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Noche de héroes El héroe del planeta Mongo VS. el héroe de Por Ray Zeta |
<El placer de ir al cine por ir al cine, como cuando íbamos de pequeños a ver dobles sesiones sin saber qué películas formaban el cartel hasta que llegábamos a la puerta, o nos quedábamos a ver repetidamente, una y otra vez, la misma película en sesiones continuas. Eso es lo que hemos recuperado con Phenomena Experience. Aunque tengamos las películas en casa, aunque las hayamos visto ya mil veces, aunque nos sepamos los diálogos de memoria, acudimos mes a mes, cita a cita, a cada nueva convocatoria a ver una vez más en pantalla grande los títulos programados y disfrutar de ellos como disfrutamos el día que los vimos cuando los estrenaron, algunos hace ya, como es el caso de la “Noche de héroes” que hoy nos ocupa, 30 años: Flash Gordon (Mike Hodges, 1980) y Conan, el bárbaro (John Millius, 1982), adaptaciones de los héroes de papel creados por Alex Raymond y Robert E. Howard respectivamente, producidas por el incombustible Dino De Laurentiis.
Pero antes, como es habitual, anuncios televisivos ochenteros y tráilers de la época a ritmo de Movierecord, que hicieron una vez más las delicias del respetable presente. Tygra: Hielo y fuego, la aventura épica animada de Ralph Basky a partir de los personajes creados por Frank Fazetta; La guerra del hierro, casposo producto prehistórico del inefable Umberto Lenzi que copió sin complejos tanto En busca del fuego como Conan, el bárbaro; y El triunfo de los diez gladiadores, péplum sesentero también italiano, secuela de Espartaco y los diez gladiadores, que como pueden imaginar intentaba vivir de las rentas de Espartaco. Tráilers anticuados, de duración desmesurada, ausencia total de ritmo y frases promocionales lapidarias, que tuvieron en el proyectado después del entreacto uno de los mejores momentos de la noche: Muerte de un quinqui, españolada setentera en forma de cine negro a cargo de Paul Naschy y Carmen Sevilla, que a pesar de su título nada tiene que ver con delincuentes juveniles vaquillanos o toreteanos.
Trío telonero de la velada: Dr. Zarkov, Dale Arden y Flash Gordon
Y por fin las películas. Aplausos para Flash Gordon así que sonaron las primeras notas del tema musical de Queen. Y más aplausos con cada aparición de personajes: Max Von Sydow como el emperador Ming, Ornella Mutti como la princesa Aura, Tymothy Dalton como el príncipe Barin, y Brian Blessed como Vultan fueron los más ovacionados. La pareja protagonista formada por Sam J. Jones y Melody Anderson en sus roles respectivos de Flash y Dale, en cambio, pasaron sin pena ni gloria demostrando que la elección de actores no profesionales (Sam J. Jones era un ex jugador de fútbol americano) tan faltos de glamour como el patético peinado que luce el protagonista en el film, siguen revelándose como miscastings aún 30 años después.
Y risas y más risas con las forzadas líneas de diálogo y las ridículas resoluciones de escenas que pueblan la película, haciendo de Flash Gordon un film vitoreado más por sus desaciertos que por sus aciertos. Y es que Flash Gordon fue un fracaso comercial cuando se estrenó en 1980 en los EUA por apartarse de Star Wars a base de elementos que ya resultaron de lo más kitsch en aquella misma época: la estética colorista chillona que De Laurentiis imprimió al planeta Mongo, diferentes líneas de vestuario que se dan de bofetadas entre ellas (parece que tengamos a Fu Man Chu, Robin Hood y Erik el vikingo en una misma película), y unos efectos especiales que a pesar de los 35 millones de dólares de presupuesto del momento, lucían como si se tratara de una obra de serie B (ay, esos cielos multicolores y esas transparencias…).
"El público sabía que Flash Gordon había sido la película telonera, y que Conan, el bárbaro era el plato fuerte, y eso quedó patente durante la proyección" |
Un fantastique cienciaficcionero más cercano a Barbarella tanto de forma como de contenido (si repasamos el guión encontraremos infinidad de lecturas eróticas, por no hablar de la princesa Aura interpretada por Ornella Muti, que es directamente un personaje sacado de una película “S” de la época en sí mismo) que a Star Wars (pese a los intentos de semejar el personaje de Klytus a Darth Vader), en definitiva, que si a día de hoy es considerado un título de culto, es por sus irresistibles citados desaciertos, razón por la cual era una apuesta segura para el Phenomena, que tiene la virtud de convertir a las películas buenas en mejores y a las malas en divertidas.
Todo lo contrario de Conan, el bárbaro, que demostró que 30 años después su estreno, pese a que el guión de John Millius y Oliver Stone es un pastiche que combina sin rubor episodios totalmente inventados (el origen de Conan, su cautiverio como esclavo y su fase como gladiador), con otros parcialmente basados en aventuras del personaje (“La torre del elefante” o “Nacerá una bruja”), y hasta en otras obras de Robert E. Howard (Thulsa Doom es un personaje de Kull, el Conquistador), la fotografía de Duke Callaghan inspirada en las ilustraciones de John Buscema, la épica banda sonora de Basil Poledouris, y la briosa dirección de John Millius, siguen funcionando en pantalla grande como el primer día.
Trío estrella de la velada: Valeria, Conan y Subotai
Y es que cuando una película es buena, es buena toda la vida (que tome buena nota de ello Marcus Nispel, responsable del fallido remake). Por eso lo que sucedió con Conan, el bárbaro fue una historia completamente diferente a la acaecida con Flash Gordon. El público sabía que Flash Gordon había sido la película telonera, y que Conan era el plato fuerte, y eso quedó patente durante la proyección. Ni una sola risa y silencio riguroso y absoluto durante todo el visionado a excepción de los aplausos de rigor en los momentos obligados: Conan declarando qué es lo mejor de la vida y enviando a Crom al infierno en su rezo antes de la batalla, la momentánea resurrección de Valeria formulando la pregunta “¿quieres vivir para siempre?”, Conan entrenándose con la espada durante su recuperación, y la decapitación de Thulsa Doom, fueron de los más celebrados, pero sin duda el que se llevó la gran ovación de la película y de la noche fue el primer plano de presentación de Arnold Schwarzenegger cuando empuja la rueda.
Forma del fiel público phenomenero de expresar su simpatía hacia Arnie y su gusto por Conan, el bárbaro, pero también de expresar su agradecimiento por otros títulos como los Terminators, Desafío total, Mentiras arriesgadas o El último gran héroe, un aplauso pues que denota pasión del público congregado por la espada y brujería, los robots, los extraterrestres, las naves espaciales, los zombies, los viajes en el tiempo y los tiros; pasión por el cine de acción, de aventuras, de terror, fantástico y de ciencia ficción; pasión por las grandes historias fantásticas contadas en una gran pantalla, y pasión por ir al cine por el mero placer de ir al cine. Pasión, en definitiva, por las sesiones Phenomena./>
Phenomena Experience regresará: 29.06.12
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