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LA HERENCIA VALDEMAR II: LA SOMBRA PROHIBIDA rueda: La sombra de Lovecraft

El Necronomicón, y no rodar nunca más en cuevas ni que les ofrezcan un remake de The Descent

RAY ZETA

CINES LA MAQUINISTA, BARCELONA, 24/01/2010. Dos películas, 13 millones de presupuesto, y tres gatos mal contados que ni si quiera llegaban a cuatro en la rueda de prensa que contaba con el director José Luis Alemán y los actores Óscar Jaenada y Norma Ruiz como representantes para afrontar el envite.

Ay qué miedo, y no porque lo dé la película, pues aunque presuntamente sea de terror da menos miedo que otra cosa, sino porque las ruedas con tan poca expectación acostumbran a tener unos silencios más largos incluso que los que provoca Jesús Quintero, y acaban o bien formulando las preguntas la propia organización, o dándose por concluidas antes de tiempo con la consecuente vergüenza ajena.

Pero por suerte para todos, los tres gatos que asistimos resultamos ser tres gatos preguntones, así que algunas preguntas por interés por aquí, otras por cortesía profesional para evitar los temidos citados silencios por allá, acabó siendo una rueda la mar de resultona en la que por encima de todo quedó claro lo difícil que había sido el rodaje por haberse planificado la mayor parte en una cueva. Una cueva con una humedad del 90 % que rompía todo (luz, sonido, aparatos técnicos) cada diez minutos, y que de haberlo sabido habrían recreado en decorado para rodar la película íntegramente en Madrid en vez de en localizaciones naturales por la España profunda.

 

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"Es que si hiciéramos The Descent la haríamos toda en el auto que lleva a las tías"

 

Porque la otra cosa que quedó clara es que el director José Luís Alemán no tiene reparo en reconocer que de hacer ahora la película la haría totalmente diferente, de lo que se intuye que no ha quedado del todo contento con el resultado global, asumiendo los errores de base cometidos. “Ahora que tengo la pared de mi cuarto desconchada de los cabezazos que me he dado, habría hecho una única película con todo el montaje que tenía y proponer a la televisión una serie más larga. Son cosas de juventud”.

Olé sus huevos en reconocerlo por un lado, y pobre tío por el otro, pues sólo le faltaba emitir estas declaraciones bajo un potente foco que le iluminara sólo la cara cegándole, así que para no hacer más leña del árbol caído se le preguntó por temas más alegres, como las referencias que cogió de la obra de H.P. Lovecraft.

“Bueno, el mismo Lovecraft sale, también sale el Necronomicón, Cthulhu… Queríamos coger pinceladas de la iconografía de Lovecraft, pero sin meternos de lleno en ningún relato en concreto, más que nada por respeto a la legión de lectores que son seguidores de él. Igualmente, si adaptas a Lovecratf tienes que escribir prácticamente un guión de cero porque no tiene diálogos. Lo que hicimos fue coger la esencia, poquitas cosas, y adaptarlas a un guión propio”.

"Ahora que tengo la pared de mi cuarto desconchada de los cabezazos que me he dado, habría hecho una única película con todo el montaje que tenía"

Lo que llevó la rueda a hablar de los efectos especiales y de cómo dificultan estos la labor de los actores, pues al ser añadidos todos en post-producción no ven ninguno cuando ruedan. “A mí lo que más me preocupaba era darle credibilidad, que la persona que vea tu interpretación piense que te está persiguiendo un bicho, no que se ha muerto tu madre o algo así”, dijo la dulce y cándida Norma Ruiz al respecto (la otra cosa que dijo es que en la casita rural que estuvieron en León les dieron de comer de maravilla. Así que ya lo saben).

Óscar Jaenada en cambio, con su look de mosquetero del Cardenal Richelieu al que sólo le faltaba el parche en el ojo para parecer un sosias del conde de Rochefort, nos contó con su habitual desparpajo de extrarradio el buen rollito que se había generado entre los actores, y nos habló de su personaje: “Cuando José Luis me dijo que me quería poner de poli, de clásico detective, pensé: ‘hostia, macho, ¿detective?’, pero me gustó que fuera un detective que lo pillan porque saben que es malo, que no va a resolver el caso. Eso me llamó mucha la atención”.

¿Y qué tal había sido trabajar con Paul Naschy en su interpretación póstuma? En vez de deshacerse en elogios y dedicarle florecitas tan dulces como el estanque de caramelo de Willy Wonka, las respuestas fueron más espontáneas de lo que cabía esperar.

 

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"Nada de mosquetero, mi modelo de inspiración es el patriarca del clan de los Jorowitz"

 

“Ya estaba enfermo cuando rodó con nosotros”, empezó José Luis Alemán, “pero muy bien, era muy disciplinado, llegaba siempre puntual, y tenía un brazo que parecía un cascanueces porque hacía pesas, lo que pasa es que a veces se le iba el guión. Me dijo que por favor no podía subir escaleras bajo ninguna circunstancia, y yo tenía una escena que subía y bajaba unas escaleras cuarenta veces… Y la hizo. Se hizo polvo las rodillas pero la hizo”.

“Yo no coincidí en ninguna secuencia con él”, explicó Óscar Jaenada, “pero sí en el set de rodaje y hablamos bastante. Era un tipo que podía llegar a ser molesto, pero de los que aprendes porque era molesto con razón. Era un tipo que le gustaba que las cosas se hicieran bien y de los que admiraba la profesionalidad. Me decía que el cine no es sólo esto que nosotros llamamos fama, también es otra cosa, hacer cosas que alteran a la gente y les hace sentir. Hemos perdido a un grande, eso está claro”.

Un grande como grande y arriesgada es la apuesta realizada con La herencia Valdemar y La sombra prohibida, elefantiásica obra de 13 millones de euros que ha necesitado partirse en dos partes para poder estrenarse. Como su mismo director dice cuando le recuerdan estas cifras, locuras de juventud.

 

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Óscar Jaenada y Norma Ruiz: La sombra de Venusville

 

LA HERENCIA VALDEMAR II. LA SOMBRA PROHIBIDA. Estreno en Venusville: 28/01/2011

 

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