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Menos mal que nos queda Portugal Los hermanos Pastor encuentran la fórmula perfecta Por Víctor Parkas |
<Se cuenta que, durante el estreno de El día de la bestia en la Gran Vía madrileña, los espectadores bramaron al ver a Angulo, Segura y de Razza colgando del neón de Schweppes que corona el emblemático edificio de Callao; la sensación, en cambio, al salir de los cines de Barcelona donde vimos Los últimos días era de total indiferencia. Si Álex de la Iglesia rediseñaba Madrid –a la vez que hacía reconocible la arquitectura de la ciudad- para convertirla en un espacio opresivo con reminiscencias al diseño de producción visto en Blade Runner, los hermanos Pastor lo único que han logrado es captar una instantánea post-apocalíptica de la capital catalana tan impersonal como hueca.
Por obra y gracia de San McGuffin, en la película resulta fisiológicamente imposible salir al exterior para cualquier ser humano; en esta tesitura deberán formar equipo José Coronado y Quim Gutiérrez con el objetivo de encontrarse con sus seres queridos. Como en Eva, por nombrar otro producto relacionado con exalumnos de ESCAC, lo fantástico de Los últimos días responde a necesidades climáticas, pues la película quiere radiografiar a sus personajes, conflictos y deseos antes que potenciar lo genérico de la propuesta. Por desgracia, el guión de los Pastor no cuenta con la suficiente enjundia como para hacernos empatizar con los protagonistas de su cinta.
Objetivo cumplido: Arco del Triunfo a las cinco de la tarde y ni un solo coche
Insisto: los problemas de la película tienen que ver con su libreto y dirección de actores, pues la factura y la puesta en escena de la misma, con sus peros, consigue aprobar con nota. Quizás, de haber sido estrenada hace veinte años, la segunda película de Àlex y David Pastor no supondría el baúl de clichés anodinos que ha acabado siendo. Sin ningún tipo de prejuicio ante la fórmula bien llevada, es la sucesión de incongruencias lo que arruina el conjunto: el retrato de una Barcelona desierta, las peleas con osos en iglesias y las estaciones de metro convertidas en resorts homeless son infinitamente más verosímiles que la reacción de Marta Etura ante la negativa de Gutiérrez con respecto a tener un hijo, habiéndose dado ya las primeras señales de lo que se acerca y con gente feneciendo por doquier.
"Quizás de haber sido estrenada hace veinte años, la película no supondría el baúl de clichés anodinos que ha acabado siendo" |
De forma nada inconsciente, la película busca apelar a la crisis por medio del cine de entretenimiento, una maniobra que últimamente está a la orden del día (Attack the Block, por ejemplo, tiene tantos elementos de cine social como de fantástico). Incluso el film se permite guiñar dos ojos -de cuatro- al maestro Romero y a su Zombi con la escena de la película que tiene lugar en los grandes almacenes Gran Vía 2, mezclando las actitudes tribales de Apocalypto con el ímpetu de la Sánchez Gordillo Army; da la sensación de que, con un León de Aranoa desaparecido en combate, el cine español necesita llenar un hueco y se está sirviendo del cine fantástico para ello.
"Por si acaso el éxito de No habrá paz para los malvados se debió a la barba guarrera..."
Si recuerdan La ruta natural, corto con el que Àlex Pastor arrasó en numerosos festivales, y además son conocedores de la obra de Alan Moore, probablemente hayan notado más de uno y más de catorce parecidos con el cortometraje primerizo del co-director de Los últimos días y "Time Twister" del guionista británico; sin atisbo de ninguna idea “prestada” similar en Infectados, ópera prima del tándem formado por los hermanos, es en Los últimos días donde volvemos a ver ya no referencias al mundo del cómic, si no de nuevo a la obra del creador de "Supreme" o "Tom Strong": aunque haya que esperar a los últimos minutos de metraje, es imposible no pensar en los números que cerraban la etapa del chamán de Northampton en la serie “Swamp Thing” de DC Comics.
Los últimos días se convierte, pese a lo sugerente de su premisa, en otro título más que añadir al panteón de fantástico español desprovisto de alma; con casi todo a su favor (nunca un casting tan prometedor fue tan mal dirigido, hasta el punto de resultar imposible creerse cualquiera de las frases, inclinaciones y gestos de Coronado, Gutiérrez o Etura), la segunda película de los Pastor transita por una senda continuista con respecto a su anterior trabajo y quizás por eso mismo ni entusiasma ni enfada en exceso: simplemente, toda la ambición que se mostraba en las campañas promocionales no ha sido honrada con el propio film. Crucemos los dedos para que cuando rueden una versión adulterina y libre de "Top Ten" todo vaya sobre ruedas./>
INFORME VENUSVILLE |
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Sentencia Quaid: Dos Caras Harvey |
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Recomendada por Kuato a: los agorafóbicos. |
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No recomendada por Kuato a: los que se irriten viendo películas-postal al estilo Vicky Cristina Barcelona. |
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Ego-Tour de luxe por: la banda sonora. Ya ven cómo está el patio. |
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Atmósfera turbínea por: la hiper-afectación de saldo que impregna toda la película. |
¿Desea saber más?
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