Categorías

MALEFICIO (LA REGLA DE OSHA) crítica: Posesión indirecta

Santería y posesiones poligoneras a ritmo de rap, con un delincuente juvenil que ejerce de padrazo

EL HOMBRE DE BOSTON

¿Existe la posesión indirecta? Eso de que alguien participa en un ritual de magia negra o de santería, se lleva sin saberlo el espíritu maligno a casa (igual en la mochila o en los bolsillos, vayan ustedes a saber), y éste posee a un miembro de la familia que no tiene culpa ninguna, porque mientras uno estaba haciendo guarrerías españolas con pollos degollados, el otro estaba tan tranquilo mirando un episodio de La que se avecina. A partir de ahí, imposible relacionar los cambios que sufre con una posesión demoníaca, claro, por eso cuando el poseído habla con voz de ultratumba, su cabeza gira 180 grados, y vomita babas verdes, el médico del seguro lo confunde con afonía, tortícolis y la fabada de la cena.

Eso es lo que cuenta Maleficio (La regla de Osha) al compás de ritmos urbanos como el rap, el trap, el chap o lo que sea este tipo de música, al suceder la historia en el submundo de los pandilleros poligoneros, las bandas de narcotraficantes y los narcopisos. Jóvenes vestidos con pantalones cagados, gorra de béisbol del revés, más quincalla que Mr. T, más tatuajes que Sergio Ramos, llamándose “hermano” a cada momento, y diciendo “bro” al final de cada frase. ¿Creían que todas las películas de posesiones debían ocurrir en el seno de familias burguesas bienestantes? Pues ya ven que no, los ciudadanos humildes tienen el mismo derecho que los ricos a ser poseídos por demonios cabroncetes, faltaría más.

 

"Cuando te despiertes, habrás olvidado por completo la palabra 'hermano'"

 

Por todo ello, Maleficio (La regla de Osha) es una película de posesiones fuera de lo común, que va a contracorriente del género, por apartarse del manido tópico de la adolescente poseída en camisón, como ya hicieron en su momento otros títulos pioneros como Líbranos el mal (donde el poseído podía ser un tío calvo con barriga) o la más reciente Cuando acecha la maldad (donde el poseído es un tío calvo con barriga... en el campo). Maleficio (La regla de Osha) combina las posesiones por santería con el ambiente de la delincuencia poligonera, pero en este caso la combinación no resulta tan satisfactoria como en los dos ejemplos citados debido a la inconsistencia de su guión.

“La marcianada de combinar posesiones santeras con narcos poligoneros merecía mejor suerte”

Para empezar, se hace difícil creer que un delincuente juvenil que lidera una banda local de narcotraficantes, en continua supervisión por los superiores de la Organización, ejerza un estricto horario de trabajo como quien va al instituto o a la oficina, para poder cuidar de su hermanita, a su cargo desde la muerte de sus padres. ¿Que hay una transacción de alijos con una grupo albano-kosovar pasadas las ocho de la tarde? Yo no puedo, que le he de preparar la cena a mi hermana pequeña… ¿Que hay que destrozar el local de una banda rival a batazos a media mañana? Yo no puedo, que tengo reunión con la directora del cole de mi hermana, porque esta evaluación ha cateado todas las asignaturas…

 

"Quien gane se presenta a 'Gran Hermano' y quien pierda a 'Saber y ganar'"

 

De ahí pasamos a la ya comentada posesión indirecta, tensando aún más si cabe la cuerda de la verosimilitud. Tampoco ayudan personajes tan poco creíbles como el capo santero (nada que ver con lo visto en otras pelis del tema como Los creyentes o La serpiente y el arco iris), o metidos a martillazos en la trama como la profesora (su participación en el clímax es tan forzada como Hellboy embutido en un traje de pitufo), lo que acaban haciendo de Maleficio (La regla de Osha) una peli fallida pese a sus buenas intenciones. Lo más destacado es la interpretación de Blas Polidori, que derrocha naturalidad y carisma, gran mérito si tenemos en cuenta que es su segunda película (La sociedad de la nieve fue la primera).

En fin, que Maleficio (La regla de Osha) iba para Verónica y se ha quedado en 13 exorcismos… Una lástima, porque la marcianada de combinar posesiones santeras con narcos poligoneros merecía mejor suerte. Para ver terror clásico como el que hacen Paco Plaza y Jaume Balagueró, ya están Paco Plaza y Jaume Balagueró, y nadie hará mejor terror clásico que ellos, por eso una buena baza es salirse de los patrones convencionales, aunque también es cierto que al cine español le cuesta acertar en dianas móviles. Ni Álex de la Iglesia produciendo Anatema, ni otras prometedoras propuestas como El cuco, Cerdita o El llanto lo consiguieron, quedándose la mayoría sólo en la idea. Habrá que conseguir que Albert Serra se pase al terror.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Congelada en carbonita

INF VNV 2

Recomendada por Kuato a: quien sepa distinguir el Rap del Trap.

No recomendada por Kuato a: amantes de las posesiones clásicas, Esos que esperen a El Exorcista de Mike Flanagan.

Ego-Tour de luxe por: Blas Polidori. Si me ha de atracar algún delincuente juvenil, que sea él.

Atmósfera turbínea por: no sé ustedes, pero lo que es yo, es oír la palabra “bro” de un tío con la gorra al revés, y empezar a rascarme.

 

MALEFICIO (LA REGLA DE OSHA). "Maleficio (La regla de Osha)" (2025). Dirección: Ángel González. Guión: Ángel González, Sara Vicente Laguna. Reparto: Blas Polidori, Mariela Garriga, Noakis Salazar, Osmin Lima Espinosa, Edgar Vittorino, Felipe Londoño. ESTRENO EN VENUSVILLE: 03/10/2025.

 

Facebooktwittermail

No hay comentarios.

Agregar comentario