<Aún no nos hemos recuperado de la repentina noticia de la muerte por suicidio de Robin Williams, y ya volvemos a desayunarnos con otra muerte de Hollwood. Lauren Bacall ha fallecido a los 89 años a causa de un derrame cerebral y con ella se va una de las estrellas del Hollywood dorado de los años 40 en adelante.
Dos son las cosas que más recordaremos de Lauren Bacall: que fue la esposa de Humphrey Bogart, y las películas de cine negro que protagonizó convirtiéndola en una de las grandes damas del género, cuatro de ellas junto a su marido: Tener y no tener (1944), El sueño eterno (1946), La senda tenebrosa (1947) y Cayo Largo (1948). Unos titulazos con cuyas fotos podríamos empapelar la redacción, además de proyectar sus mejores escenas y sus mejores diálogos las 24 horas del día (el que le explica cómo se silba, el primero). Se conocieron rodando Tener y no tener cuando ella tenía 19 años y él 45 estando divorciado, se casaron al año siguiente, y se mantuvieron juntos hasta que el actor de Casablanca murió de cáncer en 1957.
Nacida en Brooklyn con sangre polaca, germana y rumana, elegante, sofisticada, y de enigmática mirada felina pese a su joven edad, Bacall cautivó al mundo tanto por su matrimonio con Bogart como por sus trabajos cinematográficos, que fue espaciando a partir de la década de los 60 para dedicarse al teatro, modalidad en la que ganó dos premios Tony, mientras aceptaba puntualmente alguna película como la colonialista La india en llamas (1959), Harper, investigador privado (1966) junto a Paul Newman, la coral Asesinato en el Orient Express (1974), o el western con John Wayne El último pistolero (1976)
A partir de los años 90 volvió a mostrarse más activa apareciendo como secundaria en títulos como Misery y Reencarnación, entre otros, llegando a estar nominada a mejor actriz secundaria en 1996 por la comedia El amor tiene dos caras, pero marchándose de vacío de la ceremonia tras un monumental berrinche por ser la favorita en todas las quinielas. Dos años después la Academia quiso arreglarlo concediéndole uno honorífico que aceptó con gusto (“¡Por fin un hombre!”, dijo bromeando cuando lo recibió).
Lauren Bacall deja una huella imborrable, una carrera ejemplar y una filmografía con un puñado de clásicos en los que siempre la recordaremos en blanco y negro con una boinita ladeada, explicándole a Humhprey Bogart cómo se silba./>
"Sólo tienes que juntar los labios y soplar"
VENUSRELACIONADOS


