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SUPERMAN RETURNS artículo: Y parió la burra

   Es más, tenemos la firme sospecha de que Superman sufre las consecuencias de haber retrocedido en el tiempo para resucitar a Lois en el film del 78, ignorando la advertencia de Jor-El de “No alterarás la historia de los hombres”. Su castigo por romper la ley sagrada es que Superman viva una y otra vez lo mismo, en un bucle espacio-temporal desconcertante para él y los espectadores. De nuevo paseo cósmico con música de John Williams, aterrizaje en Smallville, currele en el Daily Planet, rescate aéreo de Lois y posterior vuelo nocturno, plan descabelladísimo de Luthor (nuevamente un API con appetite for destruction, documentado con mapas postapocalípticos de Estados Unidos), derrota ante un Luthor armado con kryptonita, remordimientos de la chica del malo, salvamento a toda prisa de América cuando Luthor tira de la cadena; y cómo no, victoria final.

   Sin embargo, el mal de ojo de Jor-El (ejecutado por Bryan Singer, claro está) es de una crueldad refinadísima, ya que todo se repite para Superman pero a peor, incluso algunos dirían que de forma degenerada. Clark Kent llega después de cinco años al Daily Planet y le ignoran como a un perro sarnoso. Su gran némesis, Lex Luthor, es presentado como un desvalijador de ancianas moribundas, rodeado como siempre por una pandilla de mongos (en el cómic es diferente: empresario billonario y respetado que llega a ser presidente de USA, ahí es nada). Lois Lane ha perdido su arrolladora personalidad pero a cambio ha ganado un maromo con pelas, un niño asmático y un Pullitzer por poner a parir al Hombre de acero (ya saben, el famoso cabreo de las mujeres despechadas).

 

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Bryan Singer sufre un soponcio al descubrir que Gene Hackman interpretó a Lex Luthor llevando peluca

 

   Vaya, que si yo fuera Superman me vuelvo a “Kryptoshima, mon amour” porque la Tierra se ha convertido para él en una versión chunga de Melrose Place: espía la vida hogareña de Lois (¿también sus deberes conyugales?) y entra a hurtadillas para acostar al niño; unos vándalos le saquean su segunda residencia; su rival y presunto genio del mal pretende alquilar dúplexs en lúgubres acantilados (sin pasar por el Registro de la Propiedad, que se le reirían en la cara); unos hooligans le patean la cara y lo lanzan al mar cual seguratas del Maremagnum; y de postre ingresos humillantes en el hospital (bueno, al menos no en una habitación doble)... Prácticamente llegamos a oír el mantra subsónico del director repitiendo sin cesar: “Qué bochorno, Superman, que bochorno de vida que nos llevas”.

 

  "Parece mentira que a estas alturas, algún guionista no sepa que un niño equivale a condicionar y prácticamente a destruir cualquier saga"  

 

   ¿Se ha humanizado así a Superman? Pues no, se le ha puteado, que es diferente. Y le han puteado tanto al pobre hombre (o superhombre) que se han saltado a la torera los cánones del género y han llegado al temible punto de no retorno a nivel argumental: sí, hablamos de la fatídica aparición del hijo. Parece mentira que, a estas alturas, algún guionista no sepa que un niño equivale a condicionar y prácticamente a destruir cualquier saga (ejemplos recientes: The Mummy o El Zorro). A este mocoso lo vamos a tener que aguantar entre todos durante el resto de la saga, a no ser que alguien tenga el valor de asesinarlo con nocturnidad y alevosía (caso precedente: en el cómic Spiderman tuvo un hijo... que duró dos telediarios al reconocer los guionistas su metedura de pata). Este puto niño con más peligro que Damien no sólo dinamita la esencia de Superman (“el superhéroe que preña a las busconas y se despide a la francesa”) sino que era innecesario para hacer avanzar la historia, y especialmente con un personaje tan grande como Superman, poliédrico, susceptible de variadas interpretaciones y al que se le puede meter en fregaos de acción cósmica o terrenal, o bien hacer interactuar con grandes personajes secundarios (que Singer directamente ignora), o divinizar si hace falta (algo que Singer sí resalta), o prácticamente lo que se lo ocurra al guionista de turno.

 

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"Confiésalo, le drogaste y te lo tiraste para quedarte preñada, por eso no recuerda nada"

 

   ¿Tan difícil era elaborar una buena nueva historia, y no un más de lo mismo cuya única sorpresa es un feto que pervierte el status quo de Superman? Exigimos un más que merecido respeto por el primer superhéroe, por el generador de una industria, la del cómic de superhéroes, que mueve miles de millones de dólares. Desde 1.938 la editorial DC lleva 840 números de “Action Comics” contando historias de Superman (y aparte tiene tres colecciones mensuales más, casi ná), por lo que no pedimos ni tan siquiera ideas rompedoras, se pueden plagiar cientos de buenas ya existentes en el cómic. Pero ay, para Singer el cómic sólo es papel, él va a lo suyo y erre que erre calcando la peliculita de Donner, por lo que no sabemos si la próxima secuela será un remake de Superman IIo si proseguirá la maldición de Jor-El y Superman las pasará cada vez más putas en el bucle culebrón-temporal. Si dicho bucle mantiene su declive, vemos ya a Luthor como gerente de una inmobiliaria ruinosa, partiendo América por enésima vez (si es que queda algo) y enviando ancianas kryptonizadas contra Superman y su hijo Superboy, mientras Lois exige la custodia del niño desde las páginas del Daily Planet. ¡Dios Santo!

   Personalmente, espero que Luthor no escape jamás de la isla (un final penoso pero acorde con el personaje) y que la Tierra sea atacada al fin por villanos cósmicos de entidad, tipo Brainiac, Darkseid o Mongul. Con estos tipos duros en el barrio la diversión sí que estaría asegurada./>

 

 

 

 

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