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SITGES 2025: LA HERMANASTRA FEA rueda: Cenicienta X

Emilie Blichfeldt presenta su Cenicienta incitando a las mujeres a no visitar salones de belleza

RAY ZETA

FESTIVAL DE SITGES, 11/10/2025. Cuando uno lee que La hermanastra fea es una versión heavy de “La Cenicienta”, se imagina una versión trash del cuento clásico, como Winnie the Pooh: Miel y sangre o Peter Pan: Pesadilla en Nunca Jamás. O incluso algo porno como Blancanieves XXX… Y no. La hermanastra fea es una reimaginación noruega del cuento de “La Cenicienta”, sí, pero en forma de alegato feminista contra la imposición de tener que encajar en unos parámetros de belleza concretos para ser aceptada por la sociedad masculina. Su directora y guionista Emilie Blichfeldt, y las actrices Lea Myren y Thea Sofie Loch Naess (la hermanastra fea y la Cenicienta, respectivamente), han venido en representación de los 4.000 millones de mujeres restantes.

Como suele suceder en estos casos, cuando la peli presentada propone un tema de los de órdago, se habla más del tema que de la peli, y eso es justo lo que ocurre en la rueda de La hermanastra fea. Emilie Blichfeldt comparte con nosotros su experiencia personal y nos cuenta que ella misma sufrió TDC (Trastorno Dismórfico Corporal) al ser víctima de los cánones de belleza impuestos por los hombres. De ahí que pese a lo dramático de las situaciones, la película contenga humor. “El humor existe como catarsis personal y establece una distancia que permite reflexionar sobre ello”, se sincera, y confiesa que le hace gracia que en pleno año 2025, aún haya chicas soñando con encontrar al príncipe azul.

 

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Imposible no comparar La hermanastra fea con La sustancia, de lo que la guionista y directora se siente más que orgullosa. “Es interesante que dos mujeres diferentes de dos culturas diferentes, filmen una historia de temas tan parecidos”, reflexiona, aunque acto seguido se ponga a jugar a Las ocho diferencias. “Yo quería demostrar que aunque Elvira es un personaje del siglo XVII, podemos identificarnos con ella. La obligación de las mujeres de adaptar su cuerpo a los estándares de belleza ha existido siempre, y más aún épocas en las que la mujer no podía emanciparse económicamente. Hoy en día nos hemos emancipado económicamente, pero aún se nos considera objetos”.

“Tenía que partir de un cuento de hadas clásico y retorcerlo”

En cuanto a las escenas más heavies (ya saben, cirugías sin anestesia, mutilaciones sangrientas y esas cosas, o sea lo normal), pese a saber que estaba realizando un body horror, no quería asustar al público porque deseaba que las chicas jóvenes vieran la peli. “Tenía que partir de un cuento de hadas clásico y retorcerlo”, aclara, y nos explica la diferencia entre el gore y el body horror: “el gore es gratuito y el body horror tiene un significado” (lo que en La hermanastra fea queda más demostrado), y confiesa que escribió el guión de la película en secreto sin contar que estaba preparando un largometraje, y que si funciona es porque se rodeó de gente mejor que ella y se dejó ayudar en todo lo que pudo.

 

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Lo que le lleva a contar una anécdota relacionada con la actriz protagonista Lea Myren. A la directora le preocupaba que por la corta edad de la joven (apenas 20 años) y su casi nula experiencia, se quebrara en cualquier momento a causa de las maratonianas jornadas de maquillaje y de duro rodaje físico a las que la sometía. Un día la encontró llorando en un rincón. “Ya está”, pensó, “ya se ha quebrado”. Pero al preguntarle por qué lloraba, la actriz le explicó que era por la lástima que le provocaba el personaje que interpretaba, al ver todo el drama por el que estaba pasando. “Lea Myren es una superclase”, afirma, y se deshace en elogios hacia ella, quien se deja querer estoicamente como si estuviera acostumbrada a recibir piropos.

Momento perfecto para dejar que las dos actrices abran la boca y les oigamos la voz por primera vez. Thea Sofie Loch Naess (Cenicienta) se puso como reto cambiar el arquetipo del ideal de belleza (aunque encaje a la perfección en él),  y Lea Myren (la hermanastra) quería interpretar a su personaje de la manera más verídica posible, lo que le sirvió para quererse más a sí misma. Instante en el que Emilie Blichfeldt retoma la palabra, y acaso para rebajar el nivel de activismo feminista imperante, hace una llamada a la población de ambos sexos, abogando por la sororidad, pero por la sororidad unisex. “Porque la falta de sororidad es un problema de la sociedad actual”, puntualiza. “Debemos ayudarnos los unos a los otros”. Así lo haremos, Emilie.

 

■ SITGES 2025

 

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