CAPITÁN AMÉRICA: EL PRIMER VENGADOR comentario: El último americano virgen

El último americano virgen

Mucho capitán y mucho primer vengador, pero
más virgen que un personaje de Supersalidos

Por El Hombre de Boston

<Quién iba a decir que este título de una comedia de 1982 llegaría a hacer referencia en el futuro a uno de los superhéroes más emblemático de todos los tiempos… Porque aquí donde le ven, Steve Rogers, Capitán América y primer Vengador, es tan virgen como un protagonista de Supersalidos. No en vano él mismo reconoce en la película tener menos experiencia con las chicas y ligar menos que lo que ligaría Kiko Rivera Paquirrín si no fuera hijo de la Pantoja. Un joven más dado a practicar peleas cuerpo a cuerpo con matones (en la que le cosen a guantazos con la misma facilidad que a puching ball), que combates en la corta distancia con matonas.

Tony Stark organiza orgías en su jet privado, Johnny Storm se mete de cintura para abajo dentro de todo lo que lleva faldas, su rival en cartelera Hal Jordan es presentado en su peli tras haber pasado una noche de desenfreno sexual… en cambio Steve Rogers consume las noches de los fines de semana mirando revistas de pin-ups esperando lo que él llama “una pareja de baile”, forma eufemística donde las haya de decir “una tía que no se descojone al verlo y lo envíe a freír espárragos sólo por pedirle la hora”. Porque con apenas metro y medio de altura y 45 kilos de peso, el futuro Capi es un tirillas, un enclenque escuchimizado capaz de ser tumbado por el pedo de una monja, que ha sido rechazado hasta cinco veces de las oficinas de reclutamiento por no dar la talla como recluta. Suerte que en su camino se cruza el Dr. Abraham Erskine y gracias a haber creado el proyecto Renacimiento decide hacer de él un súper soldado del catre.

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Steve Rogers alias "el tirillas" antes del Proyecto Renacimiento

Nunca antes el término “conejillo de indias” había tenido tanto sentido, porque con ese cuerpecillo, esos brazos de mantequilla, y esas dos piernas de alambre que convierten las patas de la Gallina Turuleta en las piernas de la atleta Marta Domínguez, el joven Steve no da ni para llamarle conejo. Inyecciones intravenosas de suero del súper soldado y ¡zas!, transformado en un cachas, un mazas y un adonis todo junto, con una altura y unos músculos que ni los de Arnold Schwarzenegger en su etapa de Míster Universo. Pectorales, abdominales, deltoides y demás, firmes como rocas, con el añadido de presentar además superfuerza, superesistencia y superpotencia.

"Aquí donde le ven, Steve Rogers, Capitán América y primer Vengador, es tan virgen como un protagonista de Supersalidos"

Las cualidades perfectas no sólo para avergonzar a Tony Stark, Johnny Storm y Hal Jordan en el terreno de la colonización femenina (ya saben, por el símil de clavar la bandera), sino de dejar a Rocco Sufredi y Nacho Vidal a la altura de dos inexpertos colegiales. De destronar a Lorenzo Lamas como rey de las camas y vapulear todos los récords sexuales habidos y por haber. Un tipo con esa irresistible planta e incapaz de agotarse “por muchos enemigos que deba combatir y horas que dure la acción”… No nos equivocaremos si afirmamos que el Dr. Erskine es un genio de la lámpara moderno que concede a Steve Rogers uno de los deseos más anhelados por la población masculina.

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Steve Rogers alias "el cachas tonto" después del proyecto Renacimiento

Qué lejos quedan los tiempos en los que el único superpoder del Capi era ser invisible a los ojos de las tías… Ahora las féminas suspiran por él, se desmayan a su paso, se arrojan en sus brazos y le acosan sexualmente como demuestra la secretaria militar que le morrea por sorpresa. Lo dicho: la culminación del sueño del sexo masculino. ¿Y qué hace él? Salir despavorido por patas como el adolescente que eyacula accidentalmente bajo los pantalones en su primera cita (callen, ahora que lo pienso, quizás es eso lo que le sucedió).

Nada de aprovechar las ventajas que le brinda su nueva situación o explotarla hasta la extenuación, como haría más de uno (por no decir todos). El capi se limita a babear ante el culo de su amor platónico, Peggy Carter en funciones, como babea un lobo de Tex Avery ante una lobita, sacándole un beso, todo lo más, sin llegar a consumar en ningún momento. Este tío es tonto. Pero tonto re-tonto. Más que el supersoldado del catre que estaba llamado a ser, un supersoldado del celibato cuyo único coño que ha tocado en su vida ha sido el de su madre al nacer./>

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