SHREK: FELICES PARA SIEMPRE crítica: ¡Qué bello es concluir!

¡Qué bello es concluir! ¡Aleluya! Shrek nos demuestra que eso de que "el cuarto no hay quien lo eche" no es más que un cuento de hadas Por Mr. Moore

<Shrek ya me empieza a cansar, qué quieren que les diga. Empezó como una refrescante alternativa, en un lejano 2001, a la animación 3D por ordenador monopolizada por la todopoderosa Pixar y ha acabado hastiándome sobremanera, o hinchándome los cojones si lo prefieren...

   Después de una segunda parte al nivel de la primera, con incorporaciones de lo más cachondo (ahí teníamos al Gato con Botas interpretado por nuestro saleroso Anthony Flags) y un guión que se aguantaba, llegó una olvidable tercera parte, donde el cachondeíto, la irreverencia y la sorpresa de las primeras entregas brillaba por su ausencia. Pues nada, que seguimos en la tónica, como ya me daba en la nariz...

"¡Te he dicho mil veces que un trío zoofílico no es la solución a mis problemas sexuales!"

   Si las dos primeras entregas pueden ser consideradas películas con mayúsculas, esta cuarta puede tranquilamente considerarse un episodio autoconclusivo de serie alargado; un capítulo especial si quieren. La proyección no llena la sala, el espectador se queda con el estómago medio vacío, y uno sale con la sensación de haber visto una peliculilla simpaticona y poco más.

   Y es que la trama es muy lineal, utilizando aparte la premisa planteada en ¡Qué bello es vivir!, una idea más que trillada en todo tipo de películas sobre viajes temporales: la desaparación de uno mismo o de sus seres queridos al saltarse a la torera la línea temporal primigenia. Si a esto le añadimos que Shrek: Felices para siempre tampoco ostenta ningún giro de guión ni sorpresa aceptable, nos encotramos con una distracción de hora y veinte que no hace sino restar carisma a paladas a unos personajes con los que disfrutamos en el pasado.

   Shrek está aburrido de su vida hogareña y tranquila, de cambiarle los pañales a sus ogritos, de follarse siempre, y en la postura del misionero, a la misma ogra, y de aguantar a toda la caterva de amigos plastas que la arruinan la siesta... Le pasa lo que les pasa a todos los hombres que se dignan de serlo, que le ha llegado ese momento crepuscular y jodido llamado... ¡“Pitopausia”! Y como en Muy Muy Lejano no existen los gimnasios o los cursos de Pilates para cincuentones, el tío va y se nos vende el alma (al más puro estilo Louis Cypher) a cambio de disfrutar veinticuatro horas de la vida de antaño.

   Esta es la premisa de la peli y hasta aqui no está mal del todo, pena que luego caiga en tiempos muertos, gags con poca chispa (Burro está especialmente pesado) y guión rectilíneo. Salvaríamos, como ya era previsible, al gato (en esta segunda línea temporal fofo, faldero y sin botas) con las coñitas de siempre, poner ojitos y demás, que por suerte siguen entrando bien.

"He de confesarte que estás tan gordo porque hice que el veterinario te castrara"

   Y poco más. Especialmente sosa es la trama de la resistencia ogra, con una nueva historia de amor entre Fiona y Shrek tópica hasta decir basta, y con un final especialmente torpe, por lo fácil, simplón y tramposo de la resolución. ¿Que dan una recompensa por entregar a Shrek? Coño, ¡pues me entrego yo mismo y así la cobro! De redacción de primero de E.S.O. Se nota que a los guionistas les ha faltado tiempo para pensar y metraje para resolver mejor el final del nudo.

   Sinceramente, la saga no da para más... Aparte, desde Venusville nos parece una falta de respeto que el estilo de vida que nos venden como ideal sea el de ser un calzonazos con tres churumbeles en la chepa. Nosotros preferimos tomarnos Martinis rematados con ojos a modo de aceituna y retozar por el lodo. Faltaría más./>

INFORME VENUSVILLE
		Sentencia Quaid: Dos Caras Harvey
		Recomendada por Kuato a: padres cargados de responsabilidades, facturas, hipotecas, hijos, suegras y parentela chupóptera. Les puede dar por enviar todo a la mierda. Cosa que sería un acierto.
		No recomendada por Kuato a: padres cargados de responsabilidades, facturas, hipotecas, hijos, suegras y parentela chupóptera. Les puede dar por convencerse aún más de su agónico estilo de vida. Cosa que sería una putada.
		Ego-Tour de luxe por: el susto que se lleva en un momento dado el Gato con Botas, de las pocas carcajadas que provoca el film. Y las armas arrojadizas de las brujas, rollo Hobgoblin spidermaniano.
		Atmósfera turbínea por: la sensación de estar viendo un guión de A a B durante todo el metraje. Podíais haberos currado alguna subtramita, hombre.

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