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SITGES 2024: UNA BALLENA rueda: Entre Chacal y Cthulhu

Presentación de Una ballena con Ingrid García-Jonsson disfrazada de asesina con tentáculos

RAY ZETA

FESTIVAL DE SITGES, 10/10/2024. ¿Qué sería el festival de Sitges sin una propuesta tan marciana como la de Una ballena? Recuerdan cuando Superman aparecía en los tebeos volando desde lo más alto del cielo y la gente se preguntaba si era un pájaro o un avión, ¿verdad? Pues con Una ballena podríamos plantearnos dudas parecidas: ¿es un film noir? ¿Una horror movie lovecraftiana? ¿La peli de asesinas profesionales con la que sueña Luc Besson cada noche? Todo eso y mucho más es Una ballena. Porque Una ballena es una de las películas más inclasificables, pero también más innovadoras y originales que han pasado por Sitges este año. Bueno, de este año, y de muchos más, porque pelis como Una ballena hay pocas.

Y todo gracias a la combinación de géneros que supone unir el thriller de asesinos profesionales con el terror cósmico lovecraftiano, invento que le debemos al guionista y director Pablo Hernando, quien tuvo la idea viendo pelis de asesinos fríos y calculadores como El silencio de un hombre (Le samourai) o Chacal. “Mi sensación es que el personaje de asesino profesional silencioso, frío y calculador siempre está a un paso de lo fantástico. ¿Por qué es tan inhumano?”, se pregunta. “Con Una ballena doy el paso y convierto a Ingrid García-Jonsson en una criatura que no es del todo humana y ahí entra lo fantástico”. Ya lo ven, y encima resultando que no lo vio forzado sino que le salió de forma natural.

 

"En la próxima peli combinaré el western con bailarinas con tutú"

 

Pablo Hernando dice que no se ha basado en ningún referente cinematográfico a pesar de que cita Chacal, Le samourai y Atómica (sí Pablo, y León, Nikita, Asesinos, Sr. y Sra. Smith, Collateral, Hanna, El americano, Anna, The Killer, y tropocientas más), aunque es consciente que uno siempre está influido a la hora de escribir por lo que ha visto. “Una película no nace del éter”, explica, “siempre estás contaminado por lo que has visto, pero referenciar no es el camino porque te limitas”. Y recalca que con Una ballena ha hecho lo que ha querido, como escribir una peli sencilla en cuanto a trama, bastante lineal con solo un par de giros, pero un par de giros potentes.

“Combinación de géneros que supone unir el thriller de asesinos profesionales con el terror cósmico lovecraftiano”

Ramón Barea nos explica que nunca ha tenido representante, así que recibe los guiones directamente. Cuando leyó el de Una ballena le encantó, pues tenía muchos elementos poéticos, metafóricos y fantásticos, pero aún así, la dirección de Pablo Hernando fue muy a ras de tierra (así lo dice), centrándose en su película y sin mirar a ninguna otra. Ingrid García-Jonsson por su parte, nos cuenta que se preparó el personaje viendo vídeos de ballenas, pero eran tan inexpresivas que se pasó a los vídeos de pulpos. “¿Qué hay más extraño que un pulpo?”, se pregunta, y confiesa que al final lo que hizo fue confiar en Pablo Hernando como director.

 

"Está bien, lo diremos: la otra actriz era Michael Fassbender"

 

Aunque el rollito que se lleva con él es de órdago. Ingrid explica que la primera vez que Pablo le habló de Una ballena fue en 2012 o 2013, pero su amigo guionista y director pensaba en otra actriz para el papel principal de asesina a sueldo con sorpresa. Ingrid le pidió a Pablo protagonizar ella la película, pero Pablo la rechazaba porque no la veía capaz de hacer “ciertas cosas”. Al final, tanto insistir la aceptó, pero lleva el rechazo inicial de su amigo marcado a fuego en el corazón. “Jamás me puse en contacto con la otra actriz”, confiesa Pablo, y por más que le pedimos que nos desvele su nombre, se niega en redondo a hacerlo.

Y nos cuentan que la escena más difícil de filmar fue la de la ballena muerta en la playa. Ballena que fue insertada digitalmente a posteriori. “Cielo nublado, marea que subía, escasez de tiempo… Todo lo que podía ponerse en nuestra contra, se puso”, recuerda Pablo Hernando. “Además, se suponía que debía haber ua ballena de doce metros en la playa”, se queja García-Jonsson, “y ahí no había nada. Solo una pelota de tenis”. Y Pablo Hernando relata la anécdota que ese mismo día fueron unos amigos suyos a visitarle al rodaje y también buscaban la ballena. “Pero en el lugar donde debía estar la ballena, había un microfonista y cuatro palos”, cuenta con ironía... Así es la magia del cine.

 

 

Ballenas de Venusville

 

■ SITGES 2024

 

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