BRUC. EL DESAFÍO crítica: Acorralado… en Montserrat

Acorralado... en Montserrat Pónganle una peluca a Juan José Ballesta y tendrán la precuela de Acorralado "Primeros añitos de John Rambo" Por Ray Zeta

<“Parecerá una función dels Pastorets hecha por alumnos de primaria”. Eso es lo que pensó Venusville en pleno cuando se anunció que TV3 y otras productoras catalanas estaban produciendo una adaptación cinematográfica del “Timbaler del Bruc”, héroe nacional de Catalunya por provocar en 1808 la retirada del ejército francés napoleónico al hacerle creer que iba a enfrentarse a una multitudinaria milicia local tocando su tambor en la montaña de Montserrat con el consiguiente estruendo causado por el eco.

   Y es que las producciones catalanas de época realizadas hasta la fecha, desde la vieja El capità Escalaborns hasta la reciente Agnosia, pasando por las televisivas Arnau y Serrallonga, siempre se han caracterizado por un look cien por cien teatral apoyado en escenarios que huelen a porexpan, bigotes más postizos que el de Groucho Marx, y un vestuario que deslumbra por nuevo por muy medieval, modernista o rural que sea la ambientación.

"Qué difícil es escapar de tus perseguidores cuando no puedes robar un coche..."

   Producciones en definitiva increíbles, pero en el sentido que no te las crees ni jarto de vino. Hasta ahora. Porque por suerte para nosotros, Bruc. El desafío es una peli catalana de época que da el pego, y que se aparta además (gracias a Dios) de la ñoñería y la corrección burguesita tan habitual en TV3, para relevarse como un violento film de acción pura y dura en clave de western con un ojo puesto en clásicos recientes.

   Ya el primer plano es toda una declaración de principios. En vez de abrir la función con una estampa de la típica familia catalana, honrada y trabajadora, de principios del siglo XIX (como hubieran hecho en TV3 para que Marta Ferrusola soltara una lagrimita), se opta por mostrar un campo de batalla lleno de cadáveres con una escena de enfermería clavada a la inicial de Bailando con lobos. Acto seguido se nos revela de qué va la peli, y para nuestra sorpresa no es una recreación de la leyenda tal como la conocemos, sino una ficción de lo que sucede a posteriori: Napoléon Bonaparte le pide al oficial destinado en l’Anoia la cabeza del tamborilero, y éste va en su busca con la ayuda de cuatro hombres.

   A partir de aquí el western con todos los tópicos del género de acción está servido, empezando por los miembros que integran el citado escuadrón, que no tienen nada que envidiar al de ningún otro, ya sea el de Predators o el de Los mercenarios. El oficial implacable (un Vincent Perez superlativo componiendo un villano frío y despiadado como el rey Eduardo de Braveheart); un catalán renegado más hijoputa que Dolph Lundgren en Soldado Universal (Santi Millán, genial en el personaje, pueden creerlo, con una caracterización clavada a la de Michael Wincott en Los tres mosqueteros); un mameluco a modo de sosias de Morgan Freeman en Robin Hood, príncipe de los ladrones, pero con el careto de Diego el cigala; y un forzudo sin lengua, versión napoleónica de M.A., experto en explosivos y en repartir tortazos. Ya ven que sólo falta el soldado latino…

   ¿Y qué hace nuestro héroe nacional al respecto? ¿Huye a Barcelona a vivir del cuento que le proporciona su recién adquirida popularidad como haría un vencedor del “Operación Triunfo” de nuestra época? Nada de eso, se recubre todo el cuerpo de ceniza a modo de camuflaje como hace Arnie con el barro en Depredador, e igualito que Rambo en Acorralado emplea las técnicas más rudimentarias de guerrilla para hacer frente a la amenaza (tanto es así que sólo falta que salga el alcalde del pueblo diciéndole a los franceses que viene a protegerlos de él y no al revés, y que sería capaz de comer cosas que harían vomitar a una cabra…).

"¡Je! Cuando me vean de esta guisa en TV3 les va a dar un pasmo"

   Pues esto es lo que encontramos en Bruc. El desafío sazonado con una buena dosis de tiros, explosiones y alguna que otra decapitación, y lo que la convierte sorprendentemente en recomendable. Lo único que se escapa es cómo han elegido a un actor castellano-parlante para interpretar a un héroe nacional de Catalunya como el “timbaler” y le han hecho hablar en catalán, en vez de poner a un actor catalano-parlante directamente (detalle que sólo se aprecia, obviamente, en la versión original). Encomiable es el esfuerzo de Juan José Ballesta por recitar sus diálogos en la lengua de Pompeu Fabra, pero aún así no evita sonar como un habitante del extrarradio de Barcelona cuya máxima ocupación es fumar porros en chándal en la placita del barrio.

   Suerte que en Venusville estos detalles carecen de importancia porque hacemos prevalecer los valores de la acción cinematográfica sobre los de la corrección lingüística. ¿De qué sino íbamos a tragarnos a Viggo Mortensen de capitán Alatriste hablando con acento argentino como un gangoso borracho?/>

INFORME VENUSVILLE
		Sentencia Quaid: Copas de yate
		Recomendada por Kuato a: a quien siempre quiso ver a Curro Jiménez con barretina y cantando “El Virolai”.
		No recomendada por Kuato a: todos aquellos que como asignatura de lengua extranjera opcional cogieron francés en vez de inglés.
		Ego-Tour de luxe por: Vincent Perez y Santi Millán, perfectos en sus papeles y firmes candidatos para protagonizar “Plunkett y Macleane 2”.
		Atmósfera turbínea por: la más que moralmente dudosa moraleja que se transmite, que echar un polvo te salva la vida, pudiendo decir la verdad, que para tener plena garantía hay que echar al menos dos.

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