<Miren que la primera entrega de El Hobbit, Un viaje inesperado, era larga, lenta y tediosa de tan estirada que estaba, y que por eso esta segunda parte La desolación de Samug no hacía prever nada bueno, que el público es tonto hasta cierto punto, y por ello ni el analista más avispado fue capaz de vaticinar los números que se están ahora barajando. Pero nanai de los nanais, Peter Jackson, erre que erre, empeñado en estirarla hasta completar una trilogía de casi tres horas cada parte, ha vuelto a dar en la diana de la Comarca.