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LA HORA DEL SILENCIO crítica: No me chilles, que no te oigo

Joel Kinnaman llama joputas a los polis corruptos con el lenguaje de signos en La hora del silencio

ROBERT THORNHILL

Allá por el 2016, el gran Mike Flanagan nos obsequió con una entretenida home invasion protagonizada por su mujer y musa Kate Siegel llamada Hush, con una sordomuda defendiéndose con uñas y dientes de un imitador de Leatherface que se intentaba aprovechar en vano de las deficiencias de la pobre protagonista. Pues bien, ocho años después, Brad Anderson dobla la apuesta y nos coloca a dos sordos (pero no mudos) en un edificio en ruinas jugando al gato y al ratón con un grupito de policías corruptos en una película que lleva por título La hora del silencio, que vuelve a introducir el elemento de la sordera como leitmotiv de la trama. Un mortal kombat imaginario entre las dos pelis acabaría en tablas, porque Anderson vuelve a demostrar que sabe lo que hace y sale muy airoso de una propuesta que en principio estaba abocada al tópico pero que le sabe dotar de personalidad.

En un plano menos violento que The Wire o La ciudad nuestra, La hora del silencio se mueve en el mundo de los polis con doble moral que se dedican a trapichear por Boston para sacarse una pasta extra. Hasta que una mujer sorda interpretada por Sandra Mae Frank (que tampoco oye en la vida real) los graba in fraganti con el móvil y con toda la buena fe lo denuncia. Afortunadamente, el detective encargado del caso (este sí…legal) Joel Kinnaman, también en camino de perder el oído, es el encargado de interrogarla y ya tenemos servida esa peculiar pareja de inválidos luchando contra una pandilla de maderos que quieren acabar con una incómoda testigo accidental. Con esta sencilla premisa, Brad Anderson logra mantener la tensión durante la hora y media larga que dura, con los dos sordoprotas en plan Mario Bros, pasando de planta en planta superando los obstáculos que les van saliendo.

 

"La suerte de ser sordos y no mudos es que podemos decir 'Yipi ka yei'"

 

Hay que sacarse el sombrero con Joel Kinnaman, digno heredero de Liam Neeson con esa eterna cara de sufridor, porque emulando esa obsesiva preparación de Daniel Day Lewis de los personajes, el sueco se ha currado el suyo con problemas auditivos, dándole credibilidad dominando el complicado lenguaje de signos. Aunque se echa en falta algún subtítulo en ciertas partes de la peli, mucho mérito el del último Robocop, más teniendo en cuenta que se enfrenta a una sorda de verdad como Sandra Mae Frank.

"Las deficiencias auditivas de los dos protas las utiliza Brad Anderson como un arma dinamizadora, huyendo de victimismos"

Huyendo de comedietas cursis como Coda o dramones de superación como El sonido del metal, las deficiencias auditivas de los dos protas las utiliza Brad Anderson como un arma dinamizadora, huyendo de victimismos y focalizando la trama en un ejercicio de supervivencia con pocos momentos para  lamerse las heridas. De hecho, la imagen de unos polis cutrangas intentando acabar con dos sordos, por momentos nos recuerda a Solo en Casa con Macauly Culkin defendiéndose de un Joe Pesci y Daniel Stern, o incluso No respires, con ese extremo silencio que el prota utiliza como arma contra unos desesperados ladrones que la van cagando una y otra vez.  También hay ecos de la mítica La jungla de cristal, aunque se echen de menos personajes malvados como Alan Rickman, pero bueno, ese espíritu de la acción por acción sin grandes efectos especiales, nos recuerda a otros tiempos.

 

"Después de No me chilles, que no te veo versionaremos El expreso de Chicago"

 

Lo más parecido que tenemos al profesor Severus Snape en La hora del silencio, es a otro ilustre villano: Mark Strong, quien apenas tiene cuatro o cinco escenas en pantalla que nos saben a poco. Un secundario de lujo que pocos momentos comparte con un sueco como Joel Kinnaman, que se reafirma en sus roles de tío duro después de Compasión con el diablo con Nicolas Cage y Noche de paz de John Woo. En una era donde nuestros héroes de acción están semijubilados, se agradecen caras varoniles que no necesiten meterse esteroides ni disfrazarse para luchar contra los malos.

Seguro que habrá muchos haters que critiquen a La hora del silencio porque a la media hora ya te vas oliendo el final, pero bueno, tampoco creo que busque convertirse en un clásico para guardar en videotecas. Simplemente nos deja un buen rato de blanco entretenimiento con una pareja de sordos y unos matones bastante torpones con buenos momentos y mucha acción.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Copas de yate

INF VNV 4

Recomendada por Kuato a: los que estén cansados de ver a Liam Neeson hacer una y otra vez los mismos papeles de poli viejuno y renqueante. Joel Kinnaman está en la pole position para sucederlo.

No recomendada por Kuato a: los que les guste más el rollo de Denzel Washington en Training Day o de Jon Bernthal en La ciudad es nuestra. Los polis corruptos de esta peli dan ganas de llevártelos de copas por pardillos.

Ego-Tour de luxe por: que La hora del silencio, sin apenas muertos, sangre, ni por supuesto sexo, es un producto agradable para ver en una lluviosa tarde de domingo en familia…No sigo que aún me pondré a llorar

Atmósfera turbínea por: no haber aprovechado más al gran Mark Strong en un personaje maltratado por el guionista.

 

LA HORA DEL SILENCIO. “The Silent Hour” (2024). ESTRENO EN VENUSVILLE: 18/10/2024.

 

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