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Exorcismos de 9 a 2 Si le queda un hueco entre el dentista y las clases de Pilates, contrate un exorcista a horas concertadas Por Chema Pamundi |
<El fantástico español parece vivir instalado en la bicefalia típica de toda industria cinematográfica pequeña: por un lado dos o tres directores de fuste como Balagueró o Amenábar, que gustarán más o menos (a mí personalmente me gustan bastante poquito), pero a los que hay que reconocerles cierta voz propia, y por otro lado todo un pelotón de juntaplanos cuya única pulsión parece ser calcar patrones de éxito (generalmente yanquis), a ver si en una de éstas suena la flauta y se suben al carro del dólar (a Bayona le funcionó con El orfanato, un plagio a ratos bastante descarado de la poco conocida The Dark).
¿Adivinan dónde encaja La posesión de Emma Evans dentro de este esquema? Bueno, digamos que a la hora de ponerse a fusilar se han acabado equivocando de película: seguramente apuntaban a El exorcista, pero les ha salido algo más cercano a El exorcista II. Lo cual, claro, no son buenas noticias.
"Lo siento, no puedes salir a jugar, tienes sesión de exorcismo"
La trama recorre los senderos fundacionales del subgénero de adolescentes endemoniadas: la joven Emma empieza a comportarse de manera cada vez más extraña y descontrolada, hasta que acaba haciéndose evidente que sus idas de pelota no se deben a la simple "rebeldía teenager", sino que la chica está poseída por el Demonio (los padres sospechan esto por primera vez cuando Emma se pone a levitar un metro por encima del suelo de la cocina). Para combatir al maligno, la familia tiene la brillante idea de poner a la pobre chavala en manos de su tío, un cura que ha sido marginado por el Vaticano tras realizar en el pasado un exorcismo que acabó como el Rosario de la Aurora.
Como digo, si nada de esto suena original es porque, en efecto, no lo es. En La posesión de Emma Evans (un título algo tontaina, aunque mejor que el psicotrónico Exorcismus, que es como se distribuirá en Estados Unidos), el director Manuel Carballo ha intentado, sin demasiado tino, suplir la falta de personalidad que demostró hace tres años en su obra de debut (la absolutamente infame El último justo), a base de copiar a troche y moche todas las películas con presencia demoniaca que le gustan a todo el mundo, desde las texturas frías y mortecinas de la ya mentada El exorcista hasta el tono de drama naturalista y pseudo-documental de Requiem: el exorcismo de Michaela, pasando por ciertos trucos de guión que parecen salidos de La profecía (por ejemplo la espiral de locura en que entra la madre, o el diablo provocando rebuscados accidentes mortales).
"Por no hablar de algunas absurdidades argumentales como el concepto de las `sesiones de exorcismo de 9 a 2`, como si fueran clases de guitarra o de repaso de matemáticas" |
Sin duda, Carballo y su equipo se deben de sentir muy orgullosos con el resultado final obtenido, pensando que han sido capaces de replicar al dedillo el modelo de terror anglosajón que tan bien funciona en taquilla. La realidad, tozuda ella, refleja sin embargo que La posesión de Emma Evans es una película completamente inerte y carente de carisma, con una dirección mediocre, unos actores justitos, un ritmo de desfile funerario y un guión mecánico en el que las cosas no suceden con naturalidad y fluidez, sino de manera forzada y oportuna según lo que convenga para hacer avanzar la trama (incluyendo una sorpresa final que podría haber llegado a funcionar si se hubiera utilizado de un modo menos patoso).
Por no hablar de algunas absurdidades argumentales como el concepto de las “sesiones de exorcismo de 9 a 2”, como si fueran clases de guitarra o de repaso de matemáticas, tras las cuales los padres de Emma (y el propio cura) se desentienden de la niña y la dejan campar a sus anchas para que la siga liando fina.
"Es la última vez que contrato los exorcismos por las mañanas"
Añádanle a esto que la película es incapaz de transmitir al espectador ni un solo momento de escalofrío, ni un susto en condiciones, ni siquiera una leve sensación de dentera, y al final no queda más remedio que concluir que, más que un thriller de terror psicológico, esto parece una especie de reality show rollo “Hermano Mayor”, “Supernanny” o “El encantador de perros" versión extreme (anda que no molaría un programa de TV así: un cura que fuera de casa en casa exorcizando a niños endemoniados…).
Con tales premisas, la única posibilidad de que La posesión de Emma Evans se acabe convirtiendo en un pelotazo de crítica y público es la intervención demoniaca directa. Eso sí que supondría una prueba irrefutable de la existencia del Maligno./>
INFORME VENUSVILLE |
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Sentencia Quaid: Congelada en carbonita |
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Recomendada por Kuato a: los que se han creído la martingala oficial sobre “el gran momento que vive el fantástico español”. Emma Evans les devolverá de un bofetón a la cruda realidad. | |
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No recomendada por Kuato a: quien espere vómitos psicodélicos, cabezas girando como una ruleta, niñas en camisón andando por el techo y demás pirotecnias satánicas. La de Emma Evans es una posesión “low-profile”. | |
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Ego-Tour de luxe por: los ya mencionados exorcismos a media jornada. Una idea brillante, digna de un gag de Scary Movie (aunque posiblemente no era esa la intención del guionista). |
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Atmósfera turbínea por: el acartonado clímax final, con el demonio explicando sus planes maestros como si fuera un villano de James Bond. |
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