![]() |
Lobúsculo La niñita del cuento es ahora una joven más preocupada Por Anna Bou |
<Señores, señoras, chicos, chicas, y sobretodo adolescentes y adolescentas, los lobos, o mejor dicho, los lobitos, están de moda. Como ejemplo Crepúsculo o esta nueva versión de Caperucita Roja, “La chica de la capa roja”. Y las dos películas no tan sólo comparten hombrecitos lobitos sino que también coinciden con la directora, Catherine Hardwicke. Hecho este que nos hacía temer lo peor.
La película empieza presentándonos al resabido triángulo amoroso juvenil (Zzzzz…) en una aldea de su bosque tan idílica que parece que en cualquier momento vaya a aparecer un pitufo. Endulcoramiento en sobredosis: la época medieval donde se sitúa la acción huele a “eau de adolescent” cuando debería oler a sobaco seco. Ellos peinados a lo Sensación de vivir, melenas al viento ellas cuando sus pelos deberían ser mansiones para piojos, y todos los vestidos parecen sacados del último desfile de París Colección Trovador. Por no mencionar el baile que se pegan, digno de un Pachá Medievo, pues bien parece que estén a punto de coreografiar el “Waka-waka” o el “Follow the leader leader”...
"Si te encuentras al lobo, sobre todo no le digas `qué rabo más grande tienes`"
Pero igual que la manzana con etiqueta que se come Aragorn-Mortensen (según cuenta la leyenda urbana) no desmerece El Señor de los anillos, en Caperucita Roja: ¿a quién tienes miedo? los detalles descontextualizados, que los hay, no logran por mucho que se empeñen, romper la historia.
Cada oveja con su pareja y cada loco con su tema. Esta Caperucita ya crecidita es un cuento, mejor dicho es una reinterpretación del cuento. Fuera prejuicios y mirémosla (ya que estamos aquí) con ojos de cuento. El triángulo amoroso (ya se sabe, ése en el que hay tres lados distintos pero el cateto siempre es el mismo) no es el motivo (o no tan sólo) de la película contrariamente a lo que ocurre en Crepúsculo, donde lo único que interesa es saber si la pareja protagonista acabará fornicando como cerdos calientes o se conformarán con un beso de esquimal, es decir con la nariz bien fría y manos a la espalda. En esta Caperucita hay una trama con su suspense, y éste funciona en la medida de lo que es. Y la cuestión no es convertirse en la joya del séptimo arte, la cuestión es: ¿quién es el lobo?
"Endulcoramiento en sobredosis: la época medieval donde se sitúa la acción huele a `eau de adolescent` cuando debería oler a sobaco seco" |
O mejor dicho, ¿quién es el hombre lobo? Porque en esta modernización del cuento el lobo feroz ha sido reciclado en hombre lobo. La mitología licántropa de la peli tampoco tiene desperdicio; aquí el lobo aparece más feroz que nunca cuando hay luna de sangre (como si la luna llena le supiese a poco), no puede tocar territorio sagrado porque se chamusca cual vampiro con la cruz, y lo más cool de todo, aquí el lobo habla por telepatía, demostrando esta aldea que se pasa por el forro las normas antiguas y que se reinventa a placer.
Para dar con el citado hombre (o mujer) lobo (loba) entra en escena Gary Oldman (aficionado está a rodearse de feromonas saltimbanquis en sagas adolescentes desde que salió en Harry Potter) como “cura-rarito-exterminador-despiadado-de-bestias-satánicas”, por decirlo de una forma breve. Su sola presencia acojona más que la del propio lobo. Un saludo Gary, te llamo cuando termine el artículo...
"Estate tranquila que el hombre lobo de Harry Potter no soy yo sino David Thewlis"
En cuanto al resto de actores, Amanda Seyfried es guapa, muy rubia y buena actriz, atributos que no pueden decirse de Kristen Stewart, la crepuscular desganada que se cayó en una marmita de cara-de-mala-hostia y no dejó ni gota del caldo. Los chicos que se disputan a Caperucita Seyfried no son ni el Pattinson ni el hombro lobo con camiseta tres tallas más pequeña, de hecho son dos chicos con los genes justitos, justitos. Vaya, medio gen menos y pasan de ser los guapitos de la función a hacer de bulto. Por cierto, Henry (el cateto del triángulo amoroso, vaya) es el hijo de Jeremy Irons que heredó de él... no sé... ¿una uña? Pero está claro que la Seyfried no sabe que él es hijo de su padre porque sino de qué iba a preferir al medio bizco.
El final de la película no es para tirar cohetes pero tampoco es para tirar piedras porque la verdad es que, qué quieren que les diga, un cuento reinventado que provoca mirarse a la tierna abuelita (genial Julie Christie) como una de los posibles criminales, me puede. Siempre me ha gustado que me expliquen cuentos. Aunque sean mentira./>
INFORME VENUSVILLE |
||
![]() |
Sentencia Quaid: Dos Caras Harvey |
|
![]() |
||
![]() |
Recomendada por Kuato a: todo ser, animal o cosa que se despoje de sus prejuicios. Fuera abrigos de macho, fuera abrigos de cine de Sundance y dejaros que os cuenten un cuento.... |
|
![]() |
No recomendada por Kuato a: los que no quieran a sus abuelas. Tendrán la excusa perfecta para dejar de visitarlas. |
|
![]() |
Ego-Tour de luxe por: Julie Christie. Espléndida. Cada vez que aparece en pantalla la sonrisa jocosa está asegurada. Decididamente es la abuela (de muy buen ver) que todo niño friki desearía. | |
![]() |
Atmósfera turbínea por: las “atrocidades” que provoca este lobo tan asesino. Mi gato provoca las mismas atrocidades en forma de caricias cuando tiene un buen día. |
![]() |
¿Desea saber más? > CAPERUCITA ROJA artículo: Caperucita roja y el (hombre) lobo |
VENUSRELACIONADOS



2 Respuestas