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Mucho neón y poca carne No sólo Airbag y Carne de neón copian el cine Por Ray Zeta |
<Conocí a Carlos Therón en el 2003, en una edición del festival de cortometrajes de Vilafranca del Penedés en la que tuve la oportunidad de ejercer de jurado. Entre la veintena larga de cortos de toda clase de géneros y niveles que participaban, me llamó la atención uno de cine negro titulado Interruptus que recordaba el cine de Guy Ritchie (Lock & Stock y Snatch, cerdos y diamantes eran los títulos existentes en ese momento). Una anécdota protagonizada por gángsters de poca monta narrada con desparpajo y un montaje frenético que destilaba un humor sin complejos lleno de referencias frikis fácilmente identificables por su público generacional. Voté por él y miren por dónde acabó ganando, y en la cena de clausura me tocó casualmente al lado de su director, Carlos Therón. Gordo, mucho más gordo de lo que está ahora, barbudo, mucho más barbudo de lo que está ahora, y pelo largo, mucho más largo de lo que lo lleva ahora, recogido en una cola, Therón parecía un clon de Peter Jackson.
“He descubierto que soy pariente lejano de Charlize Theron”, me dijo irónicamente a modo de presentación, “aún así, como tenemos suficientes grados de separación familiar, me he informado y nos podemos casar…”. De edades similares, sobra decir que hicimos buenas migas enseguida y que nos pasamos la cena de cachondeo, alargándolo inclusive hasta la misma entrega de premios. En recuerdo de ese día, desde ese momento le he ido siguiendo por curiosidad la pista como director: nuevo corto en la misma línea noir en 2007 titulado Impávido, salto a la televisión con tres episodios de Los hombres de Paco en 2010, debut cinematográfico por encargo con la poco afortunada (aunque comercial) Fuga de cerebros 2 en 2011, y la adaptación ahora de su corto Impávido en forma de largo. Por fin un proyecto de índole personal escrito también por él, una obra que sigue recordando el cine de Guy Ritchie tanto como sus cortos aunque de una manera más exagerada, lo que en forma de largometraje se revela como su principal virtud y su principal defecto.
"Que me comparen con Jason Statham vale, pero que lo hagan con Mario Casas no lo paso"
Virtud porque siempre es atractivo ver una película de acción española, en este caso gangsteril, que no parezca española por presentar una puesta en escena potente (como un tebeo trasladado a la pantalla), unos personajes carismáticos (todos ellos con una historia que ya es una película en sí misma), un montaje dinámico (presentación de los personajes con un flashback cada vez que sale uno), y diálogos incisivos (inspirados en los clásicos del cine negro de los años 40 y en las comedias de guerra de sexos de los 50), tomado todo ello de modelos anglosajones reconocibles, tanto los creados por los vanguardistas del género Guy Ritchie y Quentin Tarantino, como los imitados en títulos como Ases calientes, Layer Cake, El caso Slevin, Ciudad de Dios o Airbag. Y defecto porque se corre el riesgo como ocurre aquí, de que se quede precisamente en eso, en una historia protagonizada por personajes de tebeo que pese a ser narrada con dinamismo, no pase de copia del modelo anglosajón y no acabe de funcionar por no haber sabido adaptar los referentes internacionales del género a una peli autóctona.
"Se corre el riesgo de que se quede en una historia protagonizada por personajes de tebeo narrada con dinamismo, pero que no pasa de copia del modelo anglosajón" |
Y más aún cuando sólo hace un año hemos tenido un ejemplo claro con Carne de neón de que es perfectamente posible copiar y reciclar de manera autóctona con éxito los modelos citados. Porque Carne de neón también es como Impávido una copia descarada del cine de Guy Ritchie y Quentin Tarantino en cuanto a tema, concepción y dirección, pero así como la peli de Carlos Therón resulta forzada y poco creíble, la de Paco Cabezas respira naturalidad por los cuatro costados. Mientras que los personajes de Impávido son planos como tablas (vean el de Nacho Vidal, el mafioso cargado de mala leche con su sempiterno traje blanco), los de Carne están altamente matizados (el Angelito interpretado por Vicente Romero es buena muestra de ello); y mientras que los diálogos de Impávido están metidos a martillazos, los de Carne son tan naturales como un zumo de naranja exprimido manualmente. Porque mientras Carlos Theron plagia y copia, Paco Cabezas adapta y recicla, y por eso Impávido sabe a tabaco americano y bourbon de imitación, mientras que Carne de neón lo hace a Ducados y a Dyc.
"Si nos quedamos sin armas de máxima cilindrada te pediremos que te bajes los pantalones"
Otro punto en el que cojea Impávido es en el de la pata del medio. No me malinterpreten, pues si hay personajes que estén bien aprovechados aunque estén descritos de una sola pieza son los masculinos. La cojera viene precisamente de las féminas de la función, dos en este caso, que una por desaparecer demasiado pronto, y la otra por aparecer demasiado tarde, convierten a Impávido en un campo de nabos como no se veía desde Los mercenarios. En el caso de Carolina Bona no tendría mayor importancia si no fuera porque aparece de nuevo por una casualidad tan casual como no se veía en las subtramas de Spider-Man (eso de que todos los personajes están relacionados conformando un microcosmos por muy grande que sea la ciudad en que están, en este caso Nueva York). Más delito tiene la aparición tardía de Marta Torné, un personaje crucial para el devenir del argumento, que por entrar a destiempo no encaja por coherencia con lo que aporta a la trama y a las relaciones con el resto de personajes (estaría comprando las rodilleras para su intervención en el juego del "Impávido"…).
Impávido queda así como un thriller irregular que funciona mejor de forma que de fondo, con unos personajes que funcionan también mejor en solitario que colectivamente tanto por el acierto de su reparto (tanto Julián Villagrán como Manolo Solo y Nacho Vidal están geniales como mangui de medio pelo, contable hormiguita y mafioso bestiajo respectivamente) como por el desacierto de su guión (demasiadas situaciones inverosímiles hasta encajarlas todas ellas en el clímax final de una manera aún más inverosímil) y algunos diálogos tan poco creíbles como los de un folletín radiofónico, que se salva parcialmente por la dirección realizada y el montaje aplicado, como bien puede apreciarse en las secuencias de la partida de póker y de la escena al atraco al banco… siempre claro que no se haya visto Lock & Stock y Snatch, cerdos y diamantes./>
INFORME VENUSVILLE |
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Sentencia Quaid: Dos Caras Harvey |
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Recomendada por Kuato a: espectadores que desconozcan el cine de Guy Ritchie hasta el punto de creer que se trata de un pseudónimo de “Ricardito la moña”. |
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No recomendada por Kuato a: espectadores que tengan en su devedeteca los títulos de Guy Ritchie al lado de la trilogía de El padrino. |
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Ego-Tour de luxe por: la perfecta caracterización inicial de Julián Villagrán como mangui de medio pelo. Porque es una caracterización, ¿verdad?. |
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Atmósfera turbínea por: que el juego del “impávido” (adivinar a quién se la están chupando desde debajo de la mesa) no se declare modalidad olímpica ahora que las Olimpiadas están de moda. |
¿Desea saber más?
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> IMPÁVIDO crítica: Mucho neón y poca carne No sólo Airbag y Carne de neón copian el cine Por Ray Zeta |
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> IMPÁVIDO artículo: ¿Qué es Impávido? Carlos Therón nos cuenta qué es Impávido De Carlos Therón |
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> IMPÁVIDO photocall: Juguemos al "Impávido" Con el director y todo el reparto de la película, Madrid, 24.07.12 |
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