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COSMOPOLIS crítica: Limo Driver

   

Limo Driver

Si Robert De Niro descendía a los infiernos en
taxi, Robert Pattinson lo hace en una limusina

Por Ray Zeta

 

<Ni un taxi como en Taxi Driver, ni una ambulancia como en Al límite, y mucho menos un coche inteligente como el Coche Fantástico o uno con vida propia como Herbie, porque ahora según David Cronenberg, lo que se lleva para ser cool, estar a la última y ser un triunfador en la vida, son las limusinas. Limusinas que como el taxi que conduce Willy Montesinos en Mujeres al borde de un ataque de nervios, disponen de todos los lujos y accesorios para sus usuarios, desde ordenador personal y teleprompter a cocina y mini-bar pasando hasta por un cagadero. Sólo que aquí el conductor no es el medio metro de Willy Montesinos sino el dos metros de Kevin Durand, y el pasajero no es la maruja Carmen Maura sino el ex-vampiro Robert Pattinson.

   Un Robert Pattinson que deja sus colmillos crepusculeros en casa para convertirse en un yuppi que hace de su limusina su despacho, su mundo y su vida. Algo así como Matthew McConaughey en El inocente pero elevado a la máxima potencia, pues si el ex-novio de Penélope Cruz utilizaba la limo como despacho de abogado para aprovechar el tiempo en sus desplazamientos, Robert Pattinson es un ejecutivo multimillonario tan ocupado (hasta el punto de tener que consultar su agenda para follar con su joven y bella esposa) que vive literalmente en ella trabajando, follando (polvos adúlteros ocasionales), meando, y hasta visitándose por el médico en ella.

 

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"Voy en limusina para que el sol no me haga brillar como una moña purpurina"

 

   Y esta es la propuesta de David Cronenberg en su adaptación de la novela de Don DeLillo, proponernos un viaje fantástico emocional, psicológico y claustrofóbico, tomando una limusina como espacio simbólico, amén de una reflexión sobre el capitalismo y una lectura metafórica sobre la desconstrucción de los patrones establecidos. Porque así como la limusina está presentada como un micro-universo autóctono, independiente y autosuficiente, el exterior está descrito como un caos imperfecto ambientado en una época futura incierta impregnada de una aureola onírica y alegórica (¿que el presidente esté en la ciudad ha de generar tanta inseguridad? ¿Y qué me dicen de los manifestantes que ejercen de lanzadores de ratas muertas?).

 

  "Cosmopolis es un somnífero más potente que una trilogía dirigida por Kieslowski que invita a la desconexión, al bostezo y al sueño más profundo"  

 

   Caos, inestabilidad y decadencia que Cronenberg muestra a base de entrevistas que Robert Pattinson va manteniendo en el interior de su limo, cómo no, con una serie de personajes a cual más estrambótico y desconcertante: un joven y superdotado geek adicto a las pantallas; una amante madurita (Juliette Binoche) con la que echa el primer polvo del día; una consultora financiera (Samantha Morton; claro, como Morton era la precog líder de Minority Report, quién mejor que ella para predecir los mercados); una secretaria sudada en chandal (viene de hacer footing) a la que le tira los tejos; un negraco enorme (tanto como Ving Rhames y Michael Clarke Duncan juntos) propietario de una discográfica hip-hopera; un médico que le practica una palpación prostática (poniéndolo a cuatro patas y metiéndole los dedos por el culo, claro); y una mulatita que representa el segundo polvo del día (no vamos a descubrir nada nuevo si decimos que David Cronenberg siempre ha sido un salido).

 

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"Lo malo de la limo es que el espejo es muy pequeño para preguntar lo de `¿Hablas conmigo?`"

 

   Entrevistas mantenidas a base de diálogos lentos, aburridos y tediosos que David Cronenberg ha transcrito de la novela de DeLillo íntegramente sin tocar ni una sola coma, que acaban desesperando al espectador más paciente (y es que la existencia de numerosos diálogos en un mismo espacio fijo minúsculo no es la mejor manera de darle vida a una peli). Al espectador y hasta al mismo protagonista Robert Pattinson, que a partir de ese momento, en un giro argumental tan forzado como maniqueo se le va la chaveta y empieza a comportarse como un psycho (entre otras lindezas que no spoilearemos se dispara en la mano atravesándosela como Quentin Tarantino en Abierto hasta el amanecer), hasta mantener una profunda conversación filosófica aún más larga que las anteriores (lo que tiene delito), con un presunto asesino potencial suyo (Paul Giamatti), que en el mayor de los despropósitos se pasa la escena con una toalla envuelta en la cabeza como Arnie en Desafío total.

   El viaje interior psicológico pasa a ser así una bajada a los infiernos en toda regla, pero tanto para el protagonista como para el espectador, pues Cosmopolis se revela como la peor película de David Cronenberg, la más pesada y la más soporífera de su filmografía. Con lo bien que iba últimamente el autor que sorprendió en los 70 con Vinieron de dentro de…, Rabia y Cromosoma 3, y se consolidó en los 80 con Scanners, Videodrome, La zona muerta y La mosca… En una época que estaba consiguiendo títulos tan contundentes como interesantes como Una historia de violencia, Promesas del este y Un método peligroso, Cosmopolis es un somnífero cinematográfico más potente que una trilogía dirigida por Krzysztof Kieslowski, que invita a la desconexión, al bostezo y al sueño más profundo ya desde el inicio de su metraje. No me extraña que Guillermo Del Toro haya declarado sobre David Cronenberg que prefiere sus primeras películas…/>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Condenada a alforfones
     
     
  Recomendada por Kuato a: quien quiera darle una oportunidad a Robert Pattinson tras su etapa de vampirito purpurina. El chaval se esmera, y aunque no acabe de conseguirlo, es justo reconocerle el intento.
     
 

No recomendada por Kuato a: quien por haber visto Holy Motors haya quedado traumatizado con las limusinas hasta el punto de dormirse por tan solo verlas circular por la calle.

     
 

Ego-Tour de luxe por: el polvo motorizado con Juliette Binoche en la limusina. No tiene el morbo de los de Crash pero tampoco se queda corto.

     
  Atmósfera turbínea por: el lanzamiento de ratas muertas como simbólico acto terrorista de los manifestantes. A Bruce Willis le tiran una en El último boy-scout mientras duerme en el coche y ni se inmuta.

 

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1 Respuesta

  1. Anónimo
    Manel M.<br />La peor película vista en Sitges este año de largo............ :-)

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