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CASINO ROYALE crítica: James Bond Begins

   

James Bond Begins

Daniel Craig retoma el personaje de 007 por
la puerta grande y calla las bocas de los ateos

Por Ray Zeta

 

<Escribo estas líneas vestido de smoking mientras saboreo un martini con vodka agitado, no mezclado, y una escultural rubia con una Derringer en su liguero pasa un trapo por la pantalla del ordenador. Es mi homenaje particular a Casino Royale y mi manera de agradecérsela a Barbara Broccoli y a Michael G. Wilson, sus productores. Y no es para menos, pues ha sido tanta la incertidumbre vivida desde que hace cuatro años aconteciera la espantada de Pierce Brosnan, tantas sesiones de terapia psicológica en el ala para bondmaníacos del Venus Asylum, y tanta saliva malgastada intentando convencer a los herejes en la materia de la gran cagada que habría supuesto darle a Heath Ledger, Orlando Bloom o Will Smith el papel de 007, que Casino Royale me ha sentado como si fuera la mejor película de la historia de la saga Bond. ¿Exagerado? Quizás. Sólo quizás…

   Porque para valorar Casino Royale, dos son las consideraciones que debemos tener en cuenta: qué tal está como peli de James Bond, y qué tal está Daniel Craig como James Bond. La valoración a ambas consideraciones: Venus Hall of Fame. Empezando por el prólogo (indiscutiblemente el más impactante en la historia de la saga) y la trepidante persecución acrobática por alturas que acojonarían al mismo Spiderman, continuando con la partida de póker, que deja a Maverick a la altura de un retarded jugando con las cartas de los Juegos Reunidos Geyper, y acabando con la morbosa escena de la tortura y el mojado desenlace en Venecia, Casino Royale tiene durante todo el metraje al espectador cogido por las pelotas. Tal cual. Su ritmo es frenético, sus escenas de acción espectaculares, y su montaje impecable.

 

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"Ahora ya puedo decir con la boca bien grande que mi nombre es Bond, James Bond"

 

   Tiene además para nuestro regocijo (no lo habríamos aceptado de otra manera) todos los elementos marca de la casa 007: lugares exóticos y pijos donde lucir palmito, como Madagascar, Nassau, Montenegro y Venecia; chicas Bond de rompe y rasga (Caterina Murino cabalgando pasará a la posteridad como Ursula Andress saliendo del agua); y carismáticos villanos con la consiguiente frikada física de turno (en este caso un ojo a la funerala que llora sangre), además de la chulería habitual y los diálogos coñones del protagonista ("Dicen que los doble cero tienen una esperanza de vida muy corta, así que seré un error efímero", vacila a M cuando ésta reconoce que no debía haberlo ascendido). Sólo faltan los gadgets, sacrificados en pos de un mayor realismo, teniéndonos que conformar con el desfibrilizador a distancia y el chip localizador, y dos los personajes habituales: Q y Moneypenny (¿qué les hubiera costado sacarlos ni que fuera en un cameo? ¡La implantación del chip podría haberla realizado perfectamente John Cleese!). Recuperamos sin embargo a Felix Leiter, que no se veía desde que un tiburón se le merendara la pierna en Licencia para matar, y descubrimos para nuestra sorpresa que es negro (esperemos que el cambio de raza no siente un procedente en la serie y Moneypenny sea interpretada en el futuro por Lucy Liu…).

 

  "Casino Royale tiene durante todo el metraje al espectador cogido por las pelotas. Su ritmo es frenético, sus escenas de acción espectaculares, y su montaje impecable"  

 

   Broccoli y Wilson han sido además lo suficientemente zorrunos como para crear una peli de James Bond diferente, con capacidad de sorprender, en vez de hacer "una peli más de James Bond". Casino Royale muestra el ascenso de Bond a agente doble cero (¡James Bond Begins!) y rompe absolutamente con la dirección que estaba tomando la serie con los últimos episodios, tendiendo cada vez más al thriller hi-tech y al cine fantástico apto para todos los públicos (sin ir más lejos, en Muere otro día salían coches invisibles, palacios de hielo y cambios de cara), para adoptar un tono más real y más violento. Aquí como ya hemos dicho no hay gadgets, ni tampoco villanos con ínfulas de dominar el mundo con bases secretas en el interior de volcanes, ni fantasmadas como saltos imposibles desde aviones o caídas libres sin paracaídas; este James Bond es de carne y hueso y se lo hace todo a hostias, y a hostias de las que hacen daño, servidas con una mala leche que los que no queremos confundir a 007 con el Equipo A agradecemos enormemente (vean sino la pelea del prólogo y la escena de la tortura. Aún me duele todo).

 

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"10 contra 1 a que bato el récord que ostentan Sean Connery y Roger Moore de siete películas"

 

  Y ese es otro de los aciertos de la pareja Broccoli-Wilson: pasarse por el forro la sofisticación, la elegancia y el refinamiento de los que hasta ahora hacía gala el agente secreto, y hacerlo más tosco, más bastote, más sádico y más hijoputa que sus predecesores, para lo que la interpretación y el físico de Daniel Craig son imprescindibles. Craig, pese a todas las dudas que suscitó cuando fue elegido, demuestra que ha nacido para encarnar a James Bond. A este James Bond. Un James Bond que se siente más cómodo vistiendo ropa comprada en Humana que en Armani, que aprecia más un Don Simón con gaseosa que un Dom Perignon del 46, y que tiene pinta de portero de discoteca de los que disfruta ahostiando a la peña que se rebota por no poder entrar con bambas. En este papel, Daniel Craig está, simplemente, perfecto.

   ¿Qué más puedo decir? Que a mi lista de pelis Bond favoritas, integrada hasta ahora por Operación trueno, Sólo para sus ojos, 007: alta tensión y El mañana nunca muere, entra por la puerta grande y con alfombra roja Casino Royale, por supuesto. Y que es todo un festival, una fiesta plagada de detalles que harán que los bondmaníacos se lo pasen en grande: integrar el disparo que siempre inicia las películas dentro de una escena; preguntar “¿tengo cara de que importe?” a un camarero que quiere saber si desea el martini con vodka mezclado o agitado, tras ser eliminado de la partida de póker; y finalizar la peli con la frase "Me llamo Bond, James Bond", pronunciada por primera vez, con el tema central de Monty Norman de fondo, son tres buenos ejemplos de ello que merecen arrancar rabiosos aplausos en las plateas. Como toda la película. Gracias, productores./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Venus Hall of Fame
     
     
 

Recomendada por Kuato a: quien desayuna cada día con un martini con vodka y viste smoking incluso para ir a hacer la compra.

     
 

No recomendada por Kuato a: envidiosos que comparen a 007 con Rocky 003,5.

     
 
Ego-Tour de luxe por:
Craig, Daniel Craig
     
 

Atmósfera turbínea por: las sentidas ausencias de Q (o R) y Moneypenny. Rogamos un minuto de silencio en su recuerdo.

 

 

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