Bill Skarsgard es un action hero que reparte más hostias y tiros que Van Damme y John Wick juntos
Miren por dónde, al final ha resultado que de los tres hermanos Skarsgard, herederos de la estirpe cinematográfica iniciada por su padre Stellan, el pequeño Bill es el bueno. Alexander, el mayor, apuntaba maneras, pero con fracasos como Perros de paja y El hombre del norte, y churritos como Battleship y La leyenda de Tarzán, no ha acabado de explotar como se esperaba. A Gustaf, el mediano, se le recordará por la serie Vikingos y… por la serie Vikingos. En cambio, Bill ha intervenido como secundario en éxitos como Atómica, Deadpool 2 y John Wick 4, y ha tenido papeles tan sugerentes como el de payaso Pennywise de It, el gótico vengativo inmortal del remake de El cuervo, y el vampiro de cocorota pelada y orejas puntiagudas en el nuevo Nosferatu.
Y ahora presenta Kill Boy, peli de acción con artes marciales, tiros y hostias como panes, en la que ejerce de protagonista absoluto y hace gala de una forma física que ríanse ustedes de la de Hugh Jackman como Lobezno. Blockbuster veraniego de serie B con Bill Skarsgard echándose sobre sus espaldas la responsabilidad de liderar una action movie con peleas y tiroteos espectaculares, con un reparto formado por nombres de la talla de Famke Janssen, Sharlto Copley, Michelle Dockery, Andrew Koji, Jessica Rothe, y la inestimable (e intimidable) presencia de Yayan Ruhian. Y el pequeño de los Skarsgard no sólo aprueba el examen, sino que encima lo hace con nota.
“Menos abrirme de patas como Jean-Claude Van Damm, lo que sea”
Kill Boy es una action movie pasadísima de rosca que hará las delicias de los amantes de los cómics y los videojuegos, y asqueará a los detractores de la violencia gratuita. Es una sátira futurista que combina la estética de Los juegos del hambre con pelis de artes marciales como las Ong-Bak o las primeras de Jean-Claude Van Damme como Bloodsport o Kickboxer, y las pelis de tiros y hostias finas como The Raid, John Wick o la reciente Monkey Man. De hecho, Kill Boy podría definirse como la versión psicodélica de Monkey Man. Imagínense a Dev Patel poseído por un videojuego como le pasaba a Leonardo DiCaprio en La playa, entrenándose a lo Tony Jaa para vengarse a hostia limpia de los miembros del Capitolio de Panem, y tendrán una idea aproximada de lo que es Kill Boy.
“Kill Boy está tan pasada de rosca que hará las delicias de los amantes de los cómics y los videojuegos, y asqueará a los detractores de la violencia gratuita”
Con una importante característica a tener en cuenta: que es ultra-violenta y super-sangrienta. Peleas cuerpo a cuerpo con hostias como panes, tiroteos con más tiros que una ensalada de plomo, y miembros cercenados por docenas sangrando a borbotones, marcan el tono de la acción de Kill Boy. Aunque no lo hace desde la seriedad de la sobriedad, sino desde la ironía de la desmesura para convertir la violencia mostrada en una parodia de sí misma, en el más puro estilo evildeadiano de Sam Raimi (no por casualidad, productor). El exceso, la exageración y la ampulosidad son los rasgos distintivos de Kill Boy, imprimiendo a toda la película una pátina de humor que hace imposible tomársela en serio ya desde sus primeas escenas con el prólogo de presentación de personajes.
“Da gracias que no te han puesto el pelucón de Toby Jones de Los juegos del hambre”
A lo que ayuda tanto la existencia de recursos cómicos explícitos, como la presencia de temas musicales festivos durante las peleas y los tiroteos, y las sobreactuadas interpretaciones de los actores. Desde Sharlto Copley a Andrew Koji, pasando por Michelle Dockery y Famke Janssen, todo el reparto está tan sobrepasado en vestuario, texto y actos, que los estudiantes de interpretación deberían asistir al visionado de Kill Boy con un block de notas en el que apuntar lo que no se debe hacer sobre un escenario o en una pantalla… a no ser, claro, que ese sea el efecto buscado por el director para convertir las altas dosis de violencia y sangre en un divertimento para frikis sitgeros, en lugar de en un espectáculo gore no apto para espectadores sensibles.
Director, el alemán Moritz Mohr, que por ser Kill Boy su ópera prima, no esconde sus referencias en los diferentes subgéneros de acción, como las citadas de artes marciales Ong-Bak y Kickboxer, las de tiros The Raid y John Wick, y otras como Matrix y Kick-Ass. Kill Boy será por todo ello la peli del verano más entretenida de ver y más fácil de olvidar, aunque nos servirá para rememorar aquellas míticas tardes de cine doméstico de nuestra adolescencia, en las que acudíamos al videoclub y alquilábamos una peli desconocida de serie B que nos llamaba la atención por el poster y la sinopsis. ¿Un tío criado en la selva y adiestrado por un maestro de artes marciales como un arma letal para que asesine a hostia limpia a los miembros del gobierno de un país futurista? ¡Guau! ¡Esto hay que verlo!
INFORME VENUSVILLE
Venusentencia: Copas de yate
Recomendada por Kuato a: quien aún conserve las pelis de acción en vídeo VHS que compró entre los 80 y los 90.
No recomendada por Kuato a: quien cuando le den una hostia, ponga la otra mejilla.
Ego-Tour de luxe por: Bill Skarsgard postulándose como nuevo Lobezno.
Atmósfera turbínea por: demasiada hermanita, que esto no es Una mente maravillosa.
■ KILL BOY. “Boy Kills World” (2024). Dirección: Moritz Mohr. Guión: Arend Remmers, Tyler Burton Smith, Moritz Mohr. Reparto: Bill Skarsgard, Jessica Rothe, Michelle Dockery, Brett Gelman, Isaiah Mustafa, Yayan Ruhian, Andrew Koji, Sharlto Copley, Famke Janssen, Quinn Copeland, H. Jon Benjamin. ESTRENO EN VENUSVILLE: 05/03/2024.
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