Paul Urkijo nos presenta su tercer largo llevando sombrero picudo y volando a lomos de una escoba
FESTIVAL DE SITGES, 11/10/2025. Hay directores que en el Festival de Sitges les hemos visto nacer, crecer y triunfar. Por eso no podemos evitar sentir orgullo de padre y derramar una lagrimita o babear como un alien aquejado de psialorrea, cada vez que nuestro niño vuelve a casa con un nuevo trofeo. Es el caso de Paul Urkijo. Lo vimos nacer como director en 2017 con Errementari, crecer en 2022 con Irati, y ahora en 2025 regresa con Gaua para lo que esperamos sea su graduación. Una propuesta que como no podía ser de otra manera, repite en el universo del folklore vasco en euskera, pero en este caso centrándose en las leyendas más oscuras con un muestrario mitológico a base de brujas y criaturas.
“Mi intención fue recrear la iconografía de las leyendas de la noche y recoger la resignificación de la bruja como algo positivo”, nos informa Paul Urkijo a modo de declaración de principios… Y ya se mete en harina hasta las rodillas al contarnos que como en la película sale mucha noche (no en vano se titula Gaua, “noche” en euskera), uno de los puntos más delicados del rodaje fue la iluminación. La consiguieron simulando la luna en escenarios naturales, pero no una luna radiante y luminosa, sino una luna oscura. “Porque quería mostrar la belleza de la noche”, añade. Y nos enteramos de que en la mitología pagana vasca no existe el Diablo. Hay diablillos cabroncetes, pero el Demonio como tal no existe.

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Sí existe en cambio el “Gaueko”, una criatura que ejerce de espíritu rencoroso que se cuela en las casas y te estrangula hasta la muerte. Se representa de muchas maneras, una de ellas con la forma de una cabeza de gallo. Y los akelarres, claro, como el del final de la película que rodó en un solo día en un plató en un plano secuencia con mucha figuración y 170 árboles. “Lo estructuré como una fiesta que se va convirtiendo en un vórtice tántrico”, explica Urkijo. “Es una escena con muchos cuerpos desnudos y mucho sexo, porque quería mostrar la sexualidad como algo bello”. Pues cuidao, que en la orgía final de El perfume rodada en Barcelona, a más de uno se le escapó donde no debía…
“Mi intención fue recrear la iconografía de las leyendas de la noche y recoger la resignificación de la bruja como algo positivo”
Hablando de akelarres, es el momento perfecto para que el resto de actores tenga su minuto de gloria y pueda agarrar el micro aunque solo sea para decir “hola mamá, saludos desde Sitges”. Yune Nogueiras declara que le ayudó mucho verse a sí misma casi desnuda (así cualquiera no se mete en el papel). Reivindica el euskera y confiesa que quería abrazar a Paul durante todo el rodaje. Las tres brujas mayores, por su parte (Elena Irureta, Ane Gabarain e Iñake Irastorza), se deshacen en elogios hacia el director, destacando cómo les contagió su pasión, cómo las introdujo en su universo fantástico, y recordando cómo hicieron una prueba conjunta para evaluar su química y lo bien que lo pasaron entre ellas en el rodaje.

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Paul Urkijo nos explica también que en esta ocasión se le antojó estructurar el guión de forma episódica. “Como un cuentacuentos”, nos dice. “Dentro de los capítulos hay muchas leyendas donde los personajes pueden ser protagonistas o secundarios, no hay una sola. Me apetecía jugar a desestructurar la línea cronológica y hacer una especie de muñecas rusas con muchas capas”. Y cita como referentes Pulp Fiction, En compañía de lobos y El secreto de los hermanos Grimm. El productor Ander Sagardoy (hermano de Eneko) aprovecha para recordar la anécdota que durante la primera lectura de dicho guión, Paul Urkijo apuntaba cuál iba a ser la secuencia más difícil… ¡y cada cinco minutos había una!
En fin, que como les decía al principio, imposible no sentirse con Paul Urkijo más padrazo que Forrest Gump esperando sentado a que su niño vuelva del cole. Hace tan solo cuatro días no podía decir ni mú porque Alex de la Iglesia (productor de Errementari) acaparaba todos los focos mientras largaba sin parar, y ahora se ha convertido en el líder absoluto de sus expediciones a Sitges. Además de eso, tenemos la calidad de su cine, así como la labor que está realizando como divulgador del folklore vasco y protector del euskera. Una labor más encomiable que todo lo que ha hecho el Esko Jaurlaritza en sus 90 años de Historia. ¡Eskerrik asko Paul!

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