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ABRAHAM LINCOLN: CAZADOR DE VAMPIROS crítica: I want (to bite) you

   

I want (to bite) you

Ahora ya sabemos de quién aprendieron
Van Helsing y Blade su particular oficio...

Por Víctor Parkas

 

<“¡Mira, me importa una mierda Abraham Lincoln! ¡Y la Guerra Civil fue toda un montaje!” Buddy Bradley

   No es la primera vez que un icono de lo americano como Abraham Lincoln es reciclado por el fantástico. Recordemos, por ejemplo, la cult movie dirigida por William Lustig Uncle Sam, donde un soldado americano perecido en la Guerra del Golfo volvía a la vida en forma de pseudolincoln psicópata. Si bien los paisajes por los que transitan tanto ésta como A.L. Cazador de vampiros son diametralmente opuestos, Lustig por lo menos comprendió que si quería dignificar una obra de tal calado sólo contaba con una vía posible: el sano y ruidoso pitorreo. No podemos decir lo mismo de la última película de Bekmambetov, un film tremebundamente fallido como producto de cine fantástico y sumamente aleccionador en su tesis política.

   Desde El peque se va de marcha no oíamos un título que tan bien sirviese de sinopsis para la película que encabeza: efectivamente, el protagonista se llama Abraham Lincoln y, sí, caza vampiros; sin embargo, los que esperen ver al presidente americano cumpliendo sus funciones institucionales por la mañana y masacrando chupasangres por la noche deberán esperar hasta el último tercio de la película, puesto que en los dos primeros se nos muestra su infancia, aprendizaje y primeros pasos como cazador de vampiros, algo carente de sentido en un film que ni por asomo tiene vocación de inicio de saga, por una decena de razones distintas.

 

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"Si Elvis y JFK cazaban momias en Bubba Ho-Tep, yo no voy a ser menos"

 

   De este modo, lo que debería haber sido un prólogo ocupa más de una hora de metraje donde el único acierto son las líneas paralelas que la película traza con algunos orígenes de personajes superheroicos: en el film, la madre de Abe es asesinada –como fueron asesinados los padres de Bruce Wayne o el tío de Peter Parker- por un vampiro cuando Lincoln era un niño; en su infructuosa búsqueda de venganza, se ve abordado por un misterioso personaje que le entrenará en el noble arte de cazar bebedores de sangre… Lástima que el aire místico de un, siguiendo con la alegoría superheroica, Ra’s al Ghul nos sea escamoteado en favor de un don Juan de medio metro con un peinado más digno de Jersey Shore que de un caballero del XIX.

 

  "El última film de Bekmambetov es tremebundamente fallido como producto de cine fantástico y sumamente aleccionador en su tesis política"  

 

   Sin aportar nada interesante al cine de vampiros, la película incluso tiene resbalones importantes en lo que respecta a las bases mitológicas de estos monstruos, confundiéndolas con las de otros: la única forma de acabar con ellos en la película es decapitación mediante o con (ojo, eh) balas de plata, unas decisiones que parecen estar lejos de ser pretensiones innovadoras, sonando más a una dislexia de guión entre licantropía, imaginería zombie y vampirismo. En lo visual, los vampiros del film recuerdan a los de propuestas modernas como Underworld o Van Helsing, dándoles el maquillaje y el uso de CGI, por lo menos, el aspecto feroz y turbador necesario para provocar algunos sustos con sus apariciones.

 

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"Yo no confiaría en que Spielberg saque esta faceta tuya en el biopic que está rodando"

 

   En cuanto a su contenido ideológico, por muy liberal que éste sea, la película se descubre tan reaccionaria como las peores obras de Oliver Stone o Michael Moore. Si en 300 -fábula protofascista que resultaba deliciosamente divertida por su uso de la hipérbole- los persas eran desdibujados hasta el extremo de dudar de la humanidad literal de los mismos, en A.L. Cazador de vampiros van un paso más allá, y a la contra, aseverando que el ejército sudista estaba formado por vampiros. Un descaro que podía haber pasado por chiste pop y, de ser así, celebrarse con Chiantí y matasuegras, se descubre al final de la película en una decisión inequívocamente partidista y de un oportunismo político de lo más recalcitrante indistintamente del signo que enarbole, pues es su desfachatez lo que abochorna.

   Pese a lo prometedor que Timur B. nos pareció con Guardianes de la noche, alabada por personajes como Quentin Tarantino, las esperanzas depositadas en él ya se pusieron en duda con su primer film americano -la adaptación homónima del cómic Wanted, que consiguió descafeinar y arruinar por completo en su translación a la pantalla- y han sido por entero aniquiladas con A.L. Si el subgénero vampírico ya se encuentra en horas bajas por culpa del hype Crepúsculo, el cansancio prematuro de la serie True Blood y la persistente hegemonía del fenómeno zombie, películas como A.L. sólo funcionan como un clavo más en el camastro-ataúd para los discípulos de Drácula. Y para los de Reagan, también./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Congelada en carbonita
     
     
 

Recomendada por Kuato a: fans de Stephen Sommers. Y ya que estamos con recomendaciones, les recomendamos a los mismos hacérselo mirar.

     
  No recomendada por Kuato a: simpatizantes del partido republicano que la gozaran viendo Vampiros de John Carpenter. No tiene nada que ver una cosa con otra, pero vaya tarde les espera como entren a verla…
     
  Ego-Tour de luxe por: el consuelo de que, mientras Tim Burton se dedique a la producción, habrá una película menos de Johnny Deep con pintas de mamarracho en su maltrecha filmografía.
     
 

Atmósfera turbínea por: que el director del panfleto sea natural de Kazajistán y de nacionalidad rusa. Chúpate ésa, Sylvester.

 

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1 Respuesta

  1. Anónimo
    HATE!<br />Juas... Bravo por la referencia inicial de LOS BRADLEY, hamijo Parkarl! Mr.Moore from Arkham Exilium

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