PATRICK SWAYZE valhalla: Le seguirán llamando Bodhi

Le seguirán llamando Bodhi Patrick Wayne Swayze: Houston, Estados Unidos, 18.08.52 - Los Angeles, Estados Unidos, 14.09.09 Por Da II

<Con la muerte de Patrick Swayze a un servidor le queda la sensación de que se nos ha marchado una parte de los ochenta cuando todavía están demasiado cercanos para ser solo historia.

   Hay actores cuya carrera es una larga carrera de fondo donde van alternando títulos de diferente pelaje hasta configurar una filmografía reconocida. Otros, en cambio, son como una explosión que se concentra en un corto espacio de tiempo y que pasan demasiado jóvenes a ser viejas glorias, con el agravante en estos casos de que prosiguen su carrera a la búsqueda de ese papel que los devuelva al estrellato. A no ser, claro, que el destino les brinde la “fortuna” de una muerte prematura que los convierta en mitos.

Patrick Swayze, fantasma guapetón, con Whoopi Goldberg en Ghost

   Los éxitos de este actor, su momento de gloría, son los finales de los ochenta y principios de los noventa. Además, su carrera tiene todos los tópicos de serie B. Atleta consumado debe de abandonar el deporte por una lesión de rodilla y pasa entonces a dedicarse a la danza. Sin embargo, inicia su camino hacia la fama con una película generacional como Rebeldes (1983) junto a otras perlas com Matt Dillon o Tom Cruise, y alcanza su primer gran papel en la televisión interpretando al mítico Orry Main (el señorito Orry) en Norte y sur, (junto con Lo que el viento se llevó la otra gran epopeya de la guerra de sucesión) donde compartió reparto con otro actor que nos ha abandonado como David Carradine.

   Al final, como en cualquier buen guión que se precie, sí consigue triunfar como bailarín en Dirty Dancing (1987). Uno de esos musicales que como Fama, Grease, Flashdance o High School tienen un marcado acento generacional.

   Después de algún título menor, que gracias a nadar en la cresta de la ola tiene bastante repercusión, redondea su etapa de gloria con la lacrimógena Ghost, para coronar su fama con la designación del hombre más atractivo del mundo en el año 91 con Le llama Bodhi. Quizá su mejor película. Después se enreda en comedías tontas y películas babosas, todavía intenta algunas cosas extrañas como la no del todo conseguida A Wong Foo, gracias por todo, Julie Newman o Donnie Darko, pero ambas no dejan de ser muestras de que su mejor momento ya ha pasado.

   Al ponerme a escribir este artículo me ha acordado de una película tonta, muy tonta. La no hace mucho estrenada Tú pones la letra y yo la música, con el siempre idéntico Hugh Grant y la rechonchita Drew Barrymore. En ella un cantante de los ochenta pasea sus oxidados éxitos por los lugares más curiosos y horteras, repitiendo aspecto y bailes ante las fans de siempre, ya entradas en años, como el bueno de Patrick repitiendo andares y flequillo desde aquellos ochenta que fueron su momento.

   Porque si algo lo ha caracterizado es esa sensación de que siempre ha superado a sus personajes, que siempre ha sido más él que a quien interpretaba, con ese flequillo desmedido, el caminar torcido, un poco a lo John Wayne, esa pose de chulo de buen corazón y la eterna expresión de desconcierto.

   Toda una generación seguiremos emocionándonos con la banda sonora de esa historia de amor entre patricios y plebeyos, y mantendremos la ilusión de que si encontramos el flequillo que nos guíe podemos aprender a bailar./>

Patrick Swayze seguirá chocando esos cinco desde el Valhalla venusvillero