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COLOMBIANA crítica: Mamá, quiero ser asesina

   

Mamá, quiero ser asesina

Si Concha Velasco le decía a su mamá que quería
ser artista, Zoe Saldana lo tiene claro: ella asesina

Por Ray Zeta

 

<Si Morgan Freeman se sentía “institucionalizado” tras estar 30 años en la cárcel en Cadena Perpetua, yo con tanta peli reciente de asesino a suelto me siento “asesinocializado”, o sea con la misma sensación de que hace 30 años que estoy viendo la misma película. Sólo en el último año y medio ya hemos tenido media docena (Ninja Assassin, Killers, El americano, RED, The Mechanic y Hanna), cuando aún teníamos fresco en el recuerdo obras mayores del género como Kill Bill, las de Jason Bourne o Collateral (bueno, y no tan mayores como Elektra, Hitman o Bangkok Dangerous). Películas en su mayoría de manual que siguen el esquema clásico con mejor o peor fortuna, repetitivas, idénticas y clónicas, hasta parecerse como se parecen entre ellas todas las pelis de Steven Seagal.

   Y claro, Colombiana no es una excepción. Olivier Megaton (el del último Transporter) nos cuenta como en Nikita de Luc Besson o Kill Bill la historia de una asesina profesional, pero ni él es Luc Besson o Quentin Tarantino ni Zoe Saldana Uma Thurman, así que sigue a pies juntillas la guía “Cómo realizar una película de asesinos profesionales en diez días” (prólogo en el que se nos relata sus orígenes, adiestramiento por su mentor, trabajo de presentación, y ensalada de tiros como clímax final) de la manera más plana y lineal. Y miren por donde el prólogo, sin ser nada del otro mundo, acaba revelándose como lo mejor de la peli al estar protagonizado por una niñita de diez años que le hace una manicura muy especial a Jordi Mollà (luego voy por ti, chato) y descubre su vocación de asesina profesional (podría haber querido ser de mayor princesita, enfermera para casarse con un médico o artista como Concha Velasco, pero no, ella quiere ser asesina como su tío), para continuar como les decía, siguiendo la citada guía de la manera más light.

 

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Zoe Saldana acumulando tensiones mientras realiza un "trabajo"

 

   Porque esta asesina no es una killer fría y despiadada que mata por pasta a los objetivos para la que la contratan, no, esta asesina sólo mata por el justificado-perdonado-y-manido leit-motiv de la venganza. Y nunca son targets inocentes elegidos por empresas sin escrúpulos, bandas criminales o gobiernos corruptos, sino que sólo son narcos latinos de manual (los que mataron a su pobre papaíto que tan bueno era el pobre), todos tíos feos, gordos y barrigones de esos que dirigen la organización desde un jardín con piscina hablando por móvil en albornoz desde una tumbona rodeado de tías tetonas.

 

  "Una asesina de buen corazón que cada vez que termina un trabajo vuelve a casa y se marca un bailecito moviendo el culo en la más pura tradición Flash Dance"  

 

   Ya lo ven pues, una asesina de buen corazón que cada vez que termina un trabajo vuelve a casa y se marca un bailecito moviendo el culo en la más pura tradición Flash Dance, filmado como si de un spot publicitario de yogurts se tratara, y pide 24 horas de permiso para echarle un polvete a su novio (un novio que es un tontazo al tener en su mano el sueño de todo hombre joven, una relación con una tía buena a la que poder tirarse sin ningún tipo de compromiso, presión o atadura, porque ella así lo exige, y aún así no está contento).

 

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Zoe Saldana se relaja moviendo el culito tras realizar el "trabajo"

 

   El resto, puro impase con escenas puente metidas como un elefante en un seiscientos para llegar a la descafeinada traca final: conversaciones de manual con su mentor, con su novio (“Nunca hablamos”, dice él; “Hablamos demasiado”, replica ella) y con el poli que investiga los asesinatos, combinadas con episodios de guión tan ridículos como la manera cómo la identifican o la forma cómo consigue ella que un agente corrupto del FBI confiese la dirección del capo de tutti capi portorriqueño (no se lo cuento que luego me acusan de spoilador).

   Una traca final descafeinadísima, como les decía, en la que ella solita ataca la mansión del malo, protegida cómo no por un ejército de esbirros armados hasta los dientes, que pasa de prometedora a destrempadora  cuando descubrimos que se salda con un simple bombazo (si quieren ver un clímax final comme il faut que sigue la misma premisa, revisen Wanted), y un cuerpo a cuerpo con Jordi Mollà que recuerda el de Danny Trejo y Steven Seagal en Machete pero sin machetes, aquí ejerciendo de lugarteniente del capo. Un registro al que el de L’Hospitalet ya está habituado tras sus intervenciones en Blow, Dos policías rebeldes 2 y Noche y día, que si bien resuelve con buen oficio, no deja de ser triste que solo intervenga en producciones norteamericanas para hacer de narco latino mostachón. Tan triste como que Zoe Saldana salga corriendo en bragas pistola en mano en solo una escena./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Congelada en carbonita
     
     
 

Recomendada por Kuato a: los que no vean una peli de asesinos de profesionales desde Chacal (pero la versión de Fred Zinnemann, no la de Michael Caton-Jones).

     
  No recomendada por Kuato a: quien no les importe tragarse otra (mala) peli de asesinos profesionales mientras esperamos que llegue Asesinos de élite, nuestra gran esperanza blanca en el género.
     
  Ego-Tour de luxe por: Cliff Curtis, tío y mentor de la prota, que sorprendentemente no hace el ridículo como en 10.000 o Airbender, y queda estupendamente bien como gángster portorriqueño aunque sea neozelandés.
     
 

Atmósfera turbínea por: que Jordi Mollà no organice como narco latino encierros sanfermineros en Puerto Rico como hizo en Noche y día pese a situarse la acción en Sevilla.

 

 

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1 Respuesta

  1. Anónimo
    MM<br />ESta peli la hemos visto ya 1000 veces. No tiene nada de nuevo es lo de siempre. La chica que sale tampoco me gusta como asesina es demasiado blanda y demasiado buena gente

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