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BAJO AMENAZA crítica: El cine también es esto

   

El cine también es esto

Tras Secuestrados y Transgression, Nicolas Cage y
Nicole Kidman demuestran que no hay dos sin tres

Por Da II

 

<Hay películas malas, y peores; hay películas de serie B, y de serie Z; hay verdaderos bodrios sin pies ni cabeza a los que en muchas ocasiones les tomas cariño porque la imperfección, si viene acompañada de honestidad, siempre tiene su punto de encanto, y luego hay un subgénero que podríamos llamar el de los verdaderos engendros, un subgénero que te atrapa en la butaca o en el sofá como esas otras películas que nos emocionan y nos marcan, aunque en este caso sea revolviéndote, los pelos como escarpias, sin acabar de dar crédito a lo que estas viendo.

   Como cualquier género, este dispone de sus claves que lo identifican y singularizan. Una de las fundamentales, por supuesto, es que te entrecruza desde la primera escena; ya porque sea intrascendente y banal, o como en esta película porque además sea insustancial. No es lo mismo que el discurrir de una peli mala normal que te va aburriendo, desesperando o desencantando. Desde el primer fotograma ya te das cuenta, por ejemplo, de que los personajes resultan más encorsetados que el cartón piedra, un esperpento a lo que ayuda bastante esa expresión de estatuas del museo de cera que se le ha quedado a la Kidman y al Cage, como si la maquilladora fuera daltónica y hubiera utilizado una brocha para palidecer sus rostros. O quizá sea el color propio de la tensión de la cirugía al estirar la piel.

 

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"Conozco un cirujano que si vamos a verle los dos a la vez nos lo deja a mitad de precio"

 

   La carrera de estos dos actores merece una pequeña disección aparte. Todos sabemos que envejecer en esto del séptimo no es sencillo (ahí esta el pobre ex de Nicole con sus 50 tacos todavía dando saltos intentando agarrarse a personajes más juveniles), y no son pocas las películas y los personajes que giran alrededor de la decrepitud del artista, pero con estos dos no queda duda de que la realidad siempre supera a la ficción porque no acaban de encontrar en su madurez un camino decente y van de trucha en trucho para terminar de pareja en este rescoldo del celuloide donde les intentan exprimir las cenizas de su fama.

   Así que los pobrecitos no les ha quedado más que interpretar a una acaudalada pareja, con su hijita, rebelde pero no putona, en una casita de ensueño, en un barrio muy verde y residencial, dispuestos a ser secuestrados en su propia casa por un grupo de ladrones que no pasarían el casting de Torrente 4 (por mencionar a otro engendro); un camello con anhelos de traficante, su hermano psicópata con fantasías de jardinero de película porno, un gorila cobrador de deudas de algún mafioso más importante, y una stripper flipada novia del camello y con una ropa interior negra con encajes rosas (no es baladí esta mención porque es su gran aportación interpretativa). En fin, nada que ver con los ex soldados kosovares que se dedican a asaltar los chalets por estas latitudes.

 

  "Un esperpento a lo que ayuda esa expresión de estatuas del museo de cera que se le ha quedado a la Kidman y al Cage"  

 

   Ellos, los malos y secuestradores, dispuestos a que les abra la caja fuerte para llevarse unos diamantes, y él, Nicolasito, dispuesto a no dárselos amparado en la lógica fundamental de que pá chulo mi pirulo. Mientras, Nicole va dando gritos y saltos y poniendo una expresión de cómo he acabado yo aquí si tengo un Oscar y he sido la imagen de Chanel. Si hasta que la pareja sean Nicole y Nicolás tiene algo de Zipi y Zape... Y así que van y vienen, que me los das, que no, que te mato, que sí, que no… Que me escapo y te doy un sillazo, que te vuelvo a pillar, que me suelto, que ahora te cojo, que ahora te vuelvo a matar pero no lo hago porque antes, por esa tradición de que el malo antes de cargarse al bueno le tiene que explicar alguna historia, una vez, o dos o las que haga falta, como que su madre no lo quería y él acabó de traficante de poca monta pero que le dio por expandir el negocio y fue un desastre y que necesita el dinero, pobrecito, para pagar sus deudas, unos chapuceros, lo dicho. Claro que no solo andan a la greña unos por sus intenciones de escapar y los otros por seguir con su posición de carceleros, los mismos secuestradores también se lían en piques y mamporros, en cierta confusión que a uno le hace intuir algún tipo de discusión guardada por una rivalidad deportiva. Como si no tuvieran suficiente en traumatizarse los unos a los otros con los diálogos.

   Suele ser habitual en este tipo de películas de secuestros que la tensión gire alrededor de la angustia y el suspense, pero vete aquí que el amigo Schumacher (Batman Forever, y Batman y Robin, entre otras, ya hablan de su talento), pues le da por basar la trama en los giros, tanto en el abuso de los sustitos de que aparezca de no se sabe dónde el personaje de turno para encañonar al que encañona, o al encañonado, como subtramas escondidas que van aflorando a medida que avanza el encierro, para alimentar las rencillas entre los personajes, y sus intenciones escondidas, unos giros concentrados en la parte final del desenlace a los que solo les falta que hubiera aparecido una madrastra, de quien sea, en su sillita de ruedas empuñando una Magnum del 45.

 

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"Yo a este tío le pego un tiro antes de que se le ocurra hacer Ghost Rider 3"

 

   Porque al amigo director, para que no se le escape ni un mérito del engendro, le da por jugar con la ambigüedad en algunos momentos, y no se le ocurre otra que esconder si la Kidman tuvo una aventura con el secuestrador psicópata, que además en otro giro de esos que pasarán a los “anales” resulta que uno no sabe que está como una chota hasta justo el final de la película, y encima plantea el rollito por medio de unos flashbacks forrados de claridad, cuyo gran logro es la evocación de cualquier escena porno de medio pelo, en especial la del tío cachas saliendo de la piscina hacia la ama de casa que lo mira mientras bebe una copa como distraída (aunque como ella es una buena ama de casa en este caso sorbe un tazón de Cola Cao). En fin, cada director tiene sus referencias y todas son válidas. Si para Hicthcock esta hubiera sido su primera película habría sido panadero.

   En fin, que nadie se alarme porque la familia que da mamporros unida a un grupo de secuestradores permanece unida, sobre todo si disponen de esa habilidad tan americana de que cualquiera puede pasar de cortar zanahorias en la cocina, vestida con su chándal y sus gafitas, a cepillarse a alguien con una maquina de disparar clavos, o al menos intentarlo con la tranquilidad de un marine entrenado./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Condenada a alforfones
     
     
 

Recomendada por Kuato a: fundamentalistas de cualquier signo que quieran corroborar con satisfacción la decadencia de occidente, y en especial del imperio yanqui.

     
 

No recomendada por Kuato a: los que siempre les ha dado algo de miedo esa expresión de mala leche de la Kidman. Entre la palidez y la tensión facial todavía da más miedo.

     
 

Ego-Tour de luxe por: que una vez el amigo Nicolas no le haya dad por lucir alguna de sus portentosas pelucas. Aunque el modelo de gafas, como muy retro, también tela.

     
  Atmósfera turbínea por: Avyle, Kyle y Sarah. Los nombres de la niña, el papá y la mama. No es que sean feos, al contrario, pero el dialogo se basa fundamentalmente en chillárselos entre ellos hasta el infinito.

 

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1 Respuesta

  1. Anónimo
    La peluda<br />La peli es mala de cojones y Cage y Kidman, bueno, qué se puede decir de ellos: él siempre me ha parecido un mal actor y sé que sus peluquines piensan como yo. ¿Y la Kidman? la Kidman era guapa. Total, un desperdicio.

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