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Emocop El agente Murphy regresa tras haber tenido Por Chema Pamundi |
<Se veía venir. Desde que aparecieron las primera noticias diciendo que se iba a filmar un reboot de Robocop, (por cierto, ¿qué le ha pasado a la palabra “remake”, que ya nadie la usa?) cualquiera a quien le preguntases al respecto resoplaba y te soltaba alguna variante de la frase “Uf… bueno, pues habrá que ir a verla, ¿no?”. Esa sensación de tener que ir al cine a fichar, con la misma actitud con la que uno va al dentista a que le saquen una muela (y que los aficionados al cine fantástico solemos experimentar tan a menudo), dice bastante sobre lo innecesaria que, en el fondo, todos sabíamos que resultaba esta nueva versión del clásico. El Robocop que dirigió Paul Verhoeven en 1987 es una película que, salvo en el apartado de efectos especiales, sigue aguantando el tipo con una frescura, una retranca y una sabiduría narrativa dignas de aplauso. No es una obra maestra de referencia (al menos no en el sentido en que lo son La guerra de las galaxias o Blade Runner), pero desde luego es un blockbuster extremadamente bien hecho. La dan por la tele y te quedas a verla. Hacía tanta falta una nueva versión de Robocop como una de Casablanca. O sea, ninguna. Pero aún así, si la hacen… pues habrá que ir a verla, ¿no?
Bueno, pues ya está vista; y por supuesto, todos nuestros prejuicios se han visto confirmados: puede que este Robocop 2014 tenga mejores trucajes y un look más sólido, pero a nivel de puro entretenimiento no le aguanta ni un round al original. Su primera mitad, que básicamente alarga el prólogo de la película del 87 (la creación del robot policía) se deja ver aunque solo sea por comprobar cómo han actualizado los gadgets, la jerga pseudocientífica, y el traje del protagonista (se ve más estilizado y menos “pesado”). En cambio, la segunda hora de metraje (lo que sería “el caso policial”) es lo que técnicamente se conoce como “un soberano coñazo”, con un guión demasiado rebuscado y muy poco sugerente, escenas de tiros ramplonas, personajes planos y un Robocop llorica y “emo” (fatal el protagonista Joel Kinnaman) que produce vergüenza ajena cuando lo comparamos con el duro y magnético hijo de puta al que encarnaba Peter Weller, con esa genial sequedad de pistolero del oeste.
"Este tratamiento es para que tu carrera sea más existosa que la de Peter Weller"
El director brasileño Jose Padilha y el guionista Joshua Zetumer, dos semi-debutantes (el primero tiene a sus espaldas varias crime movies en su país pero nunca había dirigido una superproducción de Hollywood, y el segundo firma aquí su primer libreto en solitario) se muestran inseguros y tibios, sin saber muy bien en qué dirección llevar la historia ni qué tono darle. Al final la cosa se queda en la indefinición entre el manido thriller policiaco y el tebeo de superhéroes aséptico y para todos los públicos, incluyendo varias decisiones estilísticas algo cuestionables (como por ejemplo ilustrar un tiroteo con la canción setentera “Hocus Pocus”, que mezcla rock progresivo con cantos tiroleses ¿En qué coño estaban pensando?).
Uno de los motivos por los que las secuelas del Robocop de 1987 nunca funcionaron es porque aquella era una cinta del todo compacta y autoconclusiva: llevaba a los personajes hasta situaciones extremas sin demasiada solución de continuidad a nivel dramático. Al final del filme, con la familia del agente Murphy completamente desestructurada y él convertido en héroe policial solitario, ¿qué más podía contarse sobre el personaje que valiera la pena explicar? El remake, en cambio, no corre ningún riesgo en este ámbito. La trama se queda en una zona segura y sin sobresaltos, manteniendo a todos los personajes importantes en su sitio y allanando el camino para establecer una franquicia de secuelas. La típica mala leche “verhoeviana” se convierte aquí en un discurso tan melifluo como genérico sobre la libertad contra la seguridad, que no dice nada nuevo ni punzante, y que sirve como mera excusa para que los malos sigan haciendo sus cosas durante dos horas de película. Sí, gracias a eso parir un Robocop 2, Robocop 3 y los que hagan falta va a ser sencillísimo, pero probablemente su interés cinematográfico será nulo.
"Puede que este Robocop 2014 tenga mejores trucajes y un look más sólido, pero a nivel de puro entretenimiento no le aguanta ni un round al original." |
Robocop ni siquiera hace demasiados esfuerzos por recuperar la vena satírica de la cinta de Verhoeven. Solo el personaje de Samuel L. Jackson, encarnando a un presentador de televisión ultrafacha y comprado por el sistema, aporta algunas pinceladas de ironía (no demasiado sutiles, pero menos da una piedra). Los demás personajes son todos muy serios, muy afectados, empezando por un Alex Murphy/Robocop que se pasa el día haciendo pucheritos con los ojos llorosos (¡Robomoñas!), siguiendo por una galería de secundarios sin mucha pechuga dramática (nos la rempampinflan la esposa del prota, su hijo y su compañero negro), y acabando con unos villanos formulaicos y chuscos, liderados por un Michael Keaton lleno de tics, que no tendría nivel ni para hacer de antagonista de Steven Seagal (del ACTUAL Steven Seagal). Solo se salva del despropósito Gary Oldman, que interpreta con su habitual credibilidad al Dr. Dennett Norton, el científico creador de Robocop, un tipo que se debate entre sus obligaciones profesionales y su ética personal. Es el único personaje al que te crees.
Uno de los puntos fuertes del filme primigenio era la deshumanización del agente Murphy al transformarse en Robocop, y la creciente esquizofrenia que sufría a medida que iba recuperando recuerdos (se pasaba horas con el coche aparcado delante de la casa de su antigua familia sin saber por qué). Todo eso ha sido laminado e incluso invertido en este remake: Murphy mantiene desde el principio su personalidad como poli robótico, aunque los científicos van jugando con ella para mantenerlo dentro de la obediencia. Es un cambio de enfoque interesante que podría haber dado bastante juego, pero el guión no lo implementa bien: Murphy pierde y recupera su psicología y su libre albedrío según le conviene a la trama, sin la menor explicación lógica (más allá de alguna exclamación en plan “¡Dios mío, está fuera de control!” por parte de alguno de los científicos).
"Es que con tanto Iron Man, G.I. Joe y Pacific Rim, no sabíamos qué traje ponerte"
Por lo demás, ni rastro de la visceralidad, el gamberrismo o la incorrección política del Robocop original: la salvaje escena en la que Murphy era masacrado a tiros ha sido sustituida por una simple bomba lapa en su coche, y la demencia generalizada que dominaba las escenas de acción (el villano que era bañado en residuos tóxicos y luego reventaba en todas direcciones al ser atropellado) se ha quedado en una serie de inocuas pantallas de videojuego en las que se malgasta mucha munición pero no salta una gota de sangre; y no, ni siquiera está la escena del robot que no sabe bajar escaleras…
En conjunto, frente a la inteligencia, el carisma y la excelente factura técnico-estética de la cinta de Verhoeven, este retorno a la casilla de salida es tontaina, soso y rutinario. Difícilmente enganchará ni a los seguidores de toda la vida ni a los que lleguen hasta aquí sin conocer al personaje. No supura ni una pizca de imaginación, ni un solo momento digno de recordar. Traigan a sus niños, y a la salida pasen por la juguetería a comprarse el muñequito articulado. Eso es todo. Pobre agente Murphy, quién te ha visto y quién te ve. Ahora sí que de verdad te has quedado en nada…/>
INFORME VENUSVILLE |
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Sentencia Quaid: Congelada en carbonita |
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Recomendada por Kuato a: sólo a fans completistas de la saga. |
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No recomendada por Kuato a: quienes a estas alturas aún no hayan visto el Robocop de Verhoeven y piensen que "mejor veo directamente la nueva". ¡No! ¡Corred insensatos!. |
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Ego-Tour de luxe por: la única escena con cierto "shock value", cuando Murphy le pide al doctor que le deje ver en un espejo qué es lo que queda de su cuerpo sin el traje de metal.. |
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Atmósfera turbínea por: mira, yo acepto cualquier cambio si el resultado final es bueno… pero cepillarse la mítica escena final de "¡Dick, estás despedido!" para filmar un clímax tan patillero como el de este remake, no tiene perdón de Satanás…. |
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