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ISLA DE PERROS reportaje: Japonismo andersoniano

Wes Anderson cuenta las influencias japonesas que ha tenido para escribir y diseñar Isla de perros

■ FOX

Isla de perros, el noveno largometraje y segunda cinta de animación stop-motion del guionista y director Wes Anderson, es una gran aventura ambientada en Japón dentro de veinte años cuyo telón de fondo es una crisis canina y la histeria colectiva en torno a los perros. Todo comenzó con una mezcla poco probable pero potente de fascinaciones compartidas por Anderson y sus colaboradores en el desarrollo del argumento: Roman Coppola, Jason Schwartzman y Kunichi Nomura:  los perros, el futuro, vertederos de basura, las aventuras infantiles y las películas japonesas. Estas últimas fueron esenciales. De hecho, Isla de perros le debe tanto al legado del cineasta Akira Kurosawa como a la historia de la animación stop-motion. Dice Anderson: “Kurosawa y sus equipos reducidos de coguionistas trabajaban juntos para crear sus historias y dar forma a sus guiones. Es algo muy común en el cine italiano, que los escritores trabajen en equipo, como en televisión”.

“Queríamos hacer algo medio futurista. Queríamos contar con una pandilla de perros alfa, todos líderes. Y queríamos habitar una tierra de basura”, dice Anderson.  “El contexto japonés se debe a su cine. Amamos Japón, y queríamos hacer algo realmente inspirado por las películas japonesas, por lo que acabamos mezclando la peli de perros con la película japonesa”. La historia, con sus canes parlanchines, féminas fatales peludas, un niño aviador, una intrépida periodista escolar, virus mutantes, una isla mítica y un grave error humano desenmarañado paso a paso, se fue desarrollado con el paso del tiempo y un sinfín de tazas de té. Roman Coppola describe la dinámica poco estructurada del proceso creativo: “Hay coloquio, debate, y cuando algo parece encajar, Wes lo anota en sus cuadernos, y luego iniciamos la fase en la que comenzamos a escribir el guion”.

 

Isla de perros: animación

Japón, tierra de inspiración

 

Con una ambientación japonesa semi ficticia, la construcción basada en personajes que parecen salidos de las páginas de un comic, y temas relacionados como son la naturaleza, el heroísmo, la tecnología, el rescate y el honor, parecía inevitable que la cinta se hiciera eco de la cultura popular japonesa así como incluir guiños a algunos de los grandes realizadores del país nipón como son Yasujiro Ozu,  Kurosawa o Seijun Suzuki, sin olvidar las cintas de monstruos de los años 50 y 60, con sus culminantes desastres. “A nuestro modo de ver las referencias abarcan todo un abanico de realizadores japoneses, a la vez que celebran la cultura japonesa, pero sin duda la mayor influencia cinematográfica se debe a Kurosawa”, explica Anderson.

"El contexto japonés de Isla de perros se debe a su cine. Amamos Japón, y queríamos hacer algo realmente inspirado por las películas japonesas"

Resulta difícil cuantificar el impacto del cine de Kurosawa por la hermosa evolución de una obra que comprende géneros diferentes desde el cine negro, al samurái, pasando por Shakespeare,y el melodrama.  Pero en el caso de Isla de perros, Anderson se centró en el cine contemporáneo y urbano de Kurosawa (en su época), a saber:  El ángel borracho, El perro rabioso, El infierno del odio y Los canallas duermen en paz. Cada una de estas películas cargadas de adrenalina transcurren en las cloacas del crimen y la corrupción. Cada una trasciende el lado oscuro de la sociedad moderna gracias a la honestidad y humanidad de sus personajes. Y en todas y cada una de ellas figura el legendario Toshiro Mifune, cuyo expresivo rostro inspira la estética del alcalde Kobayashi.

 

Isla de perros: animación

Japón, tierra de haikus

 

Otra fuente de inspiración surgió del siglo XIX, de dos maestros del período Edo, Hiroshige y Hokusai, en concreto sus obras grabadas en madera en las que resaltan el color y las líneas, cuya influencia artística marcó a los impresionistas europeos. Sus obras ukyio-e (traducido es algo así como “fotos del mundo flotante”) expresan momentos placenteros pasajeros o bien se centran en paisajes naturales, viajes exóticos, la flora y la fauna, las geishas y los actores del kabuki. Para preparar la película, Anderson recopiló una variada colección de imágenes de grabados de madera y los artistas gráficos se inspiraron en las amplias colecciones del museo Victoria and Albert en Londres. Y así, por osmosis, el estilo folclórico japonés empezó a surgir con el pulso táctil y artesano de la animación stop-motion.

A pesar de todas las influencias japonesas y otras que cursan con alegría por la cinta, el mundo que crea la película es decididamente diferente. Según la diseñadora gráfica de la película, Erica Dorn, que creció en Japón, todo está cohesionado de una forma única: “El mundo de Isla de perros es una especie de realidad alternativa. Parece Japón, evoca Japón, pero es una versión más soñada, más Wes Anderson. Eso es lo bonito de ambientar la cinta en una ciudad inventada, en una época inventada: te brinda cierta licencia artística. La mezcla de lo nuevo y lo antiguo es muy común en Japón. Hay secuencias muy minimalistas y wabi-sabi; pero luego pasas a la ciudad, muy maximalista e intensa. Te recuerda a Japón, pero filtrado a través de la mirada de Wes”.

 

■ ISLA DE PERROS. Estreno en Venusville: 20/04/2018.

 

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