EL RITO crítica: Santo Rito, Rito, el exorcismo te quito

Santo Rito, Rito, el exorcismo te quito Anthony Hopkins se calza la sotana y homenajea al padre Karras desgañitándose a base de muecas Por Beto

<Parece ser que las temáticas basadas en las posesiones demoníacas viven un momento álgido. Tras la destacable El último exorcismo (aún pendiente de estreno) y las grotescas La posesión de Emma Evans y La posesión de David O’Reilly llega El rito, nueva película de exorcismos basada en supuestos hechos reales, donde Anthony Hopkins da vida a un exorcista y sacerdote poco ortodoxo que intenta conducir al camino de la fe a un joven cura que ha sido enviado desde su parroquia en los EEUU a Roma a asistir a un curso de exorcismos, por ver en él a un exorcista en potencia.

   Es divertido ver cómo el Vaticano organiza cursos de este tipo, al estilo de las clases de Defensa contra las Artes Oscuras de Hogwarts. Sólo les faltaba una clase práctica con una poseída paseándose por el techo del aula para hacer más esperpéntica la situación. No sé si el joven sacerdote saca mucho provecho de las clases, pero lo que está claro es que por mucha crisis de fe que tenga va más caliente que el palo de un churrero, porque se hace muy amiguito, yo diría que demasiado, de una periodista que escribe sobre exorcismos.

"La primera lección es vestirse con el uniforme oficial de exorcista"

   A diferencia de las películas antes mencionadas, así como de otros clásicos del género como El exorcista, el eje de la cinta no es el exorcismo en sí sino la relación entre el veterano cura y su incrédulo discípulo, y la lucha interna de éste último por encontrar la fe perdida. Mal vamos, porque lo que mola de este tipo de películas es ver cómo la víctima del exorcismo dice guarradas, se retuerce de forma inverosímil y escupe babas purulentas. Y aunque sí que hay escenas con exorcismos, éstos son muy lights, ya que por lo que se ve, como en el infierno van a tope de trabajo, el demonio que realiza la posesión es muy educadito y por eso sólo se dedica a decir cuatro tonterías rayando el aburrimiento más soberbio.

   Personalmente no esperaba mucho de Anthony Hopkins, ya que el buen hombre ha entrado en barrena desde hace unos cuantos años, pero aún así, tal como evoluciona en la película en este papel de cura es lo más nefasto que le recuerdo desde hace mucho tiempo (por cierto, como viene siendo habitual en estas películas, no queda claro en ningún momento cómo el diablo toma posesión de los humanos. Debe ser que posee a quien le sale de las bolas y ya está, ¿no?).

"Cuando yo te enseñe el crucifijo, tú me dices que mire lo que ha hecho la guarra de mi hija"

   Mikael Hafstrom no ha tenido reparo por otra parte en añadir ciertos elementos sacados de otras películas demoníacas, como la mujer poseída que está embarazada del diablo, igual que lo estaba Mia Farrow en La semilla del diablo, o el asno con ojos rojos que nos recuerda a los animales demoníacos de La profecía. Su pretensión inicial de hacer una película sobria del tema se le escapa así por completo. Después del primer exorcismo, Hopkins le dice al joven: “¿Qué esperabas, cabezas girando?”, para reafirmar que una posesión no tiene nada de anormal y no está reñida con las leyes de la física, pero en cambio a continuación se sucede una serie de escenas con contorsionismos imposibles, apariciones como la del mencionado asno, una plaga de ranas o fuerza sobrehumana en los poseídos.

   Vamos, que nos la mete doblada a las primeras de cambio. Vaya pillastre este Hafstrom…/>

INFORME VENUSVILLE
		Sentencia Quaid: Condenada a alforfones
		Recomendada por Kuato a: el padre Karras, protagonista de El exorcista. Con un demonio así otro gallo le hubiese cantado…
		No recomendada por Kuato a: Baal (Belcebú hablando en plata). Si viese que expulsarlo del cuerpo de un poseído es tan fácil como hacerle pronunciar su nombre, seguro que se cabreaba y poseía al mismo Hafstrom.
		Ego-Tour de luxe por: El asno de ojos rojos. Lástima que no le den más bola en la cinta. Con lo bien que hubiese estado repartiendo bocados a diestro y siniestro mientras iba rebuznando “¡Baaaaaaaaal, Baaaaaaaaal!”.
		Atmósfera turbínea por:el giro argumental que protagoniza Anthony Hopkins y que resuelve con una verborrea insoportable sumada a cuatro caretos poco creíbles.

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