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SITGES 2013 invitados: Eli Roth y Terry Gilliam

   

Eli Roth y Terry Gilliam

El pasado y el futuro del cine se dan la mano
al compartir jornada Terry Gilliam y Eli Roth

Por Ray Zeta

 

<El pasado vs. el futuro; cine personal vs. cine comercial; películas de fracaso vs. películas de éxito… Los designios inescrutables del azar del Festival han querido que coincidan estas dos posturas en su segundo día de certamen. ¿Hace falta decir cuál película representa a qué? A un lado del cuadrilátero, representando al cine moderno que se hace hoy en día para triunfar, Eli Roth con Green Inferno, una puesta al día de Holocausto caníbal, Cannibal Ferox y similares, y prima hermana de sus Hostels y el cine apadrinado por Quentin Tarantino para divertir al público de masas. Al otro lado del ring, Terry Gilliam y su The Zero Theorem, nueva película del ex Monty Python que pone en duda el progreso futurista, prima hermana de sus últimos filmes (El imaginario del Dr. Parnassus, Tideland), y nieta de aquel lejano Brazil de 1985, realizada para aburrir a amigos y familiares.

   Y es que mientras Eli Roth está claramente a la última tanto personal como profesionalmente (basta verlo hablar con la seguridad con la que habla para confirmar que domina y controla todo lo que se cuece a su alrededor), Terry Gilliam parece haberse anclado en el pasado sin haber evolucionado desde sus tiempos montyphytonianos. La prueba de cómo llegó al hotel Melià Sitges acompañado de una secretaria de prensa es buena prueba de ello. Chaqueta hippy a juego con su barba blanca y su coletita de joven padawan, sandalias, y dos bolsas de viaje en vez de maleta (y a juzgar por su estado, muy pero que muy viajadas). Precisamente por su aspecto de progre setentón, una de las preguntas que le han formulado en la rueda de prensa ha sido si tiene iphone y si en su vida personal utiliza las nuevas tecnologías como las redes sociales. Respuesta afirmativa a medias: sí que tiene iphone, pero porque la casa Apple se lo regaló, y en cuanto a las nuevas tecnologías se considera una víctima de ellas como todo el mundo, pero aún así considera que en internet sólo hay porno y cotilleos, que su uso nos priva de pensar, y que el tiempo que gastamos en ello podríamos dedicarlo a actividades más beneficiosas como leer un libro.

 

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Terry Gilliam, perdido en la Mancha futurista

 

   Por la misma razón su visión del futuro sigue siendo pesimista (el consumismo ha ocupado el puesto que antes ocupaba la religión, dice, por eso hoy en día lo que uno posee es lo que le da sentido a su vida), todas las máquinas electrónicas que saca en sus películas son cachivaches gigantescos a pesar de que en la realidad se fabriquen cada vez menores, y sigue abogando por los efectos especiales artesanales en vez de los digitales. En The Zero Theorem nos cuenta que ha llegado a un equilibrio intermedio entre ambas técnicas, por eso en su próxima película intentará que todos los efectos sean a la antigua usanza, con transparencias y maquetas igual que el prólogo que dirigió para El sentido de la vida, un corto facturado totalmente a mano que por la época en que lo realizaron, y el tiempo y el presupuesto del que dispusieron, considera (y en eso estamos de acuerdo) que fue un muy buen trabajo (como todo lo estrenado bajo el signo de Monty Python, añadiría yo).

 

  "Mientras Eli Roth está a la última, Terry Gilliam parece haberse anclado en el pasado sin haber evolucionado desde sus tiempos montyphytonianos"  

 

   Eli Roth es otra historia. De la generación de cineastas que ha apadrinado Quentin Tarantino, él y Robert Rodriguez son las cabezas visibles. Es la cuarta vez que asiste al Festival (antes fue con Cabin Fever en 2003, con Hostel en 2005, y con Aftershock el año pasado), siempre con lo más nuevo bajo el brazo o, al menos, pareciendo que es lo más nuevo aunque no lo sea (el torture porn en el caso de Hostel y el canibalismo en Green Inferno), pues como nos ha contado en la rueda de prensa, no hace más que recuperar influencias que tuvo de joven y darles un toque moderno. Igual que hizo Tarantino con las artes marciales en Kill Bill y con los espagueti westerns en Django desencadenado, él lo ha hecho con las películas de aventuras selváticas con caníbales en Green Inferno.

 

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Nicolás López y Eli Roth, la extraña pareja cinematográfica

 

   Conste en acta que Eli Roth se ha mostrado esta vez más simpaticote que nunca. El año pasado sin ir más lejos, presentando Aftershock, hubiera ganado el primer premio en un concurso de chulitos, chulazos y chuletones. Cuando le entrevisté junto a Nicolás López (director chileno de Aftershock) y Natasha Yarovenko en el jardín del hotel Melià, no se quitó las gafas de sol ni un solo momento, se repanchingó en la silla como si estuviera en el sofá de su casa, respondió a las preguntas que iban dirigidas a los tres como si estuviera solo, y mientras hablaba removía el azúcar de un café y se lo bebía, sin levantar la cabeza ni mirarme ni una sola vez, hasta que al oír que la última pregunta iba para el director y la actriz, se levantó y sin mediar palabra se largó. Esta vez en cambio ha sido Mr. Simpatía en persona, y parte de la culpa la tiene Nicolás López (en Green Inferno productor), quien con su verborrea incansable no ha cesado de tirarle florecitas y pelotearle de principio a fin.

   Que si es el único cineasta de Hollywood con huevos para irse a rodar al Amazonas en vez de hacerlo en la comodidad de un estudio al lado de casa, que si es de agradecer que confíe en un equipo no norteamericano como ha hecho en Green Inferno (todo el equipo es chileno), que si es uno de los pocos cineastas del mundo Hollywoodiense que tiene palabra (un mundo según él, “lleno de productores, ejecutivos e hijos de puta, cuya única misión es no dejarte hacer tu película”)… Y mientras habla introduce expresiones coloquiales como “el culo de Hortensia” o “el coño de la Bernarda” provocando la risa de los presentes. De la misma manera que cuando cuenta anécdotas del rodaje, como la de que en la tribu que ejerce de figurantes no sabían qué era el cine y les proyectaron ante su lógico estupor Holocausto caníbal para explicárselo, o que la homosexualidad es una práctica instaurada en sus costumbres, y por ello cada noche los jóvenes celebran orgías gays en el río. Ver a Eli Roth y a Nicolás López juntos con la elegancia del primero y la simpatía del segundo, es como ver a la “extraña pareja” modernizada. Y esperemos que no sea la última, ya que ya han anunciado que están trabajando en la secuela de The Green Inferno, titulada Beyond The Green Inferno, así que con un  poco de suerte volveremos a tenerlos en Sitges, siempre y cuando claro no se vayan a presentarla, como dice Nicolás, al coño de la Bernarda./>

 

 

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Eli Roth y Nicolás López en "The Venusville Inferno"

 

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