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CANÍBAL crítica: Un caníbal a dieta

   

Un caníbal a dieta

Historia de un caníbal muy poco caníbal, será
que sabe que el exceso de carne provoca gota

Por Ray Zeta

 

<Caníbales en la historia del cine ya hay unos cuantos. Reinando por encima de todos ellos, claro, Hannibal Lecter en la saga de El silencio de los corderos, quien con su clase, sofisticación y buen gusto, podría darles un curso de cocina a todos los demás, meros aprendices que están a años luz de su noble arte antropófago. A la familia de Leather Face en La matanza de Texas, por ejemplo, ya que su máximo y pobre exponente de la gastronomía perfecta consiste en una barbacoa de costillas de mochileros al punto, así como también a los soldados de Ravenous, los carniceros de Delicatessen, los mutantes de Las colinas tienen ojos y los convictos de Tasmania entre otros, sin olvidarnos del Caníbal de Rotenburgo, aunque su especialidad sea un tanto comprometida para comensales más amantes de las almejas en su jugo que de las salchichas amorcilladas.

   Y ahora llega Carlos, sastre de profesión y caníbal por vocación, que asesina a chicas en Granada, las corta en pedacitos, y se las come en ricos filetes cocinados a la parrilla (Hannibal Lecter también tendría algo que decir ante su técnica culinaria). Lo sabemos por la primera escena, una escena tan contundente a modo de prólogo para presentar al protagonista, que por relevarse tan simple como efectiva, acaba erigiéndose en la mejor de la película. Lástima que sea en una sola escena, porque el resto del film ya no va de un caníbal (ya no volvemos a ver dicha práctica), sino de un hombre solitario que sabemos que es un caníbal, y eso, como decía La Bombi en el “Un, dos, tres”, duele. Duele porque nos ponen el caramelito en la boca y luego nos lo quitan, duele porque nos la ponen dura y luego nos dan dos piedras, y duele porque al ver esta escena de inicio nos frotamos las manos salivando al pensar cómo será el resto.

 

"Donde esté un buen filete de vecinita, que se quite el cerebro de Ray Liotta"

 

   Pero el resto es el drama interiorizado de un personaje solitario que lleva aparentemente una vida normal aunque sea un psycho de órdago, con problemas para comunicarse con los especímenes del sexo opuesto (¿y quién no los tiene?) a pesar de la atracción que siente por ellos (a diferencia del caníbal de Rotenburgo…), representados por sus vecinitas rumanas (encima de las que se ofrecen a hacerte un masaje -con final feliz, se entiende- gratis). No volveremos a ver al protagonista practicando la antropofagia, ni siquiera picando unos taquitos como aperitivo, y le veremos matar sólo una vez más, lo que en cuanto a cine de serial killers refiere, conforma un balance pobrísimo. Porque Caníbal se mueve en un terreno más próximo al introspectivo de autor que al del cine de género, y por eso los habitantes de Venusville nos sentimos un tanto estafados ante su propuesta. De hecho, el canibalismo sale tan poco que si lo eliminaran por completo de la película, ésta funcionaría exactamente igual.

 

  "Caníbal se mueve en un terreno más próximo al introspectivo de autor que al del cine de género, y por eso los habitantes de Venusville nos sentimos un tanto estafados ante su propuesta"  

 

   Así que los que busquen un Delicatessen a la española, con escenas explícitas, cafres y sanguinarias, que recuperen Holocausto caníbal o se den un garbeo por el Festival de Sitges y compren entradas para The Green Inferno, que Caníbal va de otro palo. Manuel Martín Cuenca, el director, busca más sugerir que mostrar, y desafortunadamente para nosotros, basa la película más en sugerir cómo vive su vida cotidiana un individuo con este doble juego y en explorar los cambios que sufre su psique ante la llegada de unos personajes que le desmoronan su perfectamente ordenado entorno, que en explorar sus hábitos gastronómicos y culinarios, y por eso lo que empieza como el retrato de un caníbal, pronto se transforma en el retrato de un hombre solitario con problemas de comunicación que sabemos que es un caníbal. Mucha sastrería, muchos encuentros con las vecinas, y mucho paseíto por la Sierra, pero de cuchilladas, mordiscos e higadillos (humanos, por supuesto) encebollados al vino, nada de nada.

 

"Como Hannibal Lecter llevaba así a Clarice pero vestida, yo para superarle la llevo en pelotas"

 

   Suerte que ahí está Antonio de la Torre para dar vida a ese caníbal-poco-caníbal, lo que ya es de por sí tres cuartos de película. Porque De la Torre es un crack de la interpretación como hay pocos en este país. Se habla mucho de Javier Bardem y sus transformaciones (y merecidamente: Los lunes al sol, Mar adentro, No es país para viejos y, cómo no, Skyfall), pero Antonio de la Torre no se queda corto y también muta lo indecible y lo imposible hasta meterse en el papel, ya sea engordando cual Robert De Niro para Toro salvaje (Gordos, Grupo 7), fusionándose con su personaje hasta ser el mismo (Balada triste de trompeta, Invasor), o ambas cosas. Así, si para Grupo 7 “apatrulló” las calles de Sevilla con la Policía Nacional de ídem, y para Invasor tuvo instrucción militar, para Caníbal ha tomado clases de sastre hasta dominar la tijera y los tejidos mejor que el Sastrecillo Valiente.

   Compone así un personaje con mil y un matices que van desde la frialdad hasta el enchochamiento, pasando por todos los estados intermedios. Y lo hace de una manera tan estudiada y ensayada, que basta ver la diferencia de tono con la que actúa con la señora costurera y cualquier otro personaje, para apreciarlo. Así, si en la peli hay poco movimiento killero como hay, al menos podemos distraernos disfrutando de su interpretación. La próxima vez, pero, agradeceremos que nos animen un poquito más fiesta, que ir a ver una peli titulada Caníbal con poco de caníbal, es como ir a una fiesta de disfraces sin disfraces. Si enseñan al prota cenando un filete de carne humana, ¿qué les hubiera costado mostrarle picando unos deditos como quien se come unas patatas fritas, o sorbiendo el ojo de un cráneo como quien sorbe el jugo de una ostra? Hannibal Lecter puede respirar tranquilo, aún no ha nacido el caníbal capaz de arrebatarle el trono./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Dos Caras Harvey
     
     
 

Recomendada por Kuato a: a quien pese a ir a ver una peli titulada Caníbal, no le gusten las pelis de caníbales.

     
 

No recomendada por Kuato a: quien crea que los caníbales de Holocausto caníbal son unos nenazas de dientes de leche.

     
 

Ego-Tour de luxe por: Antonio de la Torre, que es un monstruo, y no lo digo con segundas porque interprete a un caníbal.

     
 

Atmósfera turbínea por: que este Carlos no fuera quien respondiera a la llamada del caníbal de Rotenburgo para jugar a cocinitas con salchichas.

 

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