese prisma hay que reconocer que está rodado con oficio (incluso se descuelga con algún hallazgo visual, como los planos cenitales siguiendo al bueno y al malo mientras se siguen los pasos de una habitación a otra sin llegar a encontrarse), que tiene cierto brío en su segunda mitad, y que contiene los suficientes sustos y cercenamientos a mala leche como para pasar noventa minutos entretenidos. En todo caso, si puedes hacerlo sin tener que pagar los 7 euros de la entrada (en los EE.UU. lleva editada en DVD casi dos años; no digo más…), pues mejor que mejor./>

 

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Dos Caras Harvey
     
     
  Recomendada por Kuato a: fans completistas de las pelis de Saw. No es solo que The Collector comparta parte del equipo creativo y la temática de dicha saga, sino que de hecho en un principio fue escrita para ser precuela de Saw y se descartó a última hora.
     
  No recomendada por Kuato a: espectadores que se pongan puñeteros buscando agujeros de guión. Para creerse lo que nos cuenta The Collector hay que tener unas tragaderas bastante amplias.
     
 

Ego-Tour de luxe por: algunas de las trampas que se monta el fulano, que parecen diseños de Wile E. Coyote para atrapar al Correcaminos.

     
  Atmósfera turbínea por: los títulos de crédito, que OTRA VEZ vuelven a fusilar los de Se7en. Con música, imágenes y letras todo muy “años noventa”. Ya no solo no impacta, sino que transmite al espectador el mensaje involuntario de que no es más que un burdo refrito.

 

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1 Respuesta

  1. Anónimo
    Elsorro<br />Un filme que deja buena sensasiones. Tiene mucho espanto.

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