LEGIÓN crítica: Legionator: la rebelión de los ángeles

Legionator: la rebelión de los ángeles La última moda en zombies: personas poseídas por ángeles enviados por Dios el cachondo Por Robert Thornhill

<De todas las versiones del puñetero Apocalipsis que han pasado por la cartelera este año (El libro de Eli, The Road…) sin duda Legión se lleva el premio de la originalidad. Que Dios esté hasta los huevos de la humanidad (que se ha pasado por la piedra todos sus mandamientos y se está cargando el mundo que con tanto cariño y dedicación construyó en seis días) y envíe un ejército de ángeles para acabar con ella, me parece de lo más natural. Lástima que esta idea con grandes posibilidades haya caído en manos de Scott Stewart, el que fuera encargado de los efectos especiales de Superman Returns, Iron Man y Piratas del Caribe, que aquí demuestra que lo suyo no es ni escribir guiones ni dirigir películas.

   Y es que no se puede decir que se haya matado mucho en desarrollar la trama. La acción (poca, la verdad) se sitúa en un antro de mala muerte en medio del desierto donde hay una camarera parecida a Sarah Connor que está preñada y espera una bebé que es el Elegido (en el futuro hará cambiar el signo de la humanidad), de quien se desconoce el padre (vaya, ¿se supone que es Dios?).

¿Todos los personajes topicazos carne de cañón? Casi, faltan el latino y el gay

   Aquí se reúnen un selecto grupo de personajes, lo suficientemente tópicos para que te importe un pito si mueren o no: un chico enamorado de la chica embarazada aunque ésta no le haga ni puto caso; un negraco gordo, graciosillo y buenazo; otro afroamericano con un estilo más de rapero; una pijilla calientapollas hija de dos horteras, y, ¡cómo no!, el omnipresente Dennis Quaid, que no se pierde una y nos obsequia con un buen surtido de sus típicas caras de estreñido.

   Hasta aquí llega el ángel bueno, Paul Bettany, que es como un Terminator bien trajeado y con hombreras, y empieza a repartir metralletas, fusiles, y megapistolas por doquier, porque claro, se acerca el fin del mundo y hay que estar preparado.

   Y aquí es cuando empieza lo bueno. Resulta que a Dios, que es un cachondo, no se le ocurre otra cosa que convertir en zombies chupasangres a niños, yayitas, rockeros, hippies y demás tribus urbanas, creando un ejército de autómatas que debe acabar con el bebé que está a punto de nacer. Un ejército con el que el director no se mata nada en recrear a los poseídos, pues estos se mueven y se expresan como los del vídeo Thriller de Michael Jackson, dando más vergüenza ajena que otra cosa.

   Y por si eso no fuera poco, a Scott Stewart no le importa demasiado la lucha de los mutantes con los humanos y dedica más tiempo a recrear conversaciones insustanciales entre los personajes, que nos explican sus traumas infantiles, sus rollos del pasado y demás gilipolleces (como si nos interesaran algo sus vidas, ¡sólo queremos ver como mueren!) en escenas totalmente prescindibles.

"¡Hotia! Parece el príncipe Vultan de Flash Gordon..."

   Aún así se pueden salvar un par escenas del aburrimiento general. La de una viejecita que podría ser una de las Chicas de Oro y que insulta a todos los del bareto metiéndole un bocado en el cuello al padre de la pija y reptando como Spiderman, en una escena que recuerda mucho a Posesión infernal, y la de un chavalín como el de El resplandor que bajo su apariencia inocente esconde a un auténtico demonio con la voz de la niña de El exorcista. 

   Escenas que no consiguen quitar el mal sabor de boca que deja ese final que no se entiende y que deja un montón de cabos sueltos. ¿Por qué resucita el ángel? ¿Qué son esos tatuajes que le salen al hijo de Quaid? ¿Por qué es tan importante el dichoso bebé? Preguntas que por el bien del cine, espero que no sean explicadas en Legión 2./>

INFORME VENUSVILLE
		Sentencia Quaid: Condenada a alforfones
		Recomendada por Kuato a: los que quieran ver una mezcla de Terminator y Constantine, con ángeles con alas enormes y armados hasta los dientes que luchan contra seres poseídos.
		No recomendada por Kuato a: aficionados del cine zombies tipo La noche de los muertos vivientes. Aquí se morirán de risa en lugar de miedo.
		Ego-Tour de luxe por: cómo explota de pus uno de los protas que ha sido crucificado, salpicando a todos los de alrededor.
		Atmósfera turbínea por: las banales alusiones bíblicas que resultan cansinas, no se entienden y, finalmente, aburren.

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