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SOMOS LA NOCHE crítica: Mordiscos con glamour

   

Mordiscos con glamour

La dieta y el método definitivo para
adelgazar y no quedarse embarazada

Por Beto

 

<Dos años hemos tenido que esperar para que se estrene en las salas comerciales de España Somos la noche, película dirigida por el alemán Dennis Gansel, que nos dejó tan buen sabor de boca con La ola, donde nos contaba los resultados de experimentar un régimen autocrático en un instituto, con fatales consecuencias. Esta película tuvo un gran éxito en Alemania y postuló a Gansel como una firme promesa del cine germano junto a Oliver Hirschbiegel (El experimento), aunque éste luego se pegó un tortazo de cuidado con la fallida Invasión, remake de La invasión de los Ultracuerpos.  Ahora Gansel (bueno, hace dos años) nos sorprende con una película de chupasangres; en concreto nos muestra la vida nocturna de un trío de sensuales vampiresas (de las que muerden, no me refiero a las femme fatales) en el Berlín actual.

   El argumento no tiene nada de enrevesado (no hay clanes de vampiros, así que nos olvidamos de sagas como la Corvinus de Underworld): la vampiresa líder del grupo se encapricha de una raterilla del tres al cuarto y la convierte para la causa de los colmillos. Las chupasangres de este film son glamourosas: viven en un hotel de cinco estrellas, regentan una discoteca alternativa donde se ponen ciegas de chupitos de sangre, y van de compras a las grandes superficies cuando los almacenes han cerrado (por muy vampiras que sean, ¿a qué mujer no le chifla un bolso Gucci?).

 

"Selene va a rabiar cuando nos vea con trajes de cuero más ajustados que el suyo"

 

   Pero su modus operandi no tiene nada que ver con el de los lánguidos vampiros Cullen, que vuelven locas a toda moza en edad adolescente. Como botón de muestra tenemos la escena inicial, donde vemos cómo las muchachuelas saltan de un avión comercial habiendo liquidado previamente a todo el pasaje y la tripulación (así que aquí podemos olvidarnos de la alimentación a base de sangre de ratitas y bichos similares), por no hablar del lado gamberro de las draculinas, que actúan con desenfreno y matan por puro placer.

 

  "Las vampiresas pueden comer comida normal y copular todo lo que quieran, que no engordan ni quedan embarazadas"  

 

   La película funciona muy bien, sobre todo en su primera mitad, ya que la propuesta de Gansel, sin ser novedosa, convence a base de mantener un inicio trepidante, teniendo como ejemplo la escena inicial ya comentada o una  persecución veloz de la policía en busca de la raterilla mencionada. Además, Gansel cuida mucho los detalles, como con la exposición del drama personal de la vampiresa que era actriz en los años 20 (la guapa Jennifer Ulrich), que fue mordida estando casada y con una niña pequeña a la que tuvo que abandonar (¡snif!), o la forma en cómo muestra la curación de heridas (y hasta de tatuajes) de la nueva vampiresa cuando se completa su conversión en la bañera.

 

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"¡Se acabó la depilación, la celulitis, los tampones y el tomar la píldora!"

 

   También aporta ciertos detalles interesantes a la liturgia vampírica a la que estamos acostumbrados: las vampiresas pueden comer comida normal y copular todo lo que quieran, que no engordan ni quedan embarazadas. ¿Y se van al catre con vampiros machos? Pues va a ser que no porque éstos se extinguieron por estúpidos y poco cuidadosos. De un plumazo, Gansel acaba con el mito de Drácula, que era un conquistador que atrapaba con su mirada hipnótica, y convierte al hombre-vampiro en un pringadillo de tres al cuarto. Me imagino que alguna lectora feminista esbozará una sonrisa malévola...

   Desgraciadamente, el film pierde frescura tras la primera mitad, sobre todo a raíz del acoso de la policía a partir de que nuestras amigas son descubiertas (dejar Berlín lleno de cadáveres más tiesos que la mojama no podía quedar sin castigo), y también le resta nota pequeñas incoherencias que aparecen en la película, ya que si los vampiros no se pueden reflejar en el espejo, ¿cómo es que en los títulos iniciales salen fotos de las mismas?, o también en el ataque que hacen a la guarida de asesinos, ya que no viene a cuento que una de las vampiresas vaya armada con una escopeta como si fuese Max Payne. Así pues, Somos la Noche es una buena opción como película de vampiros en la que Gansel empieza mostrando las cartas de algo que podía ser destacable en el género, pero que sufre un gatillazo que lo deja a medias en sus intenciones./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Dos Caras Harvey
     
     
 

Recomendada por Kuato a: Edward Cullen. Si hubiese conocido a estas vampiresas tan marchosas le hubiese dado una patada en el trasero a la lánguida Bella.

     
 

No recomendada por Kuato a: los seguidores del Drácula más clásico. Como hemos dicho, Alemania no es país para vampiros machos.

     
 

Ego-Tour de luxe por: la conversión en la bañera, que sirve al mismo tiempo de botiquín,  eliminación de tatoos y centro de tinte. ¡Toma ya!.

     
 

Atmósfera turbínea por: la historia entre la vampira Lena y el policía. Me gustaba más el rollo lésbico que se llevan entre las tres vampiresas.

 

 

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2 Respuestas

  1. Anónimo
    El Sueco<br />Pues a mi me gustó. Creo que Beto se queda corto en la nota. Además, es un género que no tiene nada que ver con el de La Ola, así que K-PAX no mezcles churras con merinas (de buen rollito).
  2. Anónimo
    K-PAX<br />Patrece mentira como después de rodar La Ola Gansel se pasa a este subgénero

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