LA SAGA CREPÚSCULO: AMANECER (PARTE 2) crítica: Se acabó que nos en-Cullen

Se acabó que nos en-Cullen Por fin la saga Crepúsculo llega a su fin y deja de "encullarnos" con vampiritos y lobitos de postalita Por Anna Bou

<Sé de la envidia de mis compañeros de Venusville por haber sido mi humilde persona la encargada de cubrir la saga Crepúsculo. Lo siento, somos pocos los elegidos del Señor. Pero con este alto honor encima de mis espaldas, doy gracias a Dios que la saga ha terminado, ya no se me podrá en-cullar más…

   Repasemos la saga de mis amores y mis ardores: las dos primeras entregas del amor ñoño del cara-Cullen y la Congo-Bella (Crepúsculo y Luna nueva) son las que, a mi parecer, todavía tienen un pase porque, aunque la historia de amor es una tontería entre el misticismo y la gilipollez, en el fondo es eso, una simple historia de amor más o menos original. Y ojo, que me parta de risa con esta “love story” no es cuestión de edad: esta saga me pilla de adolescente y no la hubiese mirado para que no perjudicara mi crecimiento mental, y sobre todo hormonal, con todo ese rollo de la pureza, etc, etc, etc. La tercera parte (Eclipse), con su triángulo amoroso, está concebida para regar las hormonas histéricas, y la cuarta, (Amanecer. Parte 1) con su estilo videoclipero, nació para prometer unas escenas de morbo (la noche de bodas y eso) que fueron una papanochada de tres al cuarto. Ah y por cierto, encima aburridas, muuuy aburridas.

"Tú puedes protagonizar un remake de Déjame entrar emamorándote de Frankenstein y la Momia" 

   Llegamos –oh, Tierra Prometida- a Amanecer. Parte 2. El gravísimo error de esta película es que pretende ser la más cinematográfica, la bomba de épica: la hija (no me podía creer a la señora de al lado -repito: señora- diciendo “ay, qué mono el bebé”, cuando da yuyu la digitalización que se han pegado con la niña), la hija, prosigo, de Bella y Edward corre peligro, pues los Volturi, enterados de su existencia, quieren eliminarla ya que la consideran una amenaza para la especie. Los Cullen empezarán a reclutar “testigos” por el mundo para que se posicionen de su parte, llegada la batalla final. En medio de toda esta acción “trepidante-que-me-tenía-el corazón-en-un-puño” tenemos que pagar el peaje de tragarnos las escenas pastoriles de los dos tórtolos mete-saca.

   El problema principal de la película es que se toma muy, muy en serio, como si el profiláctico director Bill Condon creyese que está dirigiendo la panacea del séptimo arte. Por eso mismo, esta seriedad tan planificada la hace totalmente ridícula, con un pésimo estilo entrecortado. No me pudo creer que los actores se tomen en serio diálogos directamente imbéciles (“¿dónde está Nessy?”- pregunta el chico-lobo, “¿cómo- dice una Bella indignadísima - has puesto a mi hija el diminutivo del monstruo del Lago Ness?”). Quizás si el Condon se hubiera puesto el condón de su apellido a tiempo, la peli no hubiera nacido, y eso que nos hubiéremos ahorrado.

   Bella, ahora vampira, sigue las leyes vampíricas; unas leyes impuestas como quien pone normas en el etílico juego del durito, que te las tienes que tragar, vaya. Bella es muy fuerte, salta, brinca… parece más una superheroína que un vampiro. Es positivo reinventar los géneros, modernizarse, pero siempre debe existir una coherencia interna que aquí se pasan por el forro. Ya me dirán qué pinta un vampiro que levanta aguas cual Moisés o que enciende un fuego en medio del campo con las llamas que le crecen de sus dedos, a lo fakir. Pura pirotecnia a falta de más.

   Los Volturi, con esas capas y esas mono-frases lapidarias, están directamente ridículos: no sé cómo enredaron a Martin Sheen para hacer de jefe Volturi, supongo que lo amenazaron de muerte diciéndole que, o actuaba o mataban a toda su familia, si no, no me lo explico. Por no hablar de los testigos vampíricos, puestos allí para poner colorido y exotismo, cual zoo, si no ya me contarán qué pintan las dos indígenas del Amazonas, que directamente parece que vayan fumadas.

"Ahora que yo también soy vampira me doy cuenta de lo vampiro nenaza que eres"

   Repito: el problema es el tratamiento acartonado, esa falta de humildad, el creerse que ese truñaco de guión es el despimporre… Llegamos a la batalla, el clímax de la función: a un lado los Volturi, en fila perfecta, sus capas oleando, en el otro lado los Cullen agrupados por parejas, por tríos (nada al azar), barbillas al viento, rictus de estatua kuoré, un  pie delante, culitos prietos…. Es todo tan, tan antinatural, tan coreografiado, que parece que en vez de entrar en batalla, estén a punto de bailar el Gangnam Style. Pero no, no interpretarán el baile del caballo, no hay huevos, aunque sí hay palos, sí, por fin palos y batucada, incluso decapitaciones (se decapitan como quien le quita el corcho a una botella de cava), pareciera que por fin la saga se arranca su tono políticamente correcto, arriesgándose con un tono más agresivo. Muy bien, vean el final y después hablamos.

   ¿No he dejado títere con cabeza? Falso, los títulos de crédito me gustaron, oye, ¡qué bien puestas las letras, qué centradas en la pantalla! La saga ha triunfado: cada uno con sus gustos, no voy a ser yo quien diga lo contrario. O sí, lo siento, esta saga es mala de cojones (permítanme decir un taco, por fin puedo desquitarme, ha sido mucha la angustia interior acumulada), saga en exceso estirada, pretenciosa y ridículamente casta. Lo único que echaré en falta son las transformaciones de los hombres lobo: cuando antes de mutarse se quitan toda la ropa, menos los calzoncillos, claro, aunque una vez transformados desaparece la tela apostólica. Y es una verdadera lástima; ver una manada de lobos brincando en calzoncillos hubiera sido realmente caliente, muy, muy caliente./>

INFORME VENUSVILLE
		Sentencia Quaid: Condenada a alforfones
		Recomendada por Kuato a: los psicólogos, para que analicen el fenómeno Crepúsculo. Quizás puedan encontrar un tratamiento a tiempo y todavía se puedan salvar muchas almas.
		No recomendada por Kuato a: las personas sanas que no hayan tenido un trauma adolescente en su vida.
		Ego-Tour de luxe por: la batalla. Lo mejor de la película, cosa no muy meritoria, aunque lo dicho, hubiera preferido que, en vez de luchar, bailaran el Gangnam Style.
		Atmósfera turbínea por: que la eterna cara de asco de Kristen Stewart sigue siendo acojonante. Atención a las escenas de sexo (es un decir): parece que de un momento a otro vaya a vomitar encima de Robert Pattinson.

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