Intento de thriller con discurso moral sobre la I.A. que se queda en thriller sin discurso moral
La Inteligencia Artificial está de moda, y no porque tengamos en nuestro despacho las obras completas de Georg Wilhelm Friedrich Hegel sólo para aparentar, sino porque en dos semanas hemos tenido dos estrenos con la Inteligencia Artificial de protagonista: DIAbólica y Justicia artificial. Sí, sabemos que ustedes habrían preferido que fueran Terminator y Matrix, pero eso ya no está en la mano de Diario de Venusville. Consuélense pensando que Justicia artificial es mejor que DIAbólica, aunque tampoco sea una obra redonda, porque mientras que DIAbólica es un entretenimiento ligero que avisa de los previsibles peligros de la I.A., Justicia artificial va un paso más allá y aboga por ahondar en cuestiones más morales.
Aunque lo haga con truco por hacerlo más como gancho comercial de cara a la galería que como eje central del argumento. ¿Sería lícito, justo y moral, implementar algoritmos de Inteligencia Artificial en la Administración, para que impartan justicia en lugar de los jueces humanos? Algunos pensarán que sí por defender que la carencia de humanidad de la I.A. le conferiría el poder de impartir una justicia totalmente justa; otros en cambio, opinarán que esa ausencia de humanidad conlleva una falta de empatía, y que la empatía es necesaria para impartir justicia... Tecnología avanzada VS. Sistema Judicial. El combate en el Venusville Square Garden está servido, pero no esperen que Justicia artificial lo arbitre de una forma, valga la redundancia, justa.
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Porque lo que hace la película no es reflexionar sobre los dilemas morales de la cuestión desde un punto de vista filosófico, sino utilizar dicha cuestión como punto de partida para engranar un thriller de suspense con elementos de espionaje industrial y una trama criminal de por medio, contándonos cómo juegan sus cartas los que están a favor de la práctica de la justicia artificial (básicamente la empresa creadora del software y el Gobierno) y cómo lo hacen los que están en contra (básicamente la jueza protagonista, interpretada por Verónica Echegui), para conseguir la aprobación y la desaprobación, respectivamente, de la población. O sea, que la controversia ética que genera la propuesta planteada, se contempla más de fondo que de forma principal.
“Lo que hace Inteligencia artificial no es reflexionar sobre los dilemas morales de la Inteligencia Artificial, sino utilizarla para engranar un thriller de suspense”
Inteligencia artificial no se moja, así que no esperen grandes reflexiones metafísicas acerca de la responsabilidad ética y moral de los usos de la Inteligencia Artificial, para eso ya están otras películas como 2001: Una odisea del espacio, Blade Runner o Inteligencia Artificial. Aquí lo que impera es ver a Verónica Echegui yendo p’arriba y p’abajo investigando cual Miss Marple rejuvenecida, tirando del hilo de una trama más emponzoñada de lo que parece. Con lo que se obtiene un thriller correcto en su planteamiento que acaba quedándose corto tanto por las posibilidades del tema, como por su previsibilidad en su tramo final. Una lástima, pues la sensación tras ver Justicia artificial es que se nos había vendido un filet mignon regado con salsa Périgueux, y se nos ha servido un pepito de lomo con mostaza de sobre.
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Personajes típicos de thriller entran y salen de la trama, cumpliendo a pies juntillas la función de cada uno según el texto de primer curso de guión cinematográfico: el que investiga como si participara en una carrera de obstáculos, el que lo sabe todo pero desaparece, el que sabe algo y aparece y desaparece para contarlo, y el que esconde gato encerrado, entre otros, adornados por giros más que previsibles por seguir el manual del thriller clásico. De ahí el no cumplimiento de las expectativas generadas… Íbamos a ver cómo la Inteligencia Artificial repartía justicia a troche y moche, con sus triunfos, sus fracasos y sus consecuencias, y nos hemos encontrado con que lo único que hace la Inteligencia Artificial aquí, es hacernos creer que Verónica Echegui nada en mar abierto cual David Meca femenina.
Para divagar sobre los problemas éticos y morales del uso de la Inteligencia Artificial, deberemos revisar pues los tres títulos clásicos citados, y otros como El hombre bicentenario, Ex_Machina, Trascendence, Ghost in the Shell o The Creator. Con mejores o peores resultados, todos ellos exploran las posibilidades de la Inteligencia Artificial en ámbitos sociales, personales y profesionales, y reflexionan sobre su conciencia, su relación con los humanos, sus peligros, y las responsabilidades y los riesgos que conlleva su uso en los diferentes ámbitos. Justicia artificial se queda a mitad de todo al apuntarlo sin profundizar en nada. Por eso no debemos fiarnos de las promos, porque con tal de vender entradas, el marketing es capaz de promocionar El club de los poetas muertos como una peli de fantasmas.
INFORME VENUSVILLE
Venusentencia: Dos Caras Harvey
Recomendada por Kuato a: quien viendo pelis sobre I.A. como Terminator o Matrix, le sobren las hostias y los tiros.
No recomendada por Kuato a: quien por ir despistado, espere ver a Charles Bronson pegando tiros como en la saga Death Wish.
Ego-Tour de luxe por: que sea el pueblo quien decida si quiere la Inteligencia Artificial o no mediante un referéndum. Eso sí que es ciencia ficción.
Atmósfera turbínea por: empezar vendiendo pólvora y acabar vendiendo humo.
■ JUSTICIA ARTIFICIAL. "Justicia artificial" (2024). Dirección: Simón Casal. Guión: Simón Casal, Víctor Sierra. Reparto: Verónica Echegui, Alberto Ammann, Tamar Novas, Alba Galocha, Alfonso Pimentel, Ledicia Sola, Marco D'Almeida. ESTRENO EN VENUSVILLE: 13/09/2024.
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