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La broma pesada Si La herencia Valdemar era un presunto homenaje a la Hammer Films, ahora le toca el turno a Los Goonies Por Cornelius |
<Cuando un grupo de aficionados a la prestidigitación comete intrusismo en un campo como el de la hechicería arcana, acostumbra a suceder que el sortilegio acaba en una pifia desastrosa con consecuencias espeluznantes para la integridad física y mental de los aprendices de brujo. Nunca encontraremos un ejemplo de cagada tan claro como en esta película, donde el chambelán de una logia centenaria sacrifica por confusión, en lugar de a un bebé, a una muñeca barriguita, asesinato éste que debe ser el plato fuerte protocolario para el primigenio de cincuenta metros que se avecina (vamos, que la cagan).
Pero no sólo Eusebio Poncela (el chambelán) es el único polizón en esta broma pesada, ya que también no encontramos con que José Luis Alemán, el director, ha dinamitado 13 millones de euros en su ambicioso doble ritual buscando la inmortalidad cinematográfica, pero al igual que otros tantos monaguillos que se han intentado subir al altar de la dirección, va a terminar como una alma en pena exiliada al averno del celuloide junto con sus dos demoníacos retoños: La herencia Valdemar (1 millón de recaudación) y La sombra prohibida.
"70 pelis y haber trabajado con directores como Almodóvar o De la Iglesia para esto..."
Después del absoluto dislate que presenciamos con La herencia Valdemar nos encontramos con este viacrucis narrativo donde los personajes presentados en la primera parte acaban reuniéndose para caer de bruces en un slasher que a ratoses el pasaje del terror y a ratos, como dice su director, una peli más ochentera. Si tenemos en cuenta que se trata de un grupo de nerds guiados por un retrasado por una caverna, sin duda Los Goonies es la película de terror en la que se basó el guionista (también, José Luis Alemán). Este slasher tan entrañable desemboca en el apresamiento reiterado de los actorcillos a los que atan y amordazan en un templo maligno con el “666” como logo y con un vestuario muy “Eyes Wide Halloween”, donde convocan a la madre del cordero del horror cósmico-español, el Gran Cthulhu y, también, gran atracción del metraje.
"Si tenemos en cuenta que se trata de un grupo de nerds guiados por un retrasado por una caverna, sin duda Los Goonies es la película de terror en la que se basó el director" |
Escena del ritual: protagonistas atados y encapuchados (ni les ves, ni sufres por ellos); los malos acojonados con los pies en polvorosa (comprensible); el brujo de 150 años estupefacto porque les han dado el cambiazo con el bebé y el corazón acuchillado de la barriguitas sigue haciendo ruiditos escalofriantes (de lo mejor de la peli); el monaguillo del brujo murmura, en un tono de descarada información al espectador, que en la página 23 del Necronomicón hay una forma de expulsar al primigenio (de primero de rol).
"Dicen los productores que os encapuchemos para disimular lo mal que lo hacéis"
Así como en una partida de rol se reúnen varias profesiones eclécticas como un detective, un profesor y un anticuario, aquí nos encontramos con un detective (Oscar Jaenada-Camarón) y tres empleados de una inmobiliaria. Todos son apresados en un pueblo de León, unos llegan desde Madrid con un Ford Focus y otros con un tren de vapor (por favor, vuelvan a leer la frase). En el tren de vapor viajan el Jaenada y una furcia experta en el Necronomicón y polleces derivadas, que le obliga durante todo el viaje a que le hable de usted, decisión “romántica” del director que contribuye al insufrible bla-bla-bla con el que nos torturan los actores durante la totalidad de los diálogos malayos, que nos martillean sin compasión desde el oído hasta las meninges.
Nuestro ya querido José Luis Alemán (he tenido el placer de entrevistarlo, y debo decir que la compasión humana me ha jugado una mala pasada) decidió rodar dos pelis en una, o mejor dicho, una peli partida por la mitad con un año de diferencia entre las dos proyecciones, y por ello se ve obligado a rodar un resumencillo que nos calza antes de empezar como muletilla imprescindible para que se entienda el desaguisado final que se compone, nada más y nada menos, de: una película, dos entregas, un flash back de una hora, otro flash back de media hora, un resumen de cinco minutos, una narración clásica de cinco personajes sin interés, y un slasher actual de otros cinco personajes que no tiene ninguna puta gracia.
Hasta la vista, Alemán./>
INFORME VENUSVILLE |
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Sentencia Quaid: Condenada a alforfones |
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Recomendada por Kuato a: cinéfilos con hipersensibilidad a “Humor amarillo” y a Benny Hill. Podrán visionar hasta la extenuación una docena de veces las dos pelis y pasar uno de los mejores fines de semana de la década. Yo ya lo he planeado con un amigo. | |
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No recomendada por Kuato a: Paul Naschy, para que descanse en paz. |
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Ego-Tour de luxe por: la decisión del director de rebajar el proyecto de trilogía a solo dos películas. Gracias, Alemán. Esperamos que renazca de sus cenizas, aunque necesitaremos a Shub Niggurath y al Gran Cthulhu para tan titánica empresa. | |
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Atmósfera turbínea por: los productores, los actores, los padres del director y los amigos, por no haber reventado el proyecto a tiempo. |
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