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SITGES 2011 crónica día 6: Coppola, chocheas

   

Coppola, chocheas

Sexto día de festival: Emergo;
Melancolía; Twixt; The Woman

Por Chema Pamundi

 

<Hoy toda la prensa del festival ha estado revolucionada con el aterrizaje de dos de los invitados más potentes de Sitges 2011: el uno era Bryan Singer, director de Sospechosos habituales, Verano de corrupción y las dos primeras entregas de X-Men (sí, también dirigió Superman Returns, pero todos tratamos de olvidarlo…). El otro era Michael Ironside, mito eterno de los ochenta gracias a la serie televisiva V, y mito también de esta nuestra página web por su papel de Richter, el villano que se zumbaba a Sharon Stone y perseguía sin descanso a Arnold Schwarzenegger por los callejones de Venusville en la imprescindible Desafío total.

   Yo, sin embargo, he andado más pendiente de la llegada de otro invitado, infinitamente menos mediático pero que a mí me hacía mucho más tilín: hablo de Jack Ketchum (¿veis cómo no le conoce ni Dios?), uno de mis escritores favoritos de terror contemporáneo; en Estados Unidos se le considera uno de los padres fundadores del subgénero literario splatterpunk, que en los años ochenta supuso la antesala del gore moderno. Jack Ketchum ha venido a presentar la película The Woman, de la que ha escrito el guión. Yo no suelo ser nada fetichista para estas cosas, pero siento un cariño especial por este señor, cuyas novelas me lo han hecho pasar mal de verdad. Por tanto mañana me llevaré al festival un par de ellas, a ver si me las firma (sí, y luego me cachondeo de las fans de Crepúsculo…).

 

 

Emergo (Carles Torrens. España, 2011)

   A las nueve de la mañana, Emergo (por cierto, valiente gilipollez de título; ¿qué cuernos significa “Emergo”?). Un grupo de investigadores paranormales se instalan con su equipo de alta tecnología en un apartamento en el que parece estar celebrándose una convención internacional de poltergeists. El dueño del piso, un hombre viudo con dos hijos menores, está ya desesperado ante el festival de ruidos nocturnos, puertas que se cierran solas, bombillas que estallan al alimón, y extrañas sombras que se manifiestan por doquier. Al principio la cosa empezará tranquilita para los parapsicólogos (“¡Uy mira qué gracia, la tetera se ha teleportado!”), pero sus continuos intentos de establecer contacto con las entidades que dominan la casa irán obteniendo una respuesta cada vez más y más violenta.

   Esto es, a grandes rasgos, Emergo, que había despertado cierta atención por contar con un guión de Rodrigo Cortés, el director de la celebrada Buried. Las comparaciones entre Emergo y la muy parecida Grave Encounters (que comenté en la crónica del cuarto día de festival) son inevitables. Emergo hace bien algunas de las cosas en las que mete la pata Grave Encounters, y viceversa. Emergo es más contenida, más creíble, está filmada y planificada con más tino y abusa menos de la casquería; pero justo por eso es también menos divertida y menos gamberra que Grave Encounters. El veredicto final es que Emergo gana a los puntos un combate en el que, no obstante, ninguno de los dos participantes ha brillado especialmente.

 

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"Dicen los de Sitges que si va nuestra peli ya no hace falta que contraten Paranormal Activity 3"

 

   La película arranca bien, entra en harina enseguida y tiene un par de escenas de fantasmagoría fina que recuerdan a lo mejor del Poltergeist de Tobe Hooper. Sin embargo, igual que le ocurría a aquella película, Emergo se va estropeando a medida que fuerza la nota con lo fantástico. Además, al guión le sobran algunos pasajes de explicaciones técnicas innecesariamente prolijas, que están ahí para dar mayor sensación de rigor y verismo, pero que suenan a bullshit del bueno (¿qué leches me importa a mí lo que es una “manifestación ectoplasmática recurrente”, o cuáles son las diferencias entre un fantasma y un espectro?). Y el plano final de la película, efectista, barato y virtualmente calcado de otra cinta bastante reciente (que no revelaré para no hacer spoiler) echa por tierra toda la coherencia argumental acumulada hasta ese momento.

No es fácil hacer hoy en día una película de fantasmas original y efectiva. No es nada fácil (la última que recuerdo así a bote pronto es Insidious; y antes de ésa ya me tengo que ir atrás en el tiempo hasta El sexto sentido). Emergo lo intenta, lo consigue durante un rato, y la caga al final.

 

 

Melancolía (Lars Von Trier. Dinamarca-Suecia-Francia-Alemania, 2011)

   A media mañana, la que probablemente sea LA PELÍCULA que había que ver en Sitges 2011, última obra del autodenominado “mejor director del mundo” Lars von Trier; genio y capullo a partes iguales.
 
   La cinematografía de von Trier siempre había mantenido ciertas vías de transmisión con el género fantástico, pero de un tiempo a esta parte (desde la inclasificable Anticristo), parece haberlo abrazado por completo. Con Melancolía, incluso, ha inventado un nuevo subgénero: la ciencia-ficción apocalíptico-nupcial (buena parte de la acción tiene lugar durante una boda, antes del inminente fin del mundo).

 

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"Esta noche te enseñaré mi martillo y sabrás porqué me llaman Thor"

 

   Las protagonistas de Melancolía son dos hermanas que parecen auténticos polos opuestos: Justine (Kirsten Dunst) es depresiva, insegura y fatalista, pero al mismo tiempo goza de la desesperada fuerza interior del que no tiene nada que perder; Claire (Charlotte Gainsbourg) es centrada y segura de sí misma, pero en el fondo de su ser está agarrotada por el miedo. La película se fija en un periodo muy corto de las vidas de Justine y Claire, que están a punto de acabarse porque ha aparecido en el firmamento un nuevo planeta, llamado Melancolía, que se dispone a colisionar contra la Tierra y borrarla del mapa. Quizás nos lo merecemos, porque la verdad es que todos los personajes que aparecen en Melancolía son seres humanos horribles. Von Trier siempre tan optimista…

   No me voy a andar con muchos devaneos (porque tampoco estamos hablando de una película que encaje en el perfil habitual del Diario de Venusville): Melancolía está muy bien, pero no llega al nivel de excelencia de Anticristo (obra maestra del terror surrealista, y cumbre absoluta de la carrera de von Trier). Mientras que Anticristo era una película muy compleja camuflada de angustioso thriller sobrenatural, Melancolía es todo lo contrario: una película muy sencilla (¿quizás demasiado?) que von Trier transforma en una ampulosa ópera visual por la vía del artificio (y lo digo en el buen sentido del término). No voy a tratar de hacer proselitismo, porque von Trier es un director para paladares muy concretos. Baste decir que Melancolía no va a hacer que nadie se cambie de bando. A mí me ha parecido demasiado extensa, un tanto pasiva, morfológicamente muy hermosa (el prólogo, que resume todo lo que va a ocurrir en la película, es bestial), y en general bastante notable. ¿Que no es perfecta? Ya.

 

 

Twixt (Francis Ford Coppola. E.U.A., 2011)

   ¡Ay mamá! Los pases “back to back” de Melancolía y Twixt nos han permitido comparar el actual estado de forma de dos titanes del séptimo arte como Lars von Trier y Francis Ford Coppola. Y mientras que el autor de Melancolía, ya lo hemos dicho, demuestra que sigue en buena forma, el otrora genial autor de El padrino parece no estar ya para nada más que filmar bautizos y comuniones.

   Twixt, la película con nombre de chocolatina (ey, no pongáis esa cara; por aquí todo el mundo está haciendo el mismo chiste…), es un intento por parte de Coppola de modernizarse subiéndose al carro de lo “guay”, de las nuevas tecnologías como el 3D y el video digital. Sin embargo, dicho intento le ha quedado tan ridículo y postizo como un jubilado vestido de rapero. La trama argumental de Twixt, que según dicen se le ocurrió a Coppola en un sueño (la próxima vez, sobre todo que nadie le despierte), va de un escritor de novelas de brujería venido a menos que llega a un pueblo para un acto promocional, y es reclutado por el sheriff local para ayudarle a esclarecer el misterioso asesinato de una joven. En su investigación le ayudarán las apariciones en sueños de Edgar Allan Poe, que al parecer cuando vivía veraneaba en ese pueblo, o algo así.

 

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"Lo mejor de la peli es ver al público hacieno el capullo con las gafas 3D puestas cuando no toca"

 

   Twixt es visualmente anémica (la puesta en escena resulta de lo más cutre; respecto al tratamiento bitono de algunas escenas en blanco y negro, es de cortometraje de aficionados), y está lastrada por un cásting inenarrable (Val Kilmer parece haberse comido a Steven Seagal, y Ben Chaplin disfrazado de Poe está para tirarle monedas), una pléyade de personajes secundarios ridículos (salen una banda de góticos que son la pera limonera), y un guión que no pasaría el corte como capítulo de la serie Cuentos de la cripta. Respecto al 3D, que ocupa solo un par de escenas de pocos minutos de duración, es un truco digno de una carpa de Port Aventura: se anuncia con la animación de unas gafas apareciendo en la pantalla (risas en la sala), y solo es utilizado para insertar forzados primeros planos de la cara de Val Kilmer, que a esa distancia parece un pan de payés con ojos.

Al acabar el pase, lo que era de esperar: aluvión de aplausos sobre la aparición de los títulos de crédito. Al fin y el cabo esto es “un Coppola” (aunque sea un Coppola absolutamente acabado, listo para ir al desguace), y por lo tanto toca hacer el fanboy. Pues yo digo que no, que el Emperador va en pelota picada. Si le aplaudimos con todos los honores cuando dirigió obras maestras como Apocalypse Now, la única cosa honesta que se puede hacer ahora es reconocer que Twixt es un enorme pedazo de mierda.

 

 

The Woman (Lucky McKee. E.U.A., 2011

   Entre las cuatro y las seis de la tarde, hora en que programaban The Woman en el Auditori, había pensado pasar por la sala de visionados para verme una peli que ayer se me había escapado: la brasileña Trabalhar Cansa. Sin embargo, al final he decidido que dicho título era una verdad como un templo, y me la he saltado, dedicando ese tiempo a descansar la vista, tomar un café con leche y repasar el cuadre de los días que me quedan de Festival (al final, mañana voy a hacer una de mis burradas habituales y me voy a zumbar una maratón de madrugada).

   Pues lo que decía: The Woman. Por fin una racioncita de gore en este Sitges 2011, en el que todas las propuestas cafres de la parrilla parecen haber sido relegadas a las sesiones de madrugada. ¿Tendrá algo que ver en todo esto la que se montó el año pasado con el pase de tarde de A serbian film? No me sorprendería.

   Un padre de familia que anda de cacería por los bosques colindantes a su casa se topa de repente con una mujer salvaje, y decide capturarla, encerrarla encadenada en su sótano y tratar de civilizarla (a hostia limpia, eso sí). La familia asume esta situación con toda la naturalidad posible, pese al hecho de que la tipa bien pronto se revelará como una caníbal de lo más peligrosa. Y eso no es todo…

 

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"Me siento como Nell metida en En busca del fuego"

 

   Posiblemente yo estuviese entre los espectadores que más ganas tenían de ver este filme, basado en un relato corto homónimo de Jack Ketchum (el escritor al que he hecho referencia al inicio de esta crónica). El cuento The Woman es una especie de epílogo al díptico formado por “Off Season” y “Offspring”, dos novelas de horror extremo muy salvajes y muy bien escritas, que relatan las andanzas de una degenerada tribu de caníbales que viven en una zona boscosa del norte de los Estados Unidos, cazando y cruspiéndose a todo viajero despistado que pasa por sus dominios (para quien le interese, “Off Season” se editó en castellano hace un par de años bajo el título de “Al Acecho”).

   Teniendo en cuenta que nunca se ha llegado a hacer una película de “Off Season” (sí se hizo una de Offspring; bastante chunga por cierto), sorprende que alguien se haya molestado en crear una versión cinematográfica de The Woman. Salvando las distancias, es un poco como rodar Las dos torres sin que nadie haya rodado antes La comunidad del anillo

   De todos modos, hay que decir que la película es una versión muy libre del cuento. El guión, adaptado por el propio Ketchum, añade a la historia un par de giros sorpresa y complicaciones argumentales, un sorprendente tono de gore pro-feminista, y un subtexto de comedia negra que no sé si le pega demasiado bien. Yo quizás hubiera preferido otros aires más descarnados para la película (y un ritmo más alto, ya que estamos), pero en general me ha parecido una serie B que se deja ver, con buenas sanguinolencias y un final que, aún siendo muy distinto al del relato original, mantiene el punto justo de amoralidad y mala leche que cabe esperar de un bruto como Jack Ketchum./>

 

 

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Quinto día de festival: The Yellow Sea; Hara-Kiri:
Death of a Samurai; Bellflower; The Moth Diaries

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Cuarto día de festival: Another Earth; Verbo;
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> Día 3: Gente muy sola

Tercer día de festival: Mientras duermes;
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> Día 2: Michael Biehn, gracias

Segundo día de festival: Lobos de Arga;
Intruders; The Victim; The Divide

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