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SITGES 2024: CENTAURES DE LA NIT rueda: No me chilles, que no te veo

Marc Recha presenta Centaures de la nit contando que se llevó a unos ciegos a ver pelis al cine

RAY ZETA

FESTIVAL DE SITGES, 05/10/2024. A priori, los conceptos “Marc Recha” y “Festival de Sitges” se antojan tan incompatibles como “Quentin Tarantino” y “musical romántico”, pues Recha siempre se ha caracterizado por dramones de autor con producción indie como L’arbre de les cireres, Pau i el seu germà o Petit indi. Recha sería pues lo que en Sitges llamamos “el enemigo”, pero miren por dónde, en esta ocasión se ha descolgado con una obra tan inclasificable como Centaures de la nit. Rechiana hasta la médula, sí, pero también surrealista y expresionista con tintes fantásticos, al contar el viaje buñueliano de un grupo de ciegos al monasterio de Poblet en los años 40.

Así que como no podía ser de otra manera, empezamos por aquí. De dónde surge tan marciana idea de llevarse a un grupo de invidentes de excursión a Poblet. Nos cuenta que la semilla primigenia del proyecto nace de Evgen Bavcar, fotógrafo ciego esloveno al que conoció personalmente (fotógrafo ciego, sí), y de la historia de tres monjes, también eslovenos, que en los años 40 fueron al monasterio de Poblet. “A partir de aquí empecé a fabular la historia por estas dos vías, el fotógrafo y los tres monjes”, explica, “e imaginé al personaje de Àlex y todo el viaje a la deriva que realiza para autoestrellarse con las mujeres de su vida”.

 

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Un personaje, este Àlex, interpretado por el reputado actor teatral Lluís Soler, que flipó tanto con las aptitudes de sus compañeros invidentes, que hasta llegó a dudar de que realmente fueran ciegos. “Son invidentes, pero lo ven todo”, dice, “por eso acabas dudando de que realmente no puedan ver”. Y explica que para interpretar él también a un ciego, probaron de ponerle lentillas opacas, pero que como no quedaban bien en pantalla acabaron por desecharlas, y que interpretó a Àlex buscando la ambigüedad del personaje para que el que el público dudara de su ceguera. “No sabemos si es un jetas que nos toma el pelo o es un ciego de verdad”, apuntilla Recha.

“Son invidentes, pero lo ven todo, por eso acabas dudando de que realmente no puedan ver”

En cuanto al rodaje en blanco y negro, Marc Recha nos explica que filmó con unas ópticas fotográficas muy especiales adaptadas al cine que no se utilizan, y que optó por el formato cuadrado de cuatro tercios porque consideró que era el que mejor se adaptaba para captar la verticalidad del monasterio. “¿Cómo filmas la verticalidad de Poblet, cuando el cine es horizontalidad?”, se pregunta. Y aprovecha para agradecerle una vez a la comunidad de monjes residentes en el monasterio, la paciencia que tuvieron con el rodaje. “Sin la complicidad de la comunidad no podríamos haber hecho la película”, dice, “había días que dejábamos el monasterio hecho una discoteca”.

 

"Ya estoy preparando la versión catalana de No me chilles, que no te veo"

 

En cuanto a los referentes usados, cita Campanadas a medianoche de Orson Welles, filmada en el monasterio y en el castillo de Cardona, La noche de la iguana de John Huston, El séptimo sello de Ingmar Bergman, y, cómo no, la etapa mexicana de Luis Buñuel y Viridiana, no en vano sus ciegos parecen todos salidos de la Santa Cena del clásico del maestro de Calanda. Unos ciegos reales que no son actores y que fueron elegidos en castings de entrevistas de dos horas, llegando a entrevistar hasta 200 candidatos. “No se trata de dirigir”, puntualiza Marc Recha, “sino de dejar que las cosas fluyan. El director debe poner sobre la mesa distintas piezas para que encajen solas. Una vez las dejas, las piezas han de colocarse por sí mismas”.

Y en este punto asoma el Marc Recha más autoral, que defiende el surrealismo de la peli, explicando que todo hace referencia al estado de ánimo del personaje de Lluís Soler. Que en la película todos los hombres son ciegos y todas las mujeres ven, y que en ese mundo creado en Poblet para la ocasión, todo es  posible, “hasta ver la vía láctea y la luz a partir de las tetas que aparecen en el pasillo”, explica. “Porque Centaures de la nit es una película con muchas capas y muchas lecturas”. Y  acaba dándonos toda una lección de vida: “El mundo de la imaginación se está perdiendo en la vida actual porque estamos en la época de la inmediatez y la imaginación es importante. Hay que saber mirar y admirar las cosas”.

 

 

Centaures de Venusville

 

■ SITGES 2024

 

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