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Espiritualidad de cartón Nueva ida de olla filosófica de los Wachowski Por Chema Pamundi |
<Dicen que un artista se pasa parte de su carrera intentando crear la obra que lo defina, y que una vez lo ha conseguido, se pasa el resto de su vida angustiado al saber que ya nunca será capaz de superarse. Dicen que eso es lo que le ocurrió a Kubrick con 2001, una odisea del espacio, a Hitchcock con Vértigo y a Welles con Ciudadano Kane. El “drama” de los hermanos Wachowski es que a ellos les ocurrió con su segunda obra, Matrix. En ella redefinieron el fantástico, tanto a nivel estético como temático e incluso narrativo (películas posteriores como Olvídate de mí u Origen quizás no existirían de no ser porque Matrix nos había educado mentalmente para entender una nueva ciencia-ficción). ¿Cómo sigues manteniendo una carrera cinematográfica relevante después de ese órdago? Bueno, El atlas de las nubes es una respuesta como mínimo interesante a esa pregunta (sí, mejor hagamos ver que Speed Racer nunca existió, por favor).
El atlas de las nubes es una ambiciosa película de episodios de casi tres horas de duración, escrita y dirigida al alimón por los hermanos Wachowski y Tom Tykwer (Corre Lola corre, El perfume…), que adapta una novela de David Mitchell considerada en general infilmable. Intentar resumir su argumento en un párrafo es tan complicado como estéril. Baste decir que relata seis episodios ambientados en diferentes periodos de la historia pasada o futura, el más antiguo de los cuales sucede a mediados del siglo XIX y el más avanzado en un entorno post-apocalíptico en el año 2346. Todos tocan géneros muy dispares, desde la comedia hasta el thriller político, el drama histórico o la anticipación distópica, y están interrelacionados en mayor o menor medida. De hecho, cada episodio es como una reconstrucción de los demás, que explica básicamente la misma historia de manera diferente (en todos hay algún personaje oprimido que se rebela contra el sistema, o que intenta huir de él).
"Gracias a Dios que no hay un Elegido vestido como el Hombre de negro de El Hormiguero"
La particularidad principal del filme, que supone a la vez su mayor atractivo y su mayor lastre, es que todas las tramas están interpretadas por el mismo elenco de actores (Tom Hanks, Halle Berry, Hugh Grant, Jim Broadbent, Susan Sarandon, Hugo Weaving…) haciendo papeles diferentes cada vez, en algunos casos ocultos bajo tantas capas de maquillaje que son del todo irreconocibles. Sí, en efecto, una cosa rara de cojones.
Lo que los Wachowski intentan hacer en El atlas de las nubes es un dificilísimo acto de funambulismo cinematográfico sin red, y solo por eso ya merecen un aplauso. Por supuesto, se caen de la cuerda floja sin haber llegado a cumplir buena parte de los objetivos marcados, pero aunque el filme sea una especie de juguete roto, hay que reconocer que es un juguete roto a ratos fascinante. Está filmada con buen gusto visual y montada de forma amena, sobre todo en los momentos de alto voltaje climático, en los que sabe utilizar con habilidad los saltos de una historia a otra para mantener al espectador en ascuas (de modo muy similar a lo que hizo Paul Thomas Anderson en Magnolia, un referente clarísimo de El atlas de las nubes). Aparte, su estructura voluntariamente deslabazada le aporta un tono onírico que ayuda dejarse llevar por la narración sin obsesionarse demasiado por hacer cuadrar todas sus tramas (eso queda para subsiguientes visionados; y desde luego El atlas de las nubes merece ser vista más de una vez). Así, aunque la película confunde cosa mala, se acaba disfrutando y asimilando de modo parecido a como se recuerda un sueño.
"Demasiado larga, pretenciosa y pedante en los diálogos, naif y kitsch cuando intenta ser profunda, y sobre todo con un mensaje que suena a sermón cienciólogo" |
Pero claro, estamos hablando de los Wachowski, y eso significa que El atlas de las nubes cae por momentos en las mismas trampas que el grueso anterior de su obra: demasiado larga, pretenciosa y pedante en los diálogos, naif y kitsch cuando intenta ser profunda, algo trillada en lo argumental (hay un episodio en particular que es poco más que una relectura resumida de Matrix), y sobre todo con un mensaje que suena a sermón cienciólogo, tan simplón y hippie como un slogan de Coca-Cola o un estribillo de los Beatles: que todos estamos conectados y somos una misma entidad cósmica. Que a fin de cuentas, el bien o el mal que les hacemos a los demás nos lo estamos haciendo también a nosotros mismos. El amor es la cura de todos los males, y tal. Tras casi tres horas de metraje, uno hubiese agradecido un poco más de enjundia y menos tópicos de libro de autoayuda, la verdad.
"Espero que lo del Inspector Clouseau no lo digan por mi"
También es problemático el tema de los actores, cuyas interpretaciones son tan irregulares como todos lo demás aspectos de la cinta: Ben Wishaw y Doona Bae lo bordan, Halle Berry y Susan Sarandon cumplen, Hugh Grant y Hugo Weaving están bastante salidos, y Tom Hanks sencillamente parece que esté imitando a Austin Powers o al inspector Clouseau (también porque varias de sus caracterizaciones bordean el ridículo). En una película que depende por entero de que uno se identifique con los personajes a un nivel profundo, esta falta de cohesión (algunos actores están muy bien en un papel, pero muy mal en otro) genera distanciamiento.
Al final uno llega a la conclusión de que El atlas de las nubes es una buena propuesta contada en un formato equivocado. Como serie de TV, por ejemplo, tenía potencial suficiente como para haberse convertido en la heredera natural de Perdidos (de hecho había material para ello, pues las notas de producción indican que el primer montaje que llevaron a cabo los Wachowski duraba más de cuatro horas). Como largometraje, sin embargo, se queda en un experimento fallido. Pero el cine de ciencia-ficción necesita experimentos, aunque sean con gaseosa. Si los Wachowski siguen por este camino, tal vez algún día suene la flauta y nos regalen una nueva Matrix. Si juegan sobre seguro, en cambio… el resultado nunca pasará de Speed Racer. Yo tengo bastante claro qué camino prefiero que sigan…/>
INFORME VENUSVILLE |
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Sentencia Quaid: Dos Caras Harvey |
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Recomendada por Kuato a: ¿en serio necesitan que les convenzan de ir a ver una peli en la que Hugh Grant hace de chino, o de bárbaro caníbal del futuro? |
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No recomendada por Kuato a: quien espere la típica bacanal de F/X y espectaculares escenas de acción del cine de los Wachowski que se relaje, porque esto es otra cosa muy distinta. |
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Ego-Tour de luxe por: pese a todo, se agradece la refrescante capacidad de El atlas de las nubes para dejar al espectador perplejo. |
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Atmósfera turbínea por: los exagerados maquillajes, que propician algunos momentos de comedia involuntaria (muy al principio hay una escena en la que todos los actores llevan aparatosas narices de goma, y me costó reprimir la risa). |
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