Antlers; Superhost; Offseason; The Medium
Me sabe mal, pero de momento en esta edición de Sitges apenas tengo “anécdotas de alfombra roja” que contar. En parte, el motivo de ello es que los acreditados estamos pasando muchas menos horas en el Hotel Melià, que es donde suceden las cosas. La desaparición de la sala de prensa, que era un punto de encuentro común en el que hacerse un café de máquina y comentar chismorreos, escribir cómodamente tus crónicas o planificarte el día, ha hecho mucho daño. También, el hecho de que los sofás del hall hayan sido ocupados por los tinglados de emisoras de radio como la SER o RNE para emitir sus programas desde allí, o que el propio hotel parezca haber desconectado todos los enchufes que había en las zonas comunes, con lo cual ni siquiera tienes la posibilidad de sentarte en un rincón y poner a cargar el teléfono o el portátil. Sutilmente, nos están invitando a que nos busquemos la vida entre película y película.
Así pues, la única anécdota que puedo contar es una chorrada como una casa: resulta que la organización ha decidido cambiar, en algunos pases, la sintonía que suena durante la cortinilla animada de King Kong derribando aviones. No he podido fijarme si esto sigue alguna pauta (o sea, por ejemplo, si en cada sala suena una música distinta) o si se hace al tun-tun, pero el caso es que siempre hay un coro de espectadores que reaccionan gritando “¡Clásicaaa!”, “¡Clásicaaa!” cuando detectan que la sintonía que les han puesto en ese pase no es la de toda la vida. Ya digo, es una anécdota muy menor, pero en cierto modo sirve para apuntalar lo que decía el otro día de que el público no viene a Sitges simplemente a ver películas (igual que los protagonistas de la serie de TV Cheers no iban allí solo a tomarse una cerveza), sino que siente el festival como algo suyo.
Las cuatro pelis de hoy:
ANTLERS (CRIATURA OSCURA) (Scott Cooper, EUA, 2021)
Trailer, fotos, sinopsis y ficha
Julia es una profesora infantil que ha vuelto a dar clase en su pueblo natal de Oregón y está viviendo con su hermano, el sheriff. Al poco de haberse instalado, empieza a fijarse en que uno de los niños de su aula, Lucas, tiene todos los síntomas de estar sufriendo abusos por parte de sus padres, un tema con el que Julia está especialmente sensibilizada porque su propio padre abusaba tanto de ella como de su hermano. Sin embargo, la realidad de Lucas es mucho más bizarre: lo que tiene en casa, encerrado bajo llave, no es a un padre maltratador sino a un padre que se ha convertido en algún tipo de bestia caníbal. O sea, como la versión premium del proverbial monstruo en el armario.
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Tenía clarísimo que Antlers iba a ser una de mis películas del festival. Me gustaban todas las noticias que iba viendo de ella, me interesaba el tema y me fiaba de los responsables, desde el director Scott Cooper (del que vi hace poco el meritorio western Hostiles), hasta el productor Guillermo del Toro e incluso la protagonista Keri Russell. Por eso, mi decepción ha sido notable ante una cinta que cumple en el apartado visual, pero se queda en un prólogo de 100 minutos que nunca llega a despegar. Todo lo bueno que apunta en su arranque sobre la retroalimentación entre los miedos infantiles y las leyendas ancestrales se queda en eso, apuntes, y se desinfla por completo en su tercer acto.
El resto se rellena con una colección de personajes monocromos, todos muy traumatizados y muy aburridos, situaciones que parecen saqueadas de cualquier novela de Stephen King (NO SE PODÍA SABER que el policía que oye un ruido en el cobertizo iba a ir a investigar... y se lo iban a cruspir) y un bicho final de Manual de Monstruos de Dungeons & Dragons, incluyendo el apartado de reglas necesario para cargárselo. Tiene dos o tres escenas muy potentes, una mitología chula y la voluntad de asustar con algo más elaborado que los meros sobresaltos repentinos acompañados de un subidón de la banda sonora, pero solo con eso no le alcanza para desarrollar todo el potencial de un guion al que se diría que, justo cuando iban a empezar a rodarlo, le arrancaron la mitad de las páginas.
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SUPERHOST (Brandon Christensen, EUA, 2021)
Trailer, fotos, sinopsis y ficha
Claire y Teddy son una pareja sentimental de aspirantes a influencers, que alquilan casas de vacaciones de alto standing y las reseñan en su canal de vídeo, Superhost. La cosa les va regular, llevan semanas perdiendo suscriptores e ingresos y ya no saben cómo revertir la situación. Teddy es un buena fe que siempre ve el vaso medio lleno y no parece demasiado agobiado por el asunto, ya que considera mucho más importante su relación con Claire. Ella, en cambio, se muestra cínica, pesimista y bastante obsesionada por los likes y la monetización. En estas, que los dos se van a rodar su siguiente entrega de Superhost a una casaza de dos plantas situada en una aislada zona forestal (dónde si no…). Al conocer a la casera, Rebecca, una joven amable y servicial pero que parece tener sueltos unos cuantos tornillos, Claire verá la oportunidad de hacer un vídeo que les permita remontar en popularidad. “Está tía es oro puro”, le dice a Teddy. No, no es oro puro, es una psicópata.
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Si Superhost funciona, es casi exclusivamente gracias a la sombra que proyecta sobre toda la función Rebecca, interpretada de manera magistral por Gracie Gillam, que incluso en sus escenas más cómicamente histriónicas transmite sensación de peligro a punto de desatarse (su aspecto es ligeramente estrafalario, se ríe y grita cuando no toca, acaba las frases con silencios demasiado largos…). Su personaje podría resumirse como una versión femenina del que encarnaba Mark Duplas en Creep, una película más redonda y memorable que esta pero con la que comparte parentesco.
Superhost estaría igual de bien como episodio de 50 minutos de una antología de terror estilo “Historias para no dormir”, y hubiera estado todavía mejor si esos 40 minutos adicionales de metraje que tiene hubieran servido para profundizar de manera más elaborada y con más mala leche en su tema de fondo: los aspectos más nocivos del “influencerismo” en redes sociales. Aún así, sigue siendo divertida, contundente, socarrona (los protagonistas van repitiendo diversas variantes de la frase “este va a ser un episodio INOLVIDABLE de Superhost”) y muy poco amable con las expectativas de la audiencia. Es difícil pensar que le vaya a dejar mucho poso a nadie, pero es exactamente el tipo de película que uno espera (y celebra) ver en Sitges.
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OFFSEASON (Mickey Keating, EUA, 2021)
Trailer, fotos, sinopsis y ficha
Bueeeeno, pues por fin ya nos hemos asustado un poco en Sitges 2021. Seis días de festival nos ha costado ver algo que pusiera los pelos de punta. Offseason es un inspirado ejercicio de terror atmosférico sobre el pasado volviendo para cobrar deudas, con la costa de Florida como telón de fondo. Pero no es la habitual Florida soleada y acogedora de postal turística, sino un lugar desapacible, gris, claustrofóbico y barrido por tormentas, que podría haber sido imaginado por H. P. Lovecraft.
Marie se dirige en coche al cementerio en el que está enterrada su madre, tras haber recibido una carta del vigilante advirtiéndole de que la tumba ha sido vandalizada y pidiéndole que se pase por allí cuanto antes. Dicho cementerio se encuentra en Lone Palm, la pequeña isla en la que su madre nació y se crio. En verano, Lone Palm bulle con la presencia de turistas, pero al llegar el otoño, que es cuando tiene lugar la acción de Offseason, se queda completamente desolada. Marie no sabe muy bien a qué está yendo. Tampoco sabe exactamente por qué su madre, tras decirle repetidas veces que no quería volver a Lone Palm ni después de muerta, cambió a última hora el testamento para que la enterrasen allí. Marie no tardará en descubrir que aquel un lugar en el que resulta fácil entrar, pero del que es casi imposible salir.
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Offseason tiene un guion sencillo y a la vez algo opaco, que no explica todas sus claves pero en realidad tampoco tiene mucho que explicar. La calidad de la cinta no está ahí sino en sus texturas, en cómo consigue intranquilizar mediante una acertada elección de localizaciones (en especial una playa interminable, amenazadora, casi alienígena) y un uso muy trabajado de la iluminación y el efecto de niebla. El director Mickey Keating, ya un veterano del género, evita abusar de los jump scares, y los pocos que incluye van “a ritmo cambiado”: es decir que en lugar de ver una cara fantasmagórica justo cuando suena un trueno, ves el trueno y segundos después la cara, o ves la cara ligeramente borrosa y luego nítida. El caso es que ves venir el susto, pero respingas igualmente. Aparte de eso, Lone Palm está filmada como si fuera una versión lujosa de Innsmouth, y el final de la película hará salivar a cualquier fan del horror cósmico de los mitos de Cthulhu. Vamos, como para no gustarme…
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THE MEDIUM (RANG-ZONG) (Banjong Pisanthanakun, Corea/Tailandia, 2021)
Trailer, fotos, sinopsis y ficha
Yo también he sido muy fan del found footage y de los falsos documentales. Me parece la corriente más estimulante que ha dado el cine de terror en los últimos 25 años, y aún hoy en día me cuesta poco meterme entre pecho y espalda cualquier nueva obra que ese enclave en dicho subgénero y tenga una pinta medio decente (a este respecto, como ya hice en la crónica de ayer recomiendo el imprescindible documental The Found Footage Phenomenon, que recorre de forma exhaustiva toda sus historia y sus obras clave). Pero a ver, vale ya con la tontería, ¿no? The Medium no solo es un ejemplo de hype injustificado, porque la han publicitado como el evento terrorífico del año y apenas tiene la calidad justa para ir directa a plataformas digitales, sino que es una muestra de cómo el found footage, cuando se usa mal, puede dar como resultado una película peor que si se hubiese rodado en formato convencional.
El supuesto documental que vemos sigue las andanzas de Nim, una chamana tailandesa que limpia a sus pacientes de espíritus malignos. En las entrevistas iniciales con ella nos enteramos de su peculiar historia familiar, de cómo llegó a ser quién es, y ya nos empezamos a imaginar que ahí debajo hay algo más de lo que parece. Entonces su sobrina Mink, una joven que hace relativamente poco perdió a su novio supuestamente en un accidente de moto, empieza a mostrar ciertos comportamientos que, una de dos, o está poseída por entidades chungas, o tiene muy mal beber. El equipo del documental empieza a seguirla también a ella, y a partir de ahí vemos las evoluciones de la historia desde esas dos perspectivas, hasta la verbena del exorcismo final.
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No se puede negar que The Medium tiene sus momentitos creepy (las obligatorias escenas de sustos con cámara de visión nocturna), casi todos relacionados con el desempeño físico de la soberbia actriz que encarna a Mink, Narilla Gulmongkolpech, capaz de doblarse sobre sí misma de maneras inverosímiles y de mutar de cara angelical a demonio babeante en una fracción de segundo. Tampoco puede negarse que la trama sobre maldiciones familiares que se nos presenta podría dar para una apañada aventura de rol de La llamada de Cthulhu. Pero eso no justifica ni de coña los 132 minutos que dura este muermo, a lo largo de los cuales el formato de falso documental se falsea tantas veces y de maneras tan obvias, que acaba estorbando más que otra cosa, que es lo que le ocurre al found footage cuando es utilizado no como parte integral de una historia, sino como una simple fórmula para hacer subir el ratio de sustos.
En el presente festival me estoy curando en salud de comentar las películas realmente malas, porque la verdad es que no estoy viendo muchas (por suerte), y prefiero que estas crónicas sean un listado de recomendaciones. Pero sirva la presente reseña como advertencia para que nadie se casque por error semejante PETARDO. Luego no digáis que no os avisé.
Venusentencia: Condenada a alforfones
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