![]() |
El último gran film noir Salomón Shang mantiene que su película es digna heredera negra de clásicos como Vértigo o Blade Runner Extracto del pressbook facilitado por Kaplan |
<Habla Salomón Shang, director:
Disfrazada de thriller o de relato policíaco al uso, La leyenda del Innombrable quiere ser un fresco del alma humana donde converge todo tipo de personajes y personalidades, donde puede que lo de menos es como se resolverá la peripecia argumental, lo que importa es ver el desarrollo y planificación y como ésta influye de manera determinante en la vida de sus personajes. De hecho, el caso de la persecución se resuelve de forma absolutamente casual y casi previsible; no incido demasiado en las investigaciones que llevan a cabo los tres personajes, sino que sencillamente enseño retales de su vida en la que, “por casualidad”, se produce un asesinato.
Todo y su aparente relación con el asfalto, los bares nocturnos y la solidez de los revólveres, la serie negra ha estado siempre propensa a la fantasmagoría, al ensueño. Sirenas que se encarnaban en femmes fatales y que, con su encanto, precipitaban la muerte a aquellos que se atrevían a escolarlas (una bestial Ava Gardner hundiendo en la miseria al Sueco-Lancaster que se convierte en zombie después de pasar por sus brazos, el sapo Robinson encantado por la mujer del cuadro…). Flash backs etéreos, tenebrosos, que nos dan una versión de la realidad, explicada por una de las partes interesadas, a pesar de que éste sea un muerto (William Holden flotando inerte en una piscina en Sunset Boulevard o Edmond O!Brien envenenado en El reloj asesino).
"Si esto es cine negro y usted policía, ¿por qué no va con sombrero y gabardina?"
O relatos zigzagueantes en un blanco y negro de pesadilla, de sueño eterno, de retorno al pasado. El noir, aún así, pierde su aura fantástica y emblanquece hacia los 70 para dar unas pocas grandes obras las últimas décadas del siglo, algunas de ellas bajo un sol deslumbrante como el de La noche se mueve de Penn o por ser versionado, debajo las luces de neón, en El amigo americano por un Wenders en plena forma. Puede que Deckard fuera el último replicante, pero también fue, por un tiempo, el último héroe de la serie negra. A su alrededor fueron proliferando sus héroes de Popeye (no el de las espinacas si no el duro de French Connection) y Harry Callahan.
A finales de siglo la única característica fantástica de los cínicos héroes postmodernos (de Keyser Soze a Ghost Dog) era una inexplicable indestructibilidad y las sigilosas tácticas “a lo ninja” (de las que el Walker de Point Blank sería el máximo exponente), así como las maldiciones de los “doppleganger”, los duplicados el enfrentamiento que significaba la muerte de uno de ellos (siendo Blade Runner e Infernal Affairs su máxima expresión, a pesar de que no deberíamos ignorar la serie de dobles y personajes recreados que Paul Auster ha elaborado en sus novelas de poso noir).
Afortunadamente, las fantasmagorías no desaparecen para siempre, a pesar de que actualmente no hablemos de escenarios oníricos, de tramas de ensueño o de personajes encantados. Es el propio cine que renace después de muerto, utilizando estructuras narrativas difuminadas, con apenas esbozos y palimpsests. Y si el cine en general padece esta mutación, ¿cómo no habrían de experimentarla también el género fantástico o el noir? De hecho, la corriente de Movies Mutations contempla un cine no exento de características genéricas sino un cine promiscuo, lleno de marcas de uno y otros estilos.
"Si se tienen que buscar referentes en La Leyenda del Innombrable tendremos que retroceder en espiral en una obra seminal de este concepto que Hitchcock generó avanzándose a su tiempo" |
Así pues, la serie negra se desprende de una parte de su estructura narrativa y se aferra a la esencial. Si la base del chico es, a menudo, la conciencia de que el héroe está condenado de antemano, ¿cuál es el sentido de desarrollar narrativamente sus itinerarios? Si el infierno se encuentra en la tierra, ¿por qué darle la forma de la realidad que reflejan los sentidos y no las formas del dolor y del sufrimiento? ¿Por qué no ir de la causa a la consecuencia deteniéndose tan sólo en los puntos de reflexión? No se trata, ciertamente, de una novedad, sino de una corriente.
Si se tienen que buscar referentes en La Leyenda del Innombrable tendremos que retroceder en espiral en una obra seminal de este concepto que Hitchcock generó avanzándose a su tiempo. Vértigo, todo y su minuciosa descripción de los pasos de Scottie detrás de su amada, deja de banda la trama criminal para concentrarse en la pasión, en la elaboración y reelaboración de una femme fatale y, en la conclusión, sentimental y vital, que este itinerario tiene para cada uno de sus protagonistas. Hitchcock tenía más interés en poner en escena el deseo y el vértigo de la perdida que el maquiavélico complot en sí mismo, y quiso representarlo lo más próximo posible a un sueño de amor eterno y a una pesadilla.
Es por eso que no tiene que sorprender la aparición de La Leyenda del Innombrable, ni en la filmografía del cine catalán ni en la cartelera actual. En cuanto a la propuesta cinematográfica planteo que la acción no es imprescindible más que para desencadenar en nosotros el malestar, el desasosiego, eso sí… desde el humor.
"Me largo. Volvere cuando aprenda a decir que es el inicio de una bonita amistad"
La trama tampoco es imprescindible y se reduce al mínimo. Cuando el Innombrable llega al escenario de la matanza, se condena. Acaba de entrar en el infierno, en un lugar maldecido en el que Xicu no quiere aventurarse porque es consciente de que no es apto para el enfrentamiento. En este lugar sin límites, este plan de llamas, este espacio de desolación más abstracto que real, sólo puede ser habitado por demonios como el Innombrable, del que se puede huir pero del que nunca se puede escapar.
Es por eso, también, que no tiene sentido mostrar la única muerte final o que una elipsis radical oculte el asesinato de nuestro protagonista “ausente”. El Innombrable avanza hacia sus víctimas con calma, casi con pereza, como la serpiente o la araña que ya ha envenenado a su presa, seguro que nada podrá salvarles. El destino es inevitable y él es el destino, encarnado en la moneda que ofrece a algunas víctimas, dándoles una oportunidad inexistente.
Sólo importa la conclusión. Una conclusión a la que llegan todos los personajes cuando se refieren a él: “El innombrable no se asusta nunca”. Una conclusión que me absorbe y con la que me quiero aferrar a lo largo del largometraje de los aspectos propios del género noir, eliminar escenas y avanzar hacia una síntesis que contempla el avance del Mal en nuestro mundo./>
![]() |
¿Desea saber más? > LA LEYENDA DEL INNOMBRABLE ficha > LA LEYENDA DEL INNOMBRABLE crítica: Los excursionistas calientes |
VENUSRELACIONADOS



1 Respuesta