![]() |
El denunciante entertainer Sidney Lumet: Filadelfia, Estados Unidos, Por Ray Zeta |
<Decía Tom Hanks en Philadelphia a modo de chiste, que tener a todos los abogados atrapados en el fondo del mar era lo que él llamaba “un buen comienzo”… En todo caso no debía referirse a los abogados de las películas de Sidney Lumet, pues si hay modelo de entereza, honestidad y legalidad en el mundo del cine, esos son precisamente los personajes que transitan por los dramas judiciales lumetianos.
No en vano, el director qua ahora nos ha dejado a la edad de 86 años a causa de un linfoma que ya hacía tiempo que le daba guerra, se hizo famoso por practicar un cine denuncia en contra de la injusticia y la corrupción norteamericana, y lo hizo para felicidad de todo el pueblo de Venusville desde el género policíaco y judicial. Nada de contar la historia de un ama de casa viuda, coja y tuerta con un hijo jorobado, a quien el estado corrupto le sisea la pensión. Lumet hablaba de sus temas sirviéndose de grandes películas de acción y suspense.
El tiquismiquis tocacojones y el hippie honrado: sus dos éxitos Doce hombres sin piedad y Sérpico
Ya desde su ópera prima, Doce hombres sin piedad (1957), con la que puso en tela de juicio (nunca mejor dicho) el sistema judicial. ¿Qué sucede si habiendo pruebas que apuntan a la culpabilidad del acusado aunque no sean del todo concluyentes, se empieza a deliberar a las seis de la tarde y hay partido de los Yankees a las ocho? Pues que se envía al pobre hombre a la cámara de gas en un plis con tal de llegar al estadio a la hora, claro está. Pero ay, que ahí está el tocacojones de turno al que no le gusta el beisbol interpretado por Henry Fonda, y como le importa un carajo que sea día de partido, se dedica a convencer uno a uno a los miembros del jurado para que modifiquen su veredicto en favor de la duda razonable.
Peliculón donde los haya, para muchos el mejor de la filmografía de Sidney Lumet pese a contar con más de setenta trabajos entre cine y televisión, y haber acumulado cuarenta nominaciones a los Oscar por sus películas, entre las que se cuentan diecisiete para sus actores o actrices y cuatro para él como director, Oscar que se le resistió hasta que en 2005 la academia le hizo entrega de uno honorífico como regalo de jubilación.
"Practicó un cine denuncia en contra de la injusticia y la corrupción norteamericana, y lo hizo para felicidad de todo el pueblo de Venusville desde el género policíaco y judicial" |
Y película a la que seguirían otros ejemplos como Sérpico en 1973 (en la que un hippioso pero honesto poli interpretado por Al Pacino tiene que ver cómo sus compañeros corruptos cenan todas las noches a cuerpo de rey en Maxim’s, mientras él debe conformarse con una oferta 2x1 en el Wimpy). Ejemplos de que se puede hacer cine de realismo social de denuncia y entretener al mismo tiempo (ese verbo tan desconocido para la mayoría de directores denunciantes sociales), tanto dentro del cine judicial como el policiaco.
Veredicto final (1982), El abogado del diablo (1993), La noche cae sobre Manhattan (1996), Declaradme culpable (2006. Gran oportunidad de ver a un Vin Diesel descomunal sin necesidad de conducir, disparar o lucir musculitos), Punto límite (1964), Supergolpe en Manhattan (1971), La ofensa (1972), Asesinato en el Orient Express (1974), Tarde de perros (1975), La trampa de la muerte (1982), A la mañana siguiente (1986), Negocios de familia (1989), Distrito 34: corrupción total (1990), Una extraña entre nosotros (1992)…
Sidney Lumet, al pie del cañón hasta el final
“Mientras que el objetivo de todas las películas es el entretenimiento, el tipo de films en los que yo creo van un paso más allá, obligan al espectador a examinar una faceta y otra de su propia conciencia. Esto estimula el pensamiento y permite que los juicios mentales florezcan”, declaró una vez Lumet…
Nada que objetar, siempre que como en el cine de Sidney Lumet, lo que nos haga pensar sea Al Pacino gritándole “Attica” a la policía con un pañuelo en la mano, a Andy Garcia enfrentándose en el estrado a Richard Dreyfuss, o Rebecca De Mornay en ropa interior de lencería fina./>
VENUSRELACIONADOS


