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Braveheartina William Wallace se ha convertido en una Por Ray Zeta |
<Imagínense un verde paisaje escocés con altas montañas, lagos cristalinos, encrespados acantilados y el mar rompiendo sus espumosas olas contra ellos, visto todo en un barrido de cámara al compás de una música gaélica interpretada con gaitas, violines y flautines. Como Braveheart, como Rob Roy, como Los inmortales, como hasta si me apuran El Señor de los anillos. Imágenes épicas, heroicas y legendarias que nos transportan a ambientes ancestrales milenarios y nos provocan el deseo de entrar en la pantalla e integrarnos en tan evocador marco. Y más aún cuando descubrimos que estamos en la Escocia del siglo X y que la protagonista es una joven princesa pelirrojísima que se revelará contra las encorsetadas costumbres del reino para, como rezan las frases promocionales, tomar las riendas de su vida y forjar su propio destino.
Esa es la nueva propuesta de Pixar tras haber llegado a lo más alto del cine en general y del cine animado en particular facturando obras maestras como Toy Story, Los increíbles, Wall-E o Up. Una propuesta con la que a todos los amantes del género medieval épico se nos hacía la boca agua al imaginar lo que podría dar de sí este material en manos tan experimentadas y fiables como las pixaneras. Una historia épica de principio a fin que en vez de estar protagonizada por el cachas de turno estilo William Wallace o Máximo Meridio lo está por una heroína que poco tiene que ver con las ñoñas princesas Disney conocidas hasta la fecha. Ni las Blancanieves, Cenicienta o Bella Durmiente de la primera generación, ni las Sirenitas, Yasmines y Bellas actuales. Porque la princesa Mérida (que así se llama) está más cerca de las guerreras Mulán y Pocahontas, siendo más apta para adornar la carpeta de un estudiante de instituto que la mochilita rosa de una alumna de primaria.
"Con `Celtax, fina y segura` puedes cabalgar y disparar flechas sin que se mueva"
Al menos durante la primea mitad del film… Una primera mitad que cubre de sobras nuestras expectativas al presentarnos a la protagonista como un princesa adelantada a su tiempo, independiente y decidida como una mujer del siglo XXI, que monta con la misma soltura que Taras Bulba y dispara flechas con la misma destreza que Robin Hood, y que no duda en desafiar a sus padres los reyes y a una tradición centenaria, la de elegir esposo el día de su mayoría de edad, compitiendo en armas ella misma contra sus pretendientes. Una primera mitad cien por cien Pixar simplemente perfecta, que prepara el camino para lo que debería ser un conflicto de proporciones dramáticas y épicas como no se había visto vez alguna en una pantalla, y que nos hace babear en nuestra butaca más que los aliens que no salen en Prometheus.
"A medio metraje tiene lugar un giro argumental que envía al garete todas nuestras expectativas al hacer que la historia gire en torno a Mérida escondiendo a un oso" |
Pero no. No sé si debido a los problemas internos que tuvo la pre-producción (Brenda Chapman, directora inicialmente contratada, fue despedida por “diferencias creativas” a media realización y substituida por los debutantes Mark Andrews y Steve Purcell), o si por el contrario la trama principal del guión ya estaba aprobada desde el principio, el caso es que a medio metraje tiene lugar un giro argumental que envía al garete todas nuestras expectativas al hacer que desde ese punto en adelante, toda la historia gire en torno a Mérida escondiendo a un oso. Como lo leen. La princesa Mérida, la rebelde princesa Mérida, llamada a revelarse contra las leyes de su reino para forjarse su propio destino, escondiendo un oso de las gentes del castillo como Lilo escondía a Stitch como si de un vodevil se tratara. O como un esketch cómico de un programa didáctico infantil del estilo de Barrio Sésamo, o como una aventura de Los Payasos de la tele…
"Que Mel Gibson se levante la falda en Braveheart no te da derecho a ti a hacer lo mismo"
Adiós Braveheart, Rob Roy y El señor de los anillos. Adiós historia épica, en definitiva, pues hay más épica en cualquier fotograma de Aladdin, Hércules o La bella y la bestia, que en toda la segunda mitad de Brave, lo que vistas las expectativas creadas en su primera mitad, tiene tanto delito como si William Wallace no combatiera al rey Eduardo I de Inglaterra, o Rob Roy no se enfrentara al noble Montrose. Brave tiene un problema, un grave problema, y es tener dos mitades demasiado diferenciadas con un guión en su segunda parte que para nada está a la altura de sus personajes. Para esconder al dichoso oso no hacía falta presentar a la princesa Mérida como la presentan. Incluso no hacía falta ni la misma princesa Mérida, si me apuran, ya que si en vez de proteger ella al oso lo hubieran hecho sus tres hermanitos trillizos (versión pelirroja de los sobrinos del Pato Donald, Juanito, Jaimito y Jorgito), tendríamos la misma película.
Brave y Mérida se merecen más, mucho más, y por ende Pixar y nosotros los espectadores. Primeramente un villano o antagonista: una maldición sobrenatural, un traidor que quiera apoderarse del reino, hordas invasoras de tierras lejanas… algo, lo que sea, que represente una auténtica amenaza y que coja por los huevos a las tropas del rey Fergus (padre de Mérida), para que Mérida tome conciencia de su condición de heroína y se eche a las espaldas la responsabilidad de salvar a los suyos y a su pueblo (y por extensión a la humanidad) aún a riesgo de su propia vida, y previa arenga lidere una gran batalla final en la que se enfrente mano a mano con el villano de turno: como los citados William Wallace y Rob Roy, como Máximo Meridio en Gladiator, Valiant en El reino de los cielos, Aragorn en El retorno del rey, Leónidas en 300 o Juana de Arco en su título homónimo. Pero no, en lugar de eso tenemos a una princesita jugando con el oso de peluche gigante de las tiendas Natura, lo que combinado con la cancioncita de turno que sale y las gracietas tontas de los trillizos, hacen que Brave esté más cerca de Disney que de Pixar, y eso a Pixar no se lo perdono./>
INFORME VENUSVILLE |
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Sentencia Quaid: Congelada en carbonita |
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Recomendada por Kuato a: espectadores menores de cinco años y amantes de las princesitas Disney y los animalitos ídem más ñoños. Aquí encontrarán a ambos como pareja protagonista. | |
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No recomendada por Kuato a: fans del cine épico y los títulos citados en la crítica, y a los que para hasta ahora el nombre de Pixar era sinónimo de cine adulto de calidad, vanguardia y primer orden. | |
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Ego-Tour de luxe por: el título pensado inicialmente, cambiado a media producción: “El oso y la flecha”, mucho más fiel y consecuente con el producto final. |
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Atmósfera turbínea por: que aunque sea irlandesa y no escocesa, Maureen O’Hara esté demasiado viejecita para interpretar a Mérida en una hipotética versión con actores reales. |
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> BRAVE (INDOMABLE) crítica: Braveheartina William Wallace se ha convertido en una Por Ray Zeta |
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> BRAVE (INDOMABLE) artículo: De Pixar al cielo Interpretaciones, melenas pelirrojas y fx, De Walt Disney |
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