FUTBOLÍN crítica: Ball Story

Ball Story Los magos del balón no son Oliver y Benji sino Woody y Buzz Lightyear Por Ray Zeta

<Estarán conmigo que uno de los momentos cumbres de la historia del cine es el gol que marca Pelé de chilena en Evasión o victoria, aun hoy la película reina del deporte rey fuera de los E.U.A., o sea el fútbol (por eso manda huevos que sea una película yanqui por mucho que Michael Caine ejerza de capitán en el equipo de los aliados, aunque también estaba Sylvester Stallone jugando de portero pese a no haber visto un balón redondo en su vida…). También es de grato recuerdo el partido animado que juegan los animales de La bruja novata (pregúntenle a cualquiera que la haya visto y les dirá que es lo que más recuerdan de ella). Hasta Santiago Segura se atrevió a emular ambos títulos en Torrente: Lethal Crisis organizando un partido entre presos y guardianes de una cárcel, aunque con unos resultados que distan mucho de los dos títulos mencionados.

   O sea, que películas que hablen de fútbol hay unas cuantas (aunque menos que de béisbol o football americano), y en todas ellas lo mejor es siempre el partido final, por eso en la mayoría bastaría con los 30 minutos finales de metraje en los que tiene lugar el encuentro (en el caso de Mean Machine algunos más). Eso es exactamente lo que le sucede a Futbolín: la hora de presentación de personajes y planteamiento de la trama es puramente de relleno, y tiene como única función preceder a la media hora final en la que se juega el partido de fútbol. Un partido que nos brinda los mejores momentos de la película, pero en el que atención, al contrario de lo que explica el tráiler, no se basa en jugadores de futbolín jugando a fútbol normal, sino en un grupo de aficionados formado por los habitantes más dispares de un pueblo, a cual más freak, contra un equipo de profesionales.

"Tranquilos, que Mortadelo y Filemón son peores que nosotros y juegan todos los Mundiales"

   Metáfora que Juan José Campanella utiliza para enfrentar al Bien contra el Mal, y para hablar de la defensa humana de los bienes colectivos requisados injustamente, tal como hizo en Luna de Avellaneda. Porque aunque Juan José Campanella se vista de seda animada, Juan José Campanella se queda, y el autor de títulos argentinos tan famosos fuera de la jurisdicción de Venusville como El hijo de la novia o El secreto de sus ojos, aprovecha ésta su primera incursión en el cine animado, para seguir hablando de filias suyas como las relaciones humanas, el miedo al fracaso y la superación personal. Sólo que esta vez no lo hace en forma de drama o tragicomedia rollete protagonizada por Ricardo Darín, sino con un joven dibujado clavado al protagonista de Ratatouille y unos jugadores de futbolín que bien podrían ser la versión futbolera de Toy Story.

   O sea, que en cuanto a estilo de dibujo, Campanella se ha inspirado claramente en la línea de Pixar. Ni en Disney, ni en DreamWorks. En Pixar (di que sí, Juan José, que puestos a copiar a alguien, siempre es mejor copiar a los mejores), por eso los jugadores de futbolín recuerdan tanto a Buzz y a Woody en sus relaciones (y en alguna escena concreta, como uno de ellos persiguiendo un coche cabalgando a lomos de una rata) que estás esperando que exclamen “¡Hasta el infinito y más allá!” como grito de guerra. De hecho, la parte final parece una mezcla de Toy Story y Campeones, porque está claro que los responsables de este Futbolín también se han visto de pe a pa la serie animada de Oliver y Benji. Defensas inexistentes que dejan jugar a los delanteros a sus anchas, campos en los que se no se ve el final, y chutes imposibles a cámara lenta, son algunas de sus credenciales.

"Mientras no juegue Ed Warner de portero en el equipo contrario todo irá bien"

   Cualquiera diría que es Mark Lenders quien está en el centro del campo a punto de chutar su tiro del halcón, u Oliver Aton su tiro con efecto, apoyado por su siempre inseparable Tom Baker, o los gemelos Jason y James Derrick en plena práctica de su catapulta infernal. Este partido de fútbol no es ni mucho menos el de La bruja novata, pero es suficientemente simpático gracias a la panda de freaks del equipo local como para justificar una primera hora en la que no sucede nada (o al menos nada relevante), más allá de ciertas parodias cinematográficas como el prólogo de los simios de 2001, una odisea en el espacio, Apocalypse Now, o los westerns de Sergio Leone. Aparte de eso, los personajes son de auténtico manual, formado el trío protagonista por un adolescente de buen corazón, la chica de sus sueños, y un villano tan engreído como el Gastone de La bella y la bestia.

   Dibujos animados con acento argentino pues, que representan una brisa de aire fresco en el panorama de la animación aunque con mejores intenciones que resultados. En un momento en que Disney se consolida en el sector gracias a títulos como Rompe Ralph o Frozen. El reino de hielo, Pixar pierde puntos por los errores que significaron Cars 2 y Brave, y DreamWorks se mantiene estable con Los Croods y Turbo, toda obra animada que provenga de una productora diferente a este triunvirato, como las Ice Age de Fox o las Lluvia de albóndigas de Sony, es bienvenida. Y como Justin y la espada del valor, Futbolín representa nuestro cine de animación patrio (es una co-producción española), y aunque haya resultado muy inferior a la aventura medieval producida por Antonio Banderas, es motivo de agradecimiento que se haya apartado lo suficiente de Las aventuras de Tadeo Jones como para demostrar que sabemos hacer algo más que un tebeo inspirado en las historietas de la editorial Bruguera./>

INFORME VENUSVILLE
		Sentencia Quaid: Dos Caras Harvey
		Recomendada por Kuato a: David Beckham, para que se inspire por si algún día llega a protagonizar el remake de Evasión o victoria como se rumorea.
		No recomendada por Kuato a: quien se vea el partido de fútbol animal de La bruja novata, cada noche antes de dormir (yo lo hago).
		Ego-Tour de luxe por: que para las caras de los futbolistas hayan tirado de inspiración añeja a lo Kempes y Maradona, en vez de actual a lo Mesi y Cristiano.
		Atmósfera turbínea por: no haber hecho ninguna referencia, chiste o guiño a la catapulta infernal de los gemelos Derrick, mi jugada favorita de la serie Campeones.

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