<Parece mentira, pero para septiembre empezará el rodaje de la tercera entrega de Los mercenarios (aquí tendremos que esperar hasta esas fechas para el estreno de la segunda parte). Y según nos cuentan, esta vez hay serias posibilidades de que Steven Seagal, la otrora superestrella del cine de acción más viril (y que actualmente pasea su tripa por toda clase de subproductos de serie ya no B, sino como mínimo W), forme parte del elenco de viejas glorias mercenarias capitaneadas por el no menos arrugado Barney Ross (Sylvester Stallone). En palabras del propio Seagal: “Sylvester Stallone tiene planes para hacer otra entrega más, y ya me ha hecho una oferta. Vamos a ver qué pasa...” Sinceramente, ya tocaba.
Podemos reírnos todo lo que queramos de las dotes dramáticas de Stallone y de su cara de besugo en sal, pero si algo ha sabido demostrar con la saga Los mercenarios es que es un lince del márqueting, y que conoce perfectamente a su público potencial. Esta noticia alegra especialmente al pueblo de Venusville, ya que con excepción de su genial papel en Machete como el narcotraficante Rogelio Torrez, lo cierto es que Seagal llevaba ya demasiado tiempo rodando truño tras truño. A ver, no es que Glimmer Man o Alerta máxima fueran obras maestras, pero estaban a años luz de recientes esperpentos como Las entrañas de la bestia, Submerged, o Kill Switch; puede decirse que desde Herida abierta, su última cinta consistente (que data del 2001), la filmografía del ex-marido de Kelly LeBrock acumulaba una veintena de títulos a cual peor.
Algunos dudan de que la cosa acabe llegando a buen puerto si en la tercera entrega repite Jean-Claude Van Damme, pues es vox populi que su relación con Seagal no es precisamente buena. No obstante nosotros pensamos que, dados los tiempos que corren y la pendiente por la que discurren las carreras de ambos actores, serán perfectamente capaces de actuar juntos; y si lo exige el guión, hasta de bailar un tango agarrado como hacían Arnold Schwarzenegger y Tia Carrere en Mentiras arriesgadas./>
Steven Seagal, ahora conocido como "Seagal el caníbal" por su voraz apetito
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